Hay palabras con peso propio, individualmente vistas. Unidas se convierten en yunque capaz de hacer que rebote cualquier ataque, por pequeño que sea. Al contextualizar momentos históricos dados, observamos que el despertar de los pueblos, redimidos por siglos, al salir de su letargo genera reacciones de los contrarios, cual más recalcitrantes. Así, hay frases como las que señalan que la soberanía reside en el pueblo y que este pueblo, ungido como soberano, es el que decide, en democracia.
Las organizaciones político partidistas de la derecha siempre apelaron al pueblo para utilizarlo, a conciencia, con fines demagógicos. El cultivo del clientelismo político condujo a la incorporación coyuntural de sectores de la población a estas organizaciones sin mayor formación. El pueblo, en su propia búsqueda, fue aprendiendo de los errores y deslastrándose de aquellos que siempre lo utilizaron.
La constitución de 1999 tiene como impronta el referente permanente del pueblo. Su texto plantea como idea preponderante la participación activa y protagónica del pueblo. Es por el pueblo que se está construyendo un estado social de derecho y de justicia. Es la voluntad popular la que se ejerce democráticamente y de manera soberana. A partir del proceso bolivariano estas frases dejan de ser simple retórica.
¿Por qué? La organización y participación del pueblo, como lo refrendan los principios fundamentales de nuestra constitución, se hermanan con la educación y el trabajo como procesos prioritarios para alcanzar dichos fines.
Desde 1999 el gobierno bolivariano ha incorporado, como nunca antes, a densos sectores de la población en diversas misiones cuyos fines tienen por objetivo combatir aquella exclusión que condujo a 80% de pobreza extrema y crítica presentes para el año 1998.
La propuesta de reforma constitucional plantea dar más poder al pueblo; hacer más contundente la estructura popular. Las comunidades deben tener más poder de decisión en la solución de sus propios problemas y necesidades. Esa es la razón de la creación de los consejos comunales. Ese es el camino, contra todo pronóstico adverso y descalificador. La recalcitrante derecha siempre ha visto con desprecio al pueblo. Antes lo ignoró, hoy le teme a su poder organizado.
Periodista / Prof. universitaria
