La Sociedad Venezolana, ante este clima de coyuntura financiera y social debe asumir su liderazgo para retomar la institucionalidad democrática y librar su propia lucha para restablecer sus valores morales. Ya lo decía Moliere: "La hipocresía es el colmo de todas las maldades". Y en la hipocresía de la sociedad venezolana y de las autoridades nacionales y sub regionales, reside el por qué no se consiguen avances importantes. Tenemos cada vez más una democracia que le da la espalda a ciertos problemas, y no genera consensos frente a otros. Hay que proponer propuestas firmes ante nuestra realidad. Ya estamos cansados de tanto ajetreo y resulta pesado ver, las mismas manifestaciones y personajes sin argumentaciones para lograr un fin comunitario.
Entiendo, las cámaras de televisión hacen su trabajo, ya sea en el parlamento o la calle. Cualquiera, se hace protagonista de una historia, sobretodo, si llega un GNB o PNB a urgar sus bolsillos de combatiente, pero, los cómplices abundan al no discutir en asamblea el proyecto de ley, pero, es cierto. Muchos Legisladores desconocen la Ley Penal y Civil que rige a Venezuela.
Tenemos, dieciocho años en la misma pugnacidad y hasta habla de confrontaciones civiles, tal como viene sucediendo en el Medio Oriente. Todos escandalizan, pero, no hay una política de gobierno bien clara hacia la concertación. Hasta, la rectora Socorro Torres dibujo dudas en su entrevista con Vladimir Villegas y, siempre quiso asumir un liderazgo más retórico en su alocución. Es que, las reglas no están claras desde el año pasado y el CNE es una oficina de partido.
Las leyes, son polémicas. Por lo tanto, al promulgarla debemos no escandalizar y aplicarla con mucha certeza.
Este gobierno ha demostrado que tras casi 18 años en el gobierno, algunos de sus diputados originales y que siguen allí, no ha aprendido a gobernar. Los procesos de acción de gobierno se desenvuelven en un contexto de interacción con los diferentes actores que se verán afectados. Para empezar, se necesita consenso de todas las fuerzas políticas, o mayoría, para emprender una reforma, entendiendo que no toda reforma gozará del respaldo popular. Si lanzas la reforma y no tienes aliados políticos que sostengan contigo el embate de las protestas y descontentos generados por la acción que emprendiste, difícilmente será una decisión exitosa. Luego que toda gran reforma debe ser emprendida, al finalizar el gobierno, cuando ya esta desgastado por los avatares de gobernar, y gozas de la mayor popularidad posible: procura amar a ese pueblo que te da su voto, sin nada por recibir primer o segundo año de gobierno máximo. Y finalmente, la comunicación con la ciudadanía, no a través de spot publicitarios de una página web de algún ministerio sino abriendo canales sinceros de dialogo que te permitan interactuar con la ciudadanía y generar el tan apreciado feedback. Todo se hace por televisión y muchos Consejos Comunales se encuentran abandonados.
El pueblo, seguirá forjándose en el quehacer popular, más allá de los convulsionados años 60- 70. Quiere el retorno de una verdadera democracia socialista y enfrentar el autoritarismo de quienes se esconden en una bota militar a costa de ser permisibles, nos encontramos frente a un Estado Delictivo y el parlamento, esta para esto, limpiar a las instituciones de falsos políticos y regresemos al debate, pero, en el parlamento, pero con una Constituyente abierta , jamás cooperativista.
Profesional forjado en el quehacer político de los convulsionados años 60 y 70 de nuestra historia republicana, el maestro supo mantenerse fiel a sus convicciones, como aquellos políticos de antaño, de esos que tanto admiramos. Recordaremos siempre la ética y el profesionalismo con la cual supo enfrentarse al autoritarismo del gobierno de Fujimori, así como su osadía al hacer valer su respeto a la democracia y sus instituciones, durante la década de la antipolítica. Jugó un rol valioso en el retorno a la democracia luego de la caída de Fujimori y continuó regalándonos sus mejores años como político desde los acalorados debates en el Parlamento.