Chávez Frías y el Poder Popular en empatía

Uno de los recurrentes análisis sociológicos que inquietan a la intelectualidad política es descifrar el significado de la relación entre el lider y la masa; Ortega y Gasset, Elías Canetti, Maquiavelo, por referencia, han entrado en ese mundo “cul de sac” donde se conoce cuando se entra pero que no tiene solución final cuando los tiempos históricos nos obligan, recurrentemente, a volver sobre el mismo tema: la relación entre el lider y las masas. En ese mismo contexto, deberíamos diferenciar los análisis producidos desde la sociología de aquellos que proceden de los procesos históricos porque los historiadores nos debemos a los “hechos históricos” y a su interpretación que nos alimentan en nuestros propios acercamientos al tema en cuestión. En ese orden de ideas, cuando nos acercamos a personajes históricos como, por ejemplo, Adolf Hitler, observando los documentales, podemos y tenemos que aceptar que las masas germánicas, en su gran mayoría, aceptaban el liderazgo de aquel lider que se transformó en un verdadero ser anti-natura; se dice que en el inconstiente colectivo germánico algo de teología femenina rondaba produciendo las razones de aquella adicción al “elegido”. Algo similar se dice de los nipones.

Tomemos otro ejemplo histórico: Mao Zedong. Tema más complejo. ¿Qué vieron las masas chinas en el “Gran Timonel”? Mao Zedong era un hombre de provincia -Hunan-, inquieto intelectual y político que a los 18 años ya había escrito tres (3) textos políticos de reforma estructural-administrativa para su provincia natal; se acercó a la universidad pero se dedicó a estudiar en profundidad la Historia de China mientras militaba en los primeros movimientos marxistas con fuerte incidencia en los pensares leninistas que comenzaban a conocerse a través de la prensa escrita no solo china sino inglesa, francesa y alemana que se publicaba tanto en Beijing como en Tianjin y Shanghai. A través de esa disciplinada labor fue captando el “alma del pueblo chino” comprendiendo, al tiempo, el profundo significado de la Rebelión sino-cristiana Taiping. De aquellas lecturas históricas extrajo dos conclusiones: la importancia del campesinado en las recurrentes revueltas histórico-campesinas que “tumbaban” dinastías cuando éstas habían perdido el favor de los cielos (sino-pensares teológico-telúricos) imponiendo las suyas propias -Tang, Sung, Ming- que le permitieron conocer las diferencias entre la cultura política china y las culturas “tintadas de arco-iris” europeas. Y la segunda conclusión, mas producto de los procesos histórico-socio-económicos desarrollados consecuencialmente por los “Tratados y Acuerdos Desiguales” impuestos por el Imperialismo británico -Tratado de Nanjin y Tratado de Tianjin- conjuntamente con las Potencias Europeas incorporándose, a posteriori, tanto el Imperio de los “zaibatsu” –Japón- como la expansión hacia el Pacífico de los EEUU de América propuesta por los “Padres de la Nación” de aquella novel nación anglo-sajona-protestante. Esas realidades objetivas tuvieron un muy importante impacto en la sociología china ya que su estructura tradicional económica se vio “profundamente” alterada por las nuevas relaciones sociales con la introducción de paradigmas capitalistas en una sociedad tradicional en su estructura ideológica, económica y social que comenzaba a reaccionar contra una dinastía manchú, foránea, de procedencia en la Manchuria.

Es evidente e históricamente demostrable la influencia de la Revolución de Octubre de “obreros y campesinos” en los sectores nacionalistas y sectores cercanos a expresiones filosóficas europeas marxistas-leninistas. Ese cuadro histórico conjuntamente con el fracaso del Primer Frente Unido por contradicciones de clase, prácticamente, obligó a Mao Zedong a reflexionar sobre cuáles eran los sectores sociales que pudieran adscribirse a un proceso revolucionario de corte nacionalista y de izquierdas que rescatara la “dignidad nacional” china, que unificara a ese inmenso país, cuyas masas se adscribieran a un “proyecto nacional” en los tiempos históricos y que diera el “salto adelante” de la tradición de gobierno de “dinastías” a un gobierno moderno cuasi-occidentalizado en sus estructuras socio-económicas y politicas incorporándose a las realidades internacionales del siglo XX pero con características chinas. En definitiva, Mao Zedong expuso su estudio de la sociedad china en texto presentado y publicado en 1928 para la discusión de aquellos cuadros del Partido Comunista Chino que no habían sido masacrados por las derechas burguesas en la “Noche de Shanghai” -marzo, 1927-. Mao Zedong comprendió el fracaso del levantamiento campesino conocido como el “Levantamiento de la Cosecha de Otoño”; del fracaso del levantamiento campesino en la provincia de Guangdong; comprendió el “espíritu anarquista” de los “coolies”; comprendió las realidades de la “pequeña burguesía”; comprendió como reaccionaban las derechas tanto nacionales como las internacionales imperialistas; comprendió las realidades internas del Partido Comunista Chino; comprendió que para desarrollar la “revolución china” debía aceptar todo lo anterior y aceptar que el liderazgo era “trabajo cotidiano” y de “permanente contacto” con las masas chinas. Es evidente que al comparar a ambos liderazgos -Hitler y Mao Zedong- y sus relaciones con las masas las conclusiones son obvias, profundas y demostrables que no merecerían mayores explicaciones pero ello no obsta para reconocer que tanto el “monstruo de Berlín” como el “GranTimonel” mantenía una relación “lider-masa” que se debería aceptar; por tanto, cabe la inquietud ¿cómo deberíamos analizar una relación “líder-masa” en el marco de “cambios profundos”?

