En una
oportunidad titulé un artículo: “Fidel cómodo, Chávez jodido”,
donde simplemente exponía que Fidel arrancó desde cero la Revolución
Cubana y fueron construyendo su socialismo disciplinadamente. Pasando
el trabajo parejo, claro, pero cada vez más orgullosos de los logros
en todos los campos.
Los traidores
murieron tal como los que traicionaron y como los que asesinaron. Y
los pitiyanquis se fueron a Miami.
Allá
son estadounidenses de segunda pero disfrutan de las iniciativas que
se llevaron para crear capitales monetarios: unos en comercios legales,
pero otros en extensiones de bares y casinos como los que habían convertido
a Cuba en el “burdel de América”.
Y lo
que hacen es echar vainas en contra de un gobierno y pueblo dignos.
Por extensión, salpicando de excrementos verbales el nuestro.
Recuerdo
cuando en mi columna semanal en EL TIEMPO de Pto. La Cruz (por 22 años
y me sacaron en 2006) expresaba que Fidel Castro debía internamente
reírse a carcajadas cuando en cada reunión o cumbre latinoamericana,
los presidentes ignorantes de países de América de aquella época
oscura, todos pues, le proponían, o le exigían que copiase sus modelos
de gobierno y de sociedad.
O sea
que debía descuidar las labores de la agricultura y la cría; que la
pesca de arrastre no marcara la destrucción ecológica; no convertirse
en una potencia americana y mundial en los deportes; que la educación
no llegase a todos los estratos sociales eficiente y gratuita –no
salir del analfabetismo–; que la medicina no siguiera avanzando
y que tampoco fuese gratuita y buena para todos.
Que hiciera
como ellos, que se fijara y los copiara igualitos, gobernando para que
no haya corrupción; sin la delincuencia que no parte de la creciente
marginalidad que, de paso, no generaban; que, como ellos, acabara con
la inseguridad, que luchara contra las drogas, y que no hubiese desempleo,
entre tantas.
Que no
fuese solidario con otros pueblos, etcétera. Que se convirtiera en
un descuidado gobernante. Que siguiera sus ejemplos. Ja, Ja, Ja…
Chávez
ha venido tratando de cambiar un país con todo el mierdero adentro.
Y con todo lo que sabemos que significa luchar contra los poderes constituidos
que quieren seguir mandando, explotando y especulando. Y con apoyo externo
de los otros estercoleros. Y que me perdone la mierda. Disculpen, el
estiércol…
Imagínense,
se han cambiado algunas leyes ajustadas a la medida del mundo monetarista,
y con esto acompaño el criterio de mi amigo Manuel De Brabandere de
no llamar “capitalismo” al sistema, ya que siempre interviene un
capital, el mayor y mejor, que es el capital humano.
Ah, camaradas,
los muy informados o conocedores ruego me disculpen porque algunas veces
me extiendo en los artículos –como me lo comentó a manera
de sugerencia mi querido primo-hermano Jesús Sevillano (el olvidado
en los programas musicales de emisoras del proceso o en conciertos,
siendo un revolucionario a toda prueba)
–, aclaro que a veces lo hago para muchos camaradas noveles o
para refrescar situaciones o conceptos.
Bien.
Decía que hay tantas leyes cambiadas, pero más las hay por cambiar
o por crear. Una de ellas, o a lo mejor son varias, que quisiera compartieran
conmigo, como es la que limite, evite, prohíba los desplazamientos
de gobernantes municipales, gobernadores, fuera de los ámbitos de sus
competencias.
Simplemente
es eliminar que veamos alcaldes de un municipio equis haciendo giras
políticas, fuera de las campañas eleccionarias nacionales, haciendo
proselitismo, y del barato.
Más de una vez estuvo “leopoldito” por Anzoátegui. O ratonsky en las mismas circunstancias. En especial por Lechería que es el municipio más escuálido de Venezuela.
Si quieren
un orador de orden, búsquelo (sí los hay) dentro de sus partidos,
pero no en funciones de gobierno.
Utilizan
los recursos de sus municipios, y lo peor, su tiempo de trabajo (son
funcionarios como cualesquiera otros) que en vez de dedicarlo a sus
comunidades, andan buscando mecanismos para surgir mediáticamente y,
lo más dañino, para desestabilizar.
Igualmente
ocurre con los gobernadores. Más de una vez vimos a Rosales “haciendo
el ridículo” –apreciación los que somos inteligentes–
y recibiendo aplausos de sus obligados admiradores, en Margarita. También
por acá en tierras firmes orientales, sin agua por todas partes.
Bastante
ruleteó (parece que antes de enfermarse, según dicen) “frijolitico”.
Así como lo hicieron otros especimenes que pululan en la oposición.
Ocurrió con “cachuchapa´tras”, etc.
Y más
reciente, y con ellos sentimos que es una gran burla nacional, que “el
vámpiro” (según Nolia) viaje a España, a Colombia, a Brasil y,
lo más arrecho, hablando mal del proceso venezolano, del Presidente
Chávez.
No puede
darse ese lujo. Hablar fuera del territorio venezolano contra un Líder
universal como nuestro Presidente.
Y con
una corte de pajúos PAGADOS CON DINEROS DEL PUEBLO. Hasta un embajador
paga. ¡Qué bolas!
Se le
olvida que es un simple alcalde cagón. Lo único que es muy bullero…
y cuenta con unos programas de televisión para cuando los quiera.
Y me
perdonan lo escatológico (en una de sus acepciones) de algunos adjetivos,
pero no me cuadran otros. Disculpen.
¡ES
INTOLERABLE! ¡INACEPTABLE!
Legislemos
sobre el asunto, chíllenla o no. ¡Qué importa!
De cómo solicitar un permiso de traslado regional, o internacional sólo para eventos que se refieran a reuniones masivas de Alcaldes. Y los gobernadores, evitando que lo hagan en detrimento de la imagen de cualquier gobierno nacional electo. Reglamentaciones.
Considerando
una traición a la Patria (con las penalizaciones respectivas inmediatas)
cualquier declaración que afecte a los millones de venezolanos que
eligieron al Presidente.
¡Que
se dediquen a atender sus predios y a sus respectivas y necesitadas
comunidades! Y ni siquiera compararse con Chávez y sus viajes.
Por cierto,
tenemos que investigar hasta lo último cómo se van del país todos
los balseros (avioneteros, automovileros) de oposición, en especial
al Perú territorio de los inocentes perseguidos políticos.
Que es
otro tema a definir en los planos internacionales. ¿Asilo político
a sinvergüenzas y ladrones?
De la
misma manera, debemos legislar, opino, creo, sobre los insultos y las
mentiras comprobables. Aunque las diga el presidente de Fedecámaras.
Malos augurios, estadísticas perversas, mojones, pues. (Y ya solicité
disculpas)
¡YA BASTA!