Quejidos de manitas blancas

Los últimos acontecimientos registrados en el país convalidan una guerra mediática sistemática de consecuencias impredecibles. Los opositores (“líderes”) estudiantes, payasos formados al calor de las miserables campañas mediáticas y las prebendas económicas que perciben por subvertir el orden público, están nuevamente en la palestra manipulando a grupos de estudiantes disociados que por irreverencia, por moda y malacrianza pequeño burguesa, salen como borregos a luchar por la “libertad” y por el no a la enmienda.

  Dominando a la perfección el arte de la ignorancia, esgrimen consignas que no terminan de preñar voluntades a la estupidez esquizofrénica que profesan, la mentira como consigna de lucha surge de los laboratorios de guerra sucia, mancillando la inteligencia de todo aquel que tiene, como sinónimo de vida, la honestidad.

  Su desproporcionada carencia intelectual y de análisis los envuelve en una parálisis casi disfuncional de morbosidad creciente, donde los espasmos faciales son reflejo del odio que profesan hacia todo aquel que los adversa en el nuevo hobbie del cual hoy se apoderan, como lo es la protesta en las calles.

  Niños y niñas que salen a marchar en contra de una enmienda de la cual desconocen contenido y forma, saben que tiene que luchar por la “libertad” aunque no entiendan el concepto ni significado de la palabra libertad. De algo sí son eruditos: del ODIO. Son dueños de una miserable vocación de desprecio a todo aquel que, por su condición económica, no sea parte del clan.

  Manitas blancas que deambulan sin un norte, expuestos como carne de cañón a los planes de los golpistas. Con una fuerza de choque (bandera roja) conformada por los pendejos, por los mamertos, por los hijos de los barrios, que hoy en su inconciencia y fantasía pretenden ser iguales a los hijos de papi y mami, soñando con una realidad al buen estilo de Rubén Blades, buscando a su Ligia Elena, y ellas salir de la norma, buscando a su marginal cornetero, tira piedra y héroe de las marchas, el propio molotov.  

  Ahora bien, estas fuerzas de choque utilizadas por la oligarquía política y los depravados de los medios de comunicación privados al servicio del imperialismo, tienen instrucciones de subvertir el orden, incendiar a nuestro país como fuerza choque, saben de antemano qué hacer y donde refugiarse (no porque sean inteligentes, son marionetas que se ajustan a un libreto) dejando a la manada de borregos que asumen la protesta como hobbie expuestos en el proceso (bombas y piedras) del restablecimiento del orden publico, sólo aquí comienzan la telenovela al mejor estilo de Corín Tellado, donde los malos, “los policías”, reprimen a los opositores estudiantes, que bajo el discurso de la paloma de la paz, son ultrajados en sus más elementales derechos humanos. La vaina da risa, pero es cierto, estos maniquíes de probeta con ojos llorosos (no producto de las bombas lacrimógenas) y con prendas íntimas (léase pantaletas e interiores) como ticket de metro, comienzan a quejarse de la supuesta barbarie y la desproporción. Atrás dejan el camión cargados de bombas y guarataras, no hay “táima” posible, todo el aparataje mediático queda en el olvido, comienzan las ediciones de los videos, el desprestigio surge como forma de lucha.

  Hoy en caravana carnestolenda, los hijos de papi y mami salen a marchar protegidos por la policía, con reina y todo, son tan flojos que contratan camiones para que carguen los arsenales de molotov y piedras, con las cámaras de globovisión paralelo a la marcha, y las marionetas gritando consignas por la libertad, por la democracia y hoy por el NO, algo tienen que hacer, algo tienen que decir, luego, en algún café de las Mercedes, sus hazañas serán las protagonistas de una conversación, Ligia Elena pagará el consumo de las birras con su tarjeta de crédito y su trompetista prometerá nuevas hazañas.

  Ahora bien, los recuerdos llegan a la memoria y nos trasportan a los años sesenta, setenta y ochenta, donde la juventud estudiantil era sinónimo de lucha, nuestras reivindicaciones un clamor de vida, las ideas y la conciencia, un patrón de conducta. No había protección policial en nuestras marchas, no había toda la parafernalia mediática ni prebendas económicas para mover conciencias. El compromiso de clase y nuestra pasión, eran reprimidos brutalmente, a bala limpia, la desventaja era absoluta: bala contra piedra. Muchos murieron, nadie pagó muertes de estudiantes revolucionarios. Muchos fueron los presos, muchos los perseguidos. La diferencia es descomunal.

  Los quejidos de las mamitas (opositores estudiantes) seguirán retumbando en nuestros oídos, sus malacrianzas ocuparán primera plana en los medios fascistas, sus mentiras otros las programan, ellos sólo las relatarán hasta que los conscientes exploten y los manden a llorar pa’l Valle.

NO HAY NADA MÁS EXCLUYENTE QUE SER POBRE.

Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos

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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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