Los estados petroleros en Venezuela en forma general, se han mostrado reacios a la revolución. Monagas y Zulia han estado siempre a favor de fuerzas opositoras, y Anzoátegui y Bolívar por circunstancias meramente de índole divisionista en las huestes contrarrevolucionarias, han llegado a perder espacios en las gobernaciones. Pero Anzoátegui es un caso digno para reflexionar en esta coyuntura electoral frente al 16-D. Después de aquella visita de Chávez, cuando prácticamente el mismo pueblo reunido en Barcelona cercenó la posibilidad de repetición candidatural de Tarek, no quedaba más remedio al líder de la revolución y al PSUV, que hurgar en el partido para presentar un nuevo candidato.
Nadie imaginaba que sería Aristóbulo. No porque no se lo merece, sino porque la debacle en las elecciones parlamentarias obligaban a explorar con exactitud matemática para dar en el blanco de un candidato que recuperara los espacios. Cómo se sabe Aristóbulo perdió en Caracas en dos oportunidades. Quizás ya la decisión estaba tomada antes del 7-O y solo el triunfo de Chávez como ocurrió, ratificaría la candidatura de Maestro socialista de San José. Sin duda que está desarrollando un esfuerzo descomunal Aristóbulo, para impulsar su triunfo en ese estado oriental. Tiene a su favor aunque distante ya, aquella hermosa experiencia de Caracas donde intento rodeado de los más crueles asedios de derecha, asomar un ejercicio socialista de poder. Todo después se desmayó, con la retoma del gobierno por parte de los adecos.
Ahora, Aristóbulo va al desquite en Anzoátegui. Un capuz oligarca-petrolero actuante desde el exterior en Gente de Petróleo y desde adentro en un grupeto que continúa su conspiración en Guaraguao, arremeten con fuerza para impedir que Aristóbulo llegue. Por lo demás los barrios de Barcelona y Puerto La Cruz siguen esperando reacondicionamiento y tan solo las grandes avenidas e intercomunales han sido mejoradas. Compárese por ejemplo los accesos a grandes centros comerciales como el Plaza Mayor con las destartaladas veredas en Chuparin y Paraíso, y verán la discordancia más feroz en la distribución del recurso para beneficio popular. Son cuestas que tiene que remontar Aristóbulo. Debe mejorar el discurso, sobre todo aquello del modelo del “queso rallado”, que es el peor ejemplo para mostrar propósitos de inclusión.
Dura la prueba para Aristóbulo en Anzoátegui. En estos días que conforman los últimos treinta antes de las elecciones, si se disipan algunos rencores que han estado perturbando el avance y se mejoran los servicios básicos sobre todo en Barcelona y barrios de Puerto La Cruz, la hermosa experiencia de Caracas hace veinte años, podría trasladarse a estos tiempos de revolución.
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