Venezuela es una encuesta, al igual que el mundo, lo demás es publicidad. A los políticos, solo les sirve balbucear algunos baremos comparativos y, dejarse dirigir por sus partidos políticos, es cuestión de gustos e intención del voto. “Democracia”, composición del griego “Demos” (pueblo) y “Kracia” (dirección, gobierno), significa, literalmente “Gobierno del pueblo”, concepto hoy tan lejos de la realidad, sobre todo dónde el voto es para partidos como elemento-unidad en los que se deposita la representación, más aún cuando, como ocurre en España, esa supuesta representación supone la única forma, la única posibilidad de participar en la gobernancia, porque se excluye la, se huye de cualquier otra acción que realmente acerque a la ciudadanía al hecho de gobernar, a la posibilidad de decidir. Votar ha quedado reducido a hacer pasar una papeleta por una ranura cada cuatro años. O en el caso nuestro, Venezuela, cada seis años. La acción de los gobernantes, de aspirantes a gobernar, y de los medios de comunicación, ha llevado a confundir nombres y siglas, personas y partidos, a devaluar ideologías, al dejar oculta la dinámica, la estrategia de gobierno, tras simples gestos que hacen la imagen de los partidos y airean los informadores.
La democracia no interesa. Aunque se llamen demócratas, aunque presuman de defenderla, requieren manos libres para hacer, no lo que el votante precisa, sino el interés estratégico de la dirección del partido; no la voluntad del votante, sino la de otras instancias, verdaderas detentadoras del poder a las que obedecen. Si la democracia es el “Gobierno del pueblo”, para ser democracia necesita la participación del pueblo. Participación que niegan ciertos gobiernos de apariencia democrática y tendencia al totalitarismo. Sólo países de profunda raíz democrática, como Suiza, Holanda, Inglaterra o Bélgica, no sólo permiten: practican el sano ejercicio de la consulta popular, forma clara de hacer posible la participación y que sea el pueblo quien diga la última palabra. La democracia es un peligro para estos gobernantes. Por eso hay que conducir el voto, crear el ambiente, llevar a la conclusión de a quien conviene votar. Eso cambia los resultados según quien las haga. El pretexto continúa siendo “conocer la intención de voto”, pero por interés propio, el objeto real de muchas encuestas es inducir al voto, mediante la adjudicación de mayor porcentaje a una determinada tendencia.
El Estado, y los partidos políticos están ligados a la Iglesia. La cual, tiene lugares de culto y administrativos o viviendas, algunos construidos exprofeso, pero la mayoría cedidos tras la conquista, como pago a sus servicios. Habría que ver, uno a uno, la legitimidad de esas apropiaciones, tal vez “debidas”, o no. Habrá que verlo. Pero hay otros detalles, también dignos de verse. La Giralda no forma parte del conjunto de la Catedral, es un edificio exterior, independiente, comunicado por un pasillo. Ni el Patio de los Naranjos, siempre considerado patrimonio de la ciudad, una plaza pública donde paseaban los mayores y jugaban los niños, pasada a privada y objeto mercantil, que el turismo es un tesoro y la gente de la ciudad importa menos que el beneficio.
Miles de edificios cedidos para el culto, exentos de impuestos y mantenidos por el común, cristianos y ateos por igual, porque eran responsabilidad del Estado.
¿Cómo puede ser responsabilidad del Estado lo que no es del Estado? Cuando los reyes donaban a la Iglesia edificios para el culto, el Vaticano no existía. Y Roma era un Estado preocupado por sus fronteras, pues podía ser acosado por las tropas germanas del Emperador Carlos. Cuando los nobles donaban una casa, un palacio o un convento, no alcanzaban a comprender quién sería el propietario final. Porque en la Iglesia hay una estructura. Y una disciplina orgánica. Hoy el Vaticano es un Estado independiente, aunque no lo sean los feligreses, dependientes “espiritualmente” de ese Estado vivan donde vivan. Claro, el espíritu no es tangible. Pero los edificios, sí. Y aunque cada obispado tenga su administración, todo está sometido a la máxima autoridad católica: la disciplina de la Iglesia. El Estado y cabeza espiritual y material de la Iglesia, sede central de todos los obispados y arzobispados. Todos rinden cuentas y homenaje al Instituto para las Obras de Religión. El Banco Central del Estado Vaticano, para entendernos.
