¿Es posible?

Reconciliación

Luego del referéndum del 2 de diciembre pasado algunos sectores de la oposición y medios de comunicación han nombrado la palabra reconciliación y han enarbolado banderas por la tolerancia y la amplitud. Por supuesto el llamado es al sector gubernamental, y principalmente al Presidente Chávez, y no podía ser de otra manera, ya que ellos son los que sostienen desde hace tiempo que este gobierno es excluyente y autoritario.

La verdad es que en este país el descaro y la mala intención no tienen límites. Sin compartir el estilo ni las formas de los ministros que han declarado al respecto, comparto su criterio sobre el hecho que estos llamados al reencuentro y la conciliación no son viables, por lo menos en los términos en que están planteados, y mucho menos por los interlocutores que los plantean. Pongamos por ejemplo a Yon Goicochea, el muchacho de la película, la figura del 2 de diciembre, cuarto bate, novio de la madrina y primera base: Ni siquiera pudo esperar que pasara diciembre para por lo menos disimular, se montó en un avión para viajar a Europa, invitado por la ultraderecha española, nada menos que los dolientes del régimen franquista, para sermonear al parlamento europeo, abrirle los ojos, y especialmente a los parlamentarios de izquierda, a que se den cuenta que lo que existe en Venezuela es una dictadura cruel y mala, maluca más bien, y que se dejen de pendejadas de solidaridad por ideales pasados de moda. El doble discurso, que puede convertirse en triple o múltiple según las circunstancias lo requieran, siempre con el mismo objetivo: sacar a Chávez del poder, a como de lugar. Y si nos ponemos a desfilar por los distintos voceros de la oposición, que quieren pintarse como criaturas angelicales, observaremos las mismas contradicciones e hipocresía.

No es posible la reconciliación que ellos plantean, y no es posible porque lo que se debate en este país son 2 visiones opuestas y antagónicas del mundo, con intereses contrapuestos. Quienes integran hoy los sectores de oposición tuvieron bastante tiempo para gobernar, para incluir, para conciliar, para concientizar que el desarrollo de una sociedad de manera armónica solo es posible a través de la solidaridad y la inclusión de todos los sectores, y la comprensión de que el deber de un gobierno realmente solidario es establecer políticas a favor del colectivo, procurar que los sectores desposeidos puedan insertarse al modelo productivo, sin dádivas, con formación, con educación y con oportunidades reales. Con todas las fallas que se le puedan achacar a este gobierno, es por mucho el único que ha apuntado a un modelo de esta naturaleza, que se llama socialismo, y no esa patraña mediática que nos venden todos los días como quien amenaza a un niño con que viene el coco.

¿Cómo hablar de reconciliación si lo que se ha sembrado es el odio hacia una figura y hacia un sector?. Muy cristianos y católicos los señores, hasta de buenos sentimientos dirán algunos, pero no dudan en apoyar la tesis de la bala entre las cejas como vía de solución a todos los problemas pasados, presentes y futuros que tiene el país.

Disculpen que no escriba acorde a los tiempos navideños, pero es que la masa no está para bollo, y mucho menos para hipocresías.

cogorno1@cantv.net


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Arnaldo Cogorno M.


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