En Venezuela se están expresando dos realidades políticas perfectamente definibles: aquellos sectores socio-políticos que hemos calificado como de derechas; y aquellos ubicados en lo que tradicionalmente se ha calificado como de izquierdas. Pero las calificadas de derechas ¿han sido siempre de derechas? O ¿estamos definiendo a las derechas como capitalistas y/o a las clases capitalistas de derechas? ¿La “pequeña burguesía” es de derechas y/o es pro-capitalistas? ¿Son de derechas aquellos sectores sociales que cuando alcanzan la “solución habitacional” sus conciencias se tornan capitalistas, de derechas y/o, simplemente, pequeño-burguesas? ¿No será que no hemos comprendido, suficientemente, los factores de la conciencia revolucionaria como para conocer como transmitirlos en enseñanza a las masas aún y considerando los objetivos avances que se realizan desde los medios de información públicos? Para decirlo con sencillez ¿la rigidez de la supuesta doctrina “eurocéntrica criollizada”, en ocasiones no bien conocida, repetida como slogan consumista, podría entrar en contradicción con las realidades socio-económicas de ciertos sectores sociales en tiempos de crisis y/o de cambios profundos? Para expresarlo con mayor precisión ¿son las actitudes anarcoides y/o de rigidez izquierdista en las tesis de Zinoviev y Radeck quienes no logran comprender los “procesos temporales” en los procesos-etapas de “cambios profundos” en proceso revolucionario y perfectible hacia la consolidación objetiva del Poder Popular?

¿Cuáles son los objetivos reales de las derechas actuales venezolanas? En primer lugar, alcanzar la salida de Hugo Rafael Chávez Frías del Poder Ejecutivo; en segundo lugar, analizar las leyes vigentes para identificar en sus contenidos las contradiciones con el marco legal del estado capitalista y burgués; en tercer lugar, controlar, anular e ilegalizar a las izquierdas revolucionarias y chavistas; en cuarto lugar, incorporarse al circuito capitalista mundial sea el eurocéntrico en decadencia, sea al neoliberal de Washington. Pero, en ese aspirado escenario hipotético, las derechas actuales criollas y anti-nacionalistas, porque ambas están representadas, no tienen un lider en el estricto sentido del concepto, es decir, no se ha manifestado un liderazgo que pudiera producir una relación de “lider-masa” como la tiene y sostiene Chávez Frías con el Poder Popular; es decir, el candidato en escena elegido por una supuesta masa de más de 3 millones de electores de derechas, pareciera que no alcanza los paradigmas obligados para ser definido en esa “misa: líder-masa”.

Esa ecuación no está presente en el proyecto-realidad actual cara el 07 de octubre de las derechas mencionadas; por lo tanto, la solución objetiva, para ese sector socio-político-económico e ideológico, sería lograr “violentar” esa relación del “lider-masa” que se presenta en la relación Hugo Chávez-Poder Popular. Un otro escenario sería seguir con las actuales representaciones políticas expresadas en los mass-media, con discursos anómalos para sus ideologías capitalistas, en sabiendo los resultados de los comicios electorales presidenciales del 07 de octubre y, paulatinamente, elaborar, en profundidad, “un plan-B” con la finalidad de no cometer los mismos errores del “11 de Abril”.

Pero lucubremos en algunas ideas. ¿Es el candidato-elegido un líder y/o un ídolo? Nos dice Baudrillard: “…¿queréis obtener el poder mediante la imagen?...” (Baudrillard, Jean. La agonía del Poder. Ediciones Pensamiento. Madrid, 2006, pág. 27) Ello no es de importancia vital; es decir, los mass-media, aun y cuando son, objetivamente, necesarios, lo fundamental es la claridad de objetivos políticos de las derechas, propias y externas, cuando buscan mantener al sistema capitalista en su actual proyección-reingeniería en lógica etapa permanente y perfectible; para ello es necesario que “…el principio mismo de la hegemonía occidental se fundamenta en esta colosal empresa de disolución de todo lo referente, de descrédito y desinversión de lo real…” (Idem, pág. 23) Es decir, que todo el “marketing” alrededor del candidato-elegido es de toda lógica lo que podría significar que su persona-personalidad política no es ni importante ni lo fundamental sino un medio hacia un fin cual es “sacar a Chávez de Miraflores” (“Todos a Miraflores” gritaban las clases medias el 11 de Abril) lo que nos permite recordar dos propuestas políticas contenidas en las tesis de Maquiavelo y la de Curzio Malaparte que ustedes bien conocen. En última instancia, el candidato-elegido representa, en esa perfecta instancia, en la “conciencia pequeño-burguesa” en “lucha de clases”, la “imagen” del Poder aspirado.

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Miguel Ángel del Pozo


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