Un oposicionismo raquítico de ideas, sin consuelo y sin alternativas políticas que ofrecerle a los venezolanos, pero hambriento de protagonismo mediático, apeló a su viejo y displicente truco de invocar a sus cadáveres insepultos.
Por eso, es que recientemente vimos a Luís Miquilena hablar con su voz de ultratumba en nombre del oposicionismo. El sector de la oposición invoca a Miqui desde el Más Allá, porque considera que el héroe de Micabu está envuelto en eso que Conny Méndez llama el “círculo electrónico”. Es decir, Miqui -a quien Teodoro Petkoff comparó en sus editoriales de Tal Cual con el propio Don Corleone por el caso Micabu- es hoy el personaje llamado a cumplir un “lapso karmático” para la enclenque oposición.
De tal manera, Miqui es presentado mediáticamente como el “Amor Divino, la Inteligencia Divina, el Poder Divino, el Equilibrio Divino y el Aliento Divino” para un oposicionismo que de divino no tiene nada. Miqui es ascendido, a pesar de los residuos descompuestos que salen de su colador mental, a la categoría de “Maestro de la Sabiduría contra la Reforma Constitucional” por los mismos medios que ayer lo atacaron por el caso Micabu-Multinacional de Seguros.
O sea, es decir, o sea éste sector opositor -que en los 40 años de la IV República sacó a los muertos a votar-, hoy recurre a la engañifa de levantar a Miqui de su lecho de difunto político para que diga cualquier cosa. Porque el oposicionismo debe vociferar contra la Reforma Constitucional, no importa quien lo diga ni lo exprese fallo.
Pero, ¿con qué se come ese Luís Miquilena descompuesto y residual que el oposicionismo sacó del refrigerador y se lo ofrece a sus seguidores como si fuera un plato de primera mano? Veamos. He aquí el modo de preparar la receta Miqui a la Micabu.
MIQUI A LA MICABU
Ingredientes: 5 rodajas de la lengua de Miqui aderezada con lo que dijo el 11-A de 2002; 500 gramos de las recomendaciones de Allan Brewer Carías para puyar mortalmente la Constitución de 1999; 2 cucharadas del Decreto Carmona; dos tazas de aceite de Cabeza ‘e Motor; 2000 acciones de Micabu; 3 tazas de saltos de talanqueras a la Miqui y 4 cucharadas de traiciones al presidente Chávez; 15 editoriales de Petkoff contra Don Corleone; 4 onzas de ataques de la oposición contra Miqui; las mismas 4 onzas pero de felicitaciones del oposicionismo al Héroe de Micabu, C.A. (Miquelena, Carrero y Bujanda); 3 tazas de ataques contra Tobías Carrero Nácar y a la Multinacional de Seguros; las mismas 3 tazas de congratulaciones del oposicionismo a Tobías Carrero Nácar y a la empresa Multinacional de Seguros
Esta receta también lleva los ingredientes siguientes: 7 cucharadas de la frase: ¿con qué se come la sociedad civil?; 7 cucharadas de servilismo de la sociedad civil colgada de Miqui; medio litro de presiones de Don Corleone a magistrados y jueces; dos trazas de negociados antihigiénicos de Miqui-Tobías; y una garrocha para pasarse con todas sus maletas a una conspiración de ultraderecha y 3 kilos de vileza miquilenista.
Preparación: Introduzca todos los ingredientes en una urna lo suficientemente grande como para que no se salga ninguno de los ingredientes al revolverlos. Bata a Miqui con energía hasta que esté bien mezclado con lo poco que queda del liderazgo del sector opositor. El batido es más fácil si usted se ayuda con los voceros del gobierno de Estados Unidos, el Departamento de Estado de USA, el Pentágono y los dueños de los medios de difusión privados.
Como los ingredientes se empezaron a descomponer, aunque ya venían corrompidos, vamos a dejar hasta aquí la preparación de éste plato no muy suculento. Pues, sabemos que es platillo es inmasticable, inderigeble, incomible y aborrecible. De allí, que muchos comensales -cuando Miquilena reapareció desde ultratumba por la televisión oposicionista opinando contra la Reforma Constitucional-, se preguntaron alarmados: ¿Con que se come Miquilena? ¡Fo!