Hubiese querido parafrasear al poeta Andrés Eloy, diciendo “A un año de tu luz” pero aquí, en vez de luz lo que impera es la oscuridad o “la oscurana” como diría el poeta de Bailadores Benjamín Oballos. Hoy no le escribo a don Julio Carrillo, Presidente de Fundecem, pues “su sordera no lo deja ver”. Mis palabras, en tono de reflexión, van dirigidas al Gobernador del Estado. Bien dice la sabiduría popular “la culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote” y, además, permite que el nepotismo sea su lazarillo.
Los hacedores culturales del Estado Mérida apostamos por un cambio de rumbo en Fundecem, o mejor, de su política cultural. Ya estamos a una década de ensayos y errores, de “quítate tú pa´ ponerme yo”. Las responsabilidades no se deben eludir y los compromisos no se pueden detener, más en una ciudad universitaria y cultural como Mérida.
Dejo en manos de los lectores algunas consideraciones de la actualidad cultural de Mérida, y usted decide hacia qué lado se inclina la balanza:
1.- Una Red de Casas y Centros Culturales desarticulada y burocratizada, con poca o ninguna programación y con su infraestructura en deplorables condiciones.
2.- La cogestión con los municipios en cero y en los pocos lugares donde hay presencia del ente cultural, pareciera una parcela del Estado (léase feudo cultural) dentro de un municipio para no hacer absolutamente nada (caso Casa Bolivariana de Bailadores).
3.- Nadie conoce la política de gestión del ente rector, si es que existe en el papel o sólo en la mente de sus presuntos gestores.
4.- Los grupos de teatro de calle se sienten desalojados de los espacios públicos sin que nadie les dé la cara. No hay derecho!
5.- Los eventos populares, no populistas ni populacheros, desaparecieron y cuando se realizan es para que la gente no vaya, como sucedió en la Feria Cultural o en el Concierto “homenaje“ a Don Tulio, donde había más músicos en escena que espectadores en sala.
6.- Un nepotismo descarado, que calca a perfección con la tenebrosa Cuarta República y unido esta vez a los nexos del “comadrazgo”.
7.- De la Editorial y Colección Solar ni hablar, quedó para publicar folletines mal escritos. Con razón que tantos añoran a Puliti.
8.- Sería importante, Señor Gobernador, una pesquisa secreta (una lupa, pues) y se consulte a grupos y hacedores de las artes musicales, escénicas, de la imagen y del espacio, artesanos, del patrimonio cultural (archivos, bibliotecas y museos), directores de cultura municipales para saber qué opinan y cómo ven la “congestión” de Fundecem. La decepción de los trabajadores es generalizada, además se sienten humillados y pisoteados por las mandamás (que son como tres), al grito de “mi papá hace lo que yo diga” o “tengo órdenes de Marcos de botar a quien esté en contra nuestra”.
La lógica aconseja, de vez en cuando, oír los clamores del pueblo. Por mi parte Fundecem o “Fundacarrillo” ya es tema olvidado, Ud, señor Gobernador, tiene la última palabra. Sólo obedezco a la razón que me amparan 20 años de mi vida, entregados a la promoción cultural. Estoy obligado a no fallar y a sentirme libre para decir lo que muchos quisieran gritar (pero no pueden, por ahora). ¿Qué hacer después de “FundaCarrillo”?, ese será tema para un próximo artículo.
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