Así que, cada lugar inmatriculado, pasa a ser propiedad del Obispado. Y, por la dependencia a sus superiores, a propiedad de un Gobierno extranjero. Bonita forma de cuidar el Patrimonio “menos Nacional” que quienes favorecieron esas apropiaciones. Un españolismo y venezolanismo de ladrones, especuladores y evasores, por mucho que ondeen la bandera y sufran afonía de tanto gritar el nombre. ¿Podré inscribir el edificio renacentista de Plaza Nueva?
Estamos relacionados con la Iglesia católica y evangélica, ambos reciben favores del Estado y deben callarse, esos edificios son tierras diplomáticas, unas reglamentadas con los norteamericanos ingleses, otros con el Estado del Vaticano, a su vez, las parcelas donadas a ambos grupos. La Alcaldía de Valencia con anterioridad dono parcelas a las Asambleas Evangélicas y sus pastores en comodatos no han construido nada en dichos territorios, a pesar de los proyectos entregados, los mismos están en zonas de seguridad cerca del aeropuerto de Valencia y, no se quejen, nadie debe levantar la voz, solo el ex alcalde Edgardo Parra y el procurador de ese momento deben hablar, es un solo caso. ¿Entonces, quien conspira contra quién? Es un solo juego, simplemente la oposición, más allá de su perfil, no tiene nada conformado para enfrentar al Estado. Otra pregunta, ¿Quien busca destabilizar a Cuba y Nicaragua’? Esto, es claro, es la religión, ya los católicos y evangélicos tienen construcciones y casas allí establecidas y, los norteamericanos la ahogan con un fin específico, tomando limitaciones a las alianzas. Recordemos que el reguetón ya entro y las compañías fílmicas que traen sus mundos de drogas y daños morales. Es un solo tejido.
La idea es crear dos bases militares estadounidenses más, una en Argentina y la otra en Venezuela. Ya viene implantándose un programa de simplificación social, una a través de la planificación familiar y la segunda, proliferación de virus extraños en la población infantil, y ya Bolivia tiene un nivel de enfermos de cáncer, enfermedad desconocida en esa región.
Si de algo puede presumir el Parlamento español es de haber tenido en sus escaños y en su tribuna magníficos políticos, maestros de la oratoria, de la educación y del respeto mutuo. Si el profesor Tierno Galván, Manuel Fraga Iribarne, Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, Santiago Carrillo o incluso el tan odiado Mariano Rajoy levantaran la cabeza en la vida política, se avergonzarían de la escoria que, a día de hoy, ocupa los escaños del Edificio donde se representa el sentir de todos los españoles. Fueron políticos preparados, educados y con argumentos para defender los intereses de los que los eligieron. Raramente alzaban la voz más de lo preciso y mucho menos esgrimían el insulto como arma dialéctica contra el adversario.
En Venezuela, Julio Borges y Henry Ramos Allup, a quien conocí desde muy joven en La Pastora, una parroquia valenciana.
Nada tiene que ver con lo que nos encontramos a diario en las sesiones parlamentarias de los últimos años e incluso de los últimos días. El egocentrismo y el narcisismo de los y las protagonistas y su pobre oratoria, muy pobre, con un lenguaje barriobajero, que más bien recuerda a los mejores charlatanes en la plaza del pueblo tratando de vender hasta a su madre, un mueble o incluso la iglesia de la localidad, convierten la clase política en una manada pagada por el contribuyente, que ante la falta de argumentos éticos y convincentes utilizan el insulto a grito pelado, la estupidez, e incluso ese dedo apuntando amenazante, cual de una pistola cargada de "os vais a enterar" se tratara.
En 1980, tenía una oficina enfrente a la Plaza Bolívar de Carabobo, donde fui director de una Revista, Huellas, del Doctor Luis Oronoz, ex director de Prisiones, cuando el ejercicio presidencial de Rafael Caldera al frente en el Colegio Cuproint, los fines de semana dictaba cursos de Oratoria y Desarrollo de La Personalidad, en uno de ellos, me asistieron cinco sindicalistas de Fetracarabobo, organización que agrupaba los trabajadores de la región, de verdad, me puse nervioso. Tuve que bajar el nivel de aprendizaje por la categoría de desarrollo verbal que implementaban, tuve que reducirlo porque no soportaba tanta ignorancia en el manejo del discurso político.
