Las palabras del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, minutos después del primer boletín oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE), reconociendo el triunfo del “NO” sobre el “SI”, son un ejemplo vivo de la entereza que le falta a la oposición para reconocer las derrotas sufridas por el proyecto revolucionario.
Chávez nunca ha evadido responsabilidades. Lo demostró en el 92 cuando ya prisionero se dirigió a sus compañeros de armas, para que desistieran de sus acciones y decirles a los venezolanos que “por ahora no se habían logrado los objetivos”.
El día en que le aprobaron el referendo revocatorio y el domingo 2 de diciembre, cuando utilizando el mismo “por ahora”, asumió ante los venezolanos que su propuesta fue rechazada.
Lo hizo con mucha serenidad, valentía, hombría. Chávez hubiese podido poner en tela de juicio los resultados tal como lo hacen sus adversarios reiteradamente, cuando pierde cualquier comicio, pero sin duda, pensó en los venezolanos.
Un cuestionamiento de ese tipo por parte del Presidente, quizás hubiese causado contratiempos y posiblemente esas absurdas y peligrosas protestas a las que nos tiene acostumbrado la oposición, con heridos y muertos, si recordamos al asesinato de la estudiante de periodismo de LUZ en Maracaibo, Flavia Araujo y del compatriota José Oliveros, abatido por la espalda en Carabobo.
Imagínense ustedes, mis amigos lectores, lo que estuviese pasando en este país, si en lugar de ganar el “No, triunfa el “Si”. Sucedió lo contrario, pero tenemos un hombre de principio, con ética y convicciones en el poder.
El máximo líder del proceso revolucionario no solo reconoció el triunfo del “NO”, sino que admite los errores sobre los que se tomarán los correctivos necesarios.
A diferencia de la oposición golpista, no salió con un cuchillo a ubicar posibles culpables para desmembrarlos. Es más, lo he escuchado diciendo que ni siquiera se debe perder tiempo buscando responsables. Hubo fallas y han de corregirse.
Pero la oposición ni se diga. Todavía recuerdo cuando el entonces candidato presidencial, Manuel Rosales, reconoció el triunfo de Chávez. Por poco lo acribilla un sector de su misma gente, que todavía no lo perdona.
Las criticas y la forma como despotrican del CNE, es hartamente conocido en los procesos comiciales. Eso para ellos es una vieja práctica. Igualmente debo decir que los adversarios de Chávez nunca pensaron ganar el referendo y basaron su campaña en el tan cacareado fraude electoral.
Pensando en la derrota de siempre, intentaron convencer a la gente de que perderían en vista de que el CNE es una institución que hace trampa porque esta controlado por el Gobierno nacional.
Pero la verdad se impone. Aunado a esto, la actitud demócrata de Chávez les desbarató el único argumento con que cuentan en el escenario nacional e internacional, para enfrentar la revolución, ahora no sé que treta se inventarán.
Lo cierto es que ganó el bloque del “No” porque fue la decisión mayoritaria y ahora las preguntas que surgen son: ¿Seguirán pensando que el CNE hizo fraude? ¿O ahora dirán que el CNE es transparente porque triunfaron?
Bueno, en cualquiera de los casos, el caradurismo de esa gente es de tal magnitud que ya salen con el rostro bien lavado, sin importarles la mentira, el engaño para con la gente de este y otros países sobre el CNE. Ni siquiera se sonrojan. Siguen creyendo que la gente es imbécil.
Por eso no les creen. Además, saben que los salvó la abstención de los chavistas que rechazaron el proyecto de reforma que propuso el máximo líder revolucionario, por cuanto ellos por si solos no tienen votos para derrotar a Chávez.
El comandante les advirtió que ganaron en un final de fotografía al tiempo que les recomendó administrar bien el triunfo, porque seguirá trabajando por la constitución roja rojita.
Un buen consejo, pero como ya dije, a estos adversarios golpistas que califican a Chávez de tirano, traidor y cobarde, les falta la honestidad, enteraza y valor, para darle la cara al país, cuando la población les reclama un proyecto serio y coherente.
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