No es un secreto afirmar que la historia ha tenido usos específicos, para alcanzar determinados objetivos, en el caso latinoamericano, esto se puede evidenciar mirando de cerca distintos procesos del pasado, por ejemplo la colonia con sus cronistas quienes desdibujaban una realidad entendida desde la subjetividad europea, hasta el rol de la historia post-independencia en la América toda; una historia positivista, encargada de construir naciones que hasta el momento no existían, cargada además de “verdades” irrefutables, dicho proceso se conoció como la construcción de la nación. De ahí se desprende una serie de debates en torno a la historia, sus usos y las manipulaciones hechas por las elites intelectuales, quienes afianzaron y avalaron proyectos políticos hasta bien entrado el siglo XX. Evidentemente estamos ante un proceso de construcción dinámico, por tanto no estático, que necesita de reflexión permanente, pues no todo está dicho con relación al pasado, estamos ante la posibilidad de mirar tras los ropajes de un cuento en el que se excluyen a las mayorías, siempre dándole preponderancia a la oficialidad estatal.
Por otro lado, la misma separación que ha propiciado la ciencia moderna, ha influido en la forma en cómo vemos el pasado, fragmentado y separado, estructurado en partes inconexas, de esta manera no es posible entender la historia, pues la miramos como cosas que no guardan ninguna relación universal. Al respecto Enrique Bernardo Núñez asegura que: la historia no se desenvuelve con espíritu local (...) sino que adquiere como nunca un carácter que está muy por encima de las fronteras(...) no se puede ser isla.
De esta forma estamos ante la disputa permanente de proyectos políticos y sociales, en los que no han participado las fuerzas populares de base, es decir la clase social de los explotados, en ese sentido, nuestra labor es contribuir a la puesta en marcha de una agenda de discusión y de tratamiento del pasado, con el firme objetivo de contribuir al fortalecimiento del poder popular, entendiendo a los “sujetos reales de las cotidianidades” como sujetos históricos, quienes toman la pluma y escriben su propia historia. Entendemos que todo éste proceso comunicativo-organizacional, está fuertemente influido por elementos dialógicos, contenidos en la comunicación popular la cual serviría como instrumento político, que influye en las formas organizativas de distintas clases sociales.
La casa en disputa no es una infraestructura vacía, por el contrario, es un espacio que tiene su propia historia, cargada de subjetividad, en ese espacio nació el Colectivo cultural Aquiles Nazoa, incluso su antiguo dueño el señor Salomón Contreras, vendió la misma a la gobernación de estado Mérida bajo el mandato de Florencio Porras, con el objetivo de que la agenda organizativa del pueblo fuera puesta en marcha, para que la casa se convirtiera en un trampolín para el fortalecimiento del poder popular. Luego de varios años de mal uso, la gente común (y comunistas algunos), organizadas en Consejos Comunales, colectivos de base, y movimientos culturales, decidieron conjuntamente ejecutar su programa de gobierno emancipatorio, perfilando la consolidación de sus propios espacios convivenciales que permitan la construcción de un movimiento social que contribuya a la transformación de nuestra comunidad, para así contribuir a cambio regional y nacional que persigue la filosofía revolucionaria Bolivariana.
La disputa por los espacios, es contra algunas direcciones de la gobernación del estado Mérida, específicamente la de “políticas integrales”, quienes (no todos), no comprenden que ser funcionario de la revolución le exige un compromiso con el pueblo y con el fortalecimiento del poder popular, aún cuando éste esté un paso adelante y no sea borrego de los intereses particularistas de quienes ocupan responsabilidades partidistas y gubernamentales.
El debate está abierto, por tanto la historia juzgará a los hombres y las mujeres por sus actos. A nosotros como a Fidel, la historia me (nos) absolverá,
(*)Miembro del Colectivo de Acción Revolucionaria- CAR Mérida.
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