Bueno, la Fundación Rosa de Luxemburgo, fundada en 1990 en Berlín, Alemania y, vinculada al partido de izquierda, edito un precioso estudio escatológico y de antología en español sobre esta reconocida dirigente y el precio de la libertad.
En algo, debemos aprender que el mundo es magia y actuamos en él, sin saberlo, frente a nosotros esta una joya, el sueño de nuestros Libertadores.
Atravesamos unos momentos de bastante incertidumbre casi en todos los sentidos. Cuando hace unos días, alguien decía por la radio que Venezuela, es el país que mejor está en estos momentos, en todo, aunque haya actos fuera de todo sentido y te dejen en la estacada, y aunque haya que hacer un encuentro con miles de personas porque Venezuela no funciona. Estamos en libertad
Alguien se gasta el dinero de una forma considerable. Hemos sufrido una profunda crisis económica que casi nos lleva a la pobreza a todo bicho viviente, y en este momento, no es que estemos mejor, aunque el señor de la radio dijera que a todo le ponemos un diez, tenemos que estar con los ojos abiertos. Estados Unidos, que se ha tenido como uno de los países más poderosos, o el más poderoso por así decirlo, ahora le preside Asia, especialmente, porque va con una rapidez en lo económico, de lo más trepidante.
Esas guerras que no tendrían que existir, porque eso significa que tenemos que estar enfrentados. A veces parece (aunque de alguna manera vivamos felices y tranquilos) que queramos estar siempre, en un campo de batalla. Por las ideologías, las religiones, las diferencias en todos los sentidos. Sólo por la ambición de una sola persona, podría ir todo de mal en peor. Cuando no estamos bien nosotros, queremos un Hitler, o un Sadam o un Stalin, por nombrar alguno, pero eso, solo genera odio. Y no se trata de que queramos estar aquí, de forma de que me las den todas. En la Unión Soviética, desapareció prácticamente el comunismo, y dando la vuelta, el partido comunista chino, no oculta pasarse al capitalismo. Si, en resumidas cuentas, es lo de siempre, es todo lo mismo.
Derecha e izquierda, comunismo, socialismo y socialdemócrata reflejan una sola realidad, apropiarse de la libertad del pueblo para esclavizarlo y ponerlo a pasar hambre, robarle la riqueza a un territorio.
Todo el mundo tendría que tener un ser querido, más mayor que él, para que le enseñe estas cosas, que tantas veces algunos, no sabemos, o no saben resolverlas. Nuestras verdades.
¿Nos atreveremos algún día a tocar este asunto a calzón quitado? la realidad es muy tozuda.
Más allá de optimizar procesos y prevenir la corrupción, la transformación digital del Estado tiene el potencial de cerrar las brechas que históricamente han separado a gobernantes y ciudadanos, incluso en democracias maduras, y de mejorar la gestión pública y garantizar transparencia, dos indicadores clave para la satisfacción de los electores. En América Latina, una región cada vez con más jóvenes, más urbanizada y más conectada, la transformación digital ofrece innumerables oportunidades para adaptar las instituciones a las demandas de la sociedad civil y las aspiraciones crecientes de las clases medias. Pero si analizamos el grado de implantación digital en los Estados –así como en las empresas– tendremos que concluir que queda un largo camino por recorrer. Es más, si paramos de pedalear, nos caemos en una carrera digital mundial que se hace cada vez más veloz y en la cual los demás países del mundo –Asia en particular– están invirtiendo cada vez más. Se trata de tener Estados más ágiles, abiertos e innovadores. Para lograrlo, será necesario incidir en tres aspectos clave: la expansión del gobierno digital y la innovación pública; la mejora regulatoria y la simplificación de los trámites; y la promoción de la integridad pública y la lucha contra la corrupción.
Con la intención de ahondar en este debate e impulsar la transformación digital de los Estados latinoamericanos, expertos regionales y globales se reunirán en ciudad de México, en un evento organizado por CAF -banco de desarrollo de América Latina-, que abordará, entre otros temas, el establecimiento de agendas digitales en los países de la región. Las medidas técnicas y las iniciativas políticas son imprescindibles para contribuir a restaurar la confianza de los ciudadanos hacia sus gobernantes, y también para reducir los sonados casos de corrupción a los que América Latina nos ha acostumbrado en los últimos años. Y también, posiblemente, logren contrarrestar la resignación latinoamericana ante la corrupción.
Y precisamente, nos vino el apagón y ataque cibernético.