Cuando faltaban pocos días para la realización de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela y jefe de Estado en ejercicio, Nicolás Maduro Moros, señaló que si él no ganaba los comicios se desataría un "baño de sangre" y una "guerra civil" en nuestro país.
La frase se hizo tendencia en todo el mundo y el video en el cual el primer mandatario nacional la pronunció fue rápidamente viralizado, mostrando un lado amenazador y extremista de quien debería emplear un lenguaje de paz y conciliación. Particularmente, pensé que se trataba de uno de esos momentos exaltados propios de una campaña electoral tan polarizada como la venezolana, en la cual mientras, por un lado, María Corina Machado afirmaba que acabaría con el socialismo, por el otro, Maduro se refería, como si fuera algo "natural", a una mortandad.
No obstante, los acontecimientos de los últimos días, me han demostrado que lo dicho por el abanderado del mal llamado "Polo Patriótico" no era una simple bravuconada. Todo parece indicar que, efectivamente, el macabro anuncio se está cumpliendo.
Más allá de los obstáculos puestos por el gobierno a lo largo del proceso previo a las elecciones, los resultados mostrados por Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), que le dieron el triunfo a Maduro con poco más del 51 % de los votos no han sido convincentes. Por una parte, la oposición (y no solo el sector que apoya a Edmundo González Urrutia) denunció serias irregularidades, tales como: la prohibición de acceso de los testigos a los centros de votación, la negativa de entregar las actas y el acoso por parte de simpatizantes del gobierno, entre otros factores. Por otro lado, a pesar del tiempo transcurrido, el CNE no ha publicado las actas, por lo que no ha sido posible verificar los resultados; por cierto, el candidato opositor Enrique Márquez señaló que el primer (y, hasta ahora, único) boletín leído por Amoroso no se imprimió en la Oficina de Totalización del CNE, lo cual genera todavía más dudas sobre su veracidad.
La criminalización de la protesta y el uso de grupos civiles armados (colectivos), junto con los organismos de seguridad está dejando un saldo lamentable de víctimas fatales, heridos y detenidos. Por ahora, la reelección del actual presidente está cubierta por un manto de dudas, pero lo que sí es cierto es que cuando anunció "un baño de sangre", Nicolás sí dijo la verdad.
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Juan José Saavedra
Sociólogo