Como balón descosido que mientras más golpes más se inflama, así el percherón del 4 de febrero, mientras más pierde apoyos, más se envalentona, “ahora con más razones”, repite. Se le está derrumbando el rancho que le montó Lester (alias) Pester Basura y la derecha merideña, y se jacta de su miserable aventura junto al decano de los partidos, el PCV. Su candidatura se mantiene a punta de rumores que terminan diluyéndose sin efectos duraderos, de resultados de encuestas que pareciera hechas en cementerios, de consignas vanas como pólvora mojada, de la continuada e ilegal colgada de Chávez, PSUV y la Revolución; de una alusión etérea a sus gestiones, porque de entrar en detalles sale con las tablas en la cabeza al recordarle a la gente los “hechos (que) son razones”.
Adelantemos ejemplos de la recopilación que se está levantando: Quién cuando pasa por el IMPRADEM no recuerda la cancha de bolos reciclada que “casi se deja meter” por nueva, o el record Guiness de duración de la construcción de las viviendas de la avenida Alberto Carnevali, los negocios con éstas y las de Albarregas, donde su gabinete se premió y dio el vuelto en detrimento de las OCVs que había luchado por ellas cuyos atropellados aún están cerca para dar testimonio, el retraso voluntario en licitar las obras de los Juegos Nacionales para asignarlas a dedo a sus amigos empresarios que ahora lo financian, las reuniones protocolares con el otro Porras, el reptor, el embajador de Estados Unidos, el acogotamiento a los medios altenativos. . . No hay duda, ¡obras son razones!
En fin, la historia se publicará con detalles, porque es necesario desenmascarar marrulleros y, sobre todo, para hacer entender a los venezolanos la calaña del embaucador que agregó a su santoral el PCV, entelequia menos rigurosa que el Vaticano en eso de canonizar y, como las trabajadoras sexuales de pueblos, colocar los santos de espaldas mientras ejercen su oficio.
Los dirigentes nacionales del PCV están aprovechando los “recursos” de Porras para turistiar en Mérida (¿ese es el Pico Bolívar?, pregunto uno, señalando El Toro), donde eran absolutamente desconocidos. Ahora vino o lo mandaron (da igual) Douglas Gómez desde Caracas “al interior” a remachar las babosadas de siempre: Que apoyan al Percherón del 4 de febrero “porque es la verdadera opción revolucionaria en Mérida”, que el PCV se ha “caracterizado siempre por ser un partido serio, que se conduce sobre la base de unos principios que para su dirigencia y militancia son inquebrantables”. Debió darse cuenta el “secretario de masas” del PCV (se nos ocurre que es algo así como el maestro panadero del PCV), que en Mérida la masa no está pa´bollos, pero que el percherón los tiene agarrados por las masas que les cuelgan.
Eso de venir a contarnos a los merideños cuál es en Mérida la “opción revolucionaria”, es una obsesión con el ego inaguantable; y lo de “principios inquebrantables” con que quieren justificar todas las fechorías históricas, es lo que los tiene jodidos: es la expresión de un conservadurismo de siete suelas, que siempre ha conducido a “finales conmovibles”. Se han paseado por la historia blandiendo esa frasecita para demostrar que lo inquebrantable siempre resulta de plastilina. Las candidaturas al CLEM de Grennys Uzcátegui y Freddys Terán son parte de la contrapartida del Percherón del 4 de febrero, el resto la aclarará el secretario general del PCV en su próximo “viajecito” a Mérida. . . le salió casi gratis el apoyo de los camaradas, perdón, caraduras del PCV.
De los cuatro huevos güeros que puso el gallo rojo en Venezuela, el de Mérida le va reventar el oviducto, porque no es oval y liso, sino deforme y con aristas. A los gochos no nos van a convencer del “momento histórico”, porque siempre hemos sabido que cualquiera es bueno para cometer cabronerías; tampoco que la autocrítica es suficiente para olvidar traiciones políticas; y menos creemos en el borrón y cuenta nueva como recurso de sobrevivencia. ¡Aténgase a esto!
Por fin se le comenzó a ver la cara a Lester (alias) Pester Basura en los postes y muros merideños. Incongruente la consigna “vota orgullosamente merideño”, que domina. Tiene una explicación, que no resistimos la idea de exponer brevemente (para otros intercambios, abajo están mis correos)..
Mérida fue una de las ciudades más heterogéneas en cuanto al origen de sus habitantes en la época cuando la educación universitaria era un absoluto privilegio y la ULA una de las cuatro universidades del País. De ser una ciudad endogámica, paso a ser una ciudad crisol donde se mezclaba (desde todos los puntos de vista) gente de todas las regiones de Venezuela; y de ser ultramontana, pasó a albergar las más variadas vanguardias del pensamiento universal. Fue un golpe muy duro para la burguesía merideña que venía resucitando a medida que el latifundio inútil desde la crisis de la agricultura se valorizaba al calor de la expansión de los límites de la ciudad. Volvieron a ser ricos, esta vez no explotando indígenas, esclavos y peones, como históricamente fue, sino obreros, comenzando a transformar –destruir– la ciudad, su entorno y su patrimonio.
Al tiempo comenzaron a arremeter contra lo “no merideño”, principio que terminó siendo lo no merideño, salvo lo que coincidiera con el pensamiento oligarca de los merideños y fascista de los numerosos migrantes “constructores”, mezclados (también bajo todos los puntos de vista) a los godos dueños de las tierras. De ahí que la consignas actual “vota orgullosamente merideño por (el barines) Lester” y la posible “vota orgullosamente merideño por (el mirandino) Porras” tienen sentido absoluto, que nunca lo tendrá la de “vota orgullosamente merideño por (el merideño) Alexis Ramírez”.
Y es que la ideología dominante merideña lo penetra todo, la ideología que se viene conformando desde la misma fundación española de la ciudad, pasando por la dominada por la escolástica que incorporó a Mérida al proceso de independencia (esta no se hizo aquí bajo los principios del liberalismo), y el positivismo que intervino con mucha fuerza desde finales del siglo XIX, hasta el resultado del siglo XXI, cuando, cerrados tras la defensa de privilegios, contra la Revolución en marcha, linda con el fascismo. Es la de la oligarquía, la de la pequeña burguesía y la intelectualidad universitaria, la de los pobres amamantados por ella durante años, quienes en la primera oportunidad se convierten en los principales defensores de sus valores, tienen como modelo de identificación a los “notables merideños” y adoptan la noción de “progreso” contenido en ella. En esto han caído importantes funcionarios de la Revolución, que la “llevaban en la sangre” como dicen, pero realmente era el cerebro el recipiente, que cuando, por ejemplo, dirigentes estudiantiles eran come candela, pero se adecentaron –ideologizaron, se encorbataron, cuando les tocó gobernar. Alexis Ramírez, no, se lo aseguramos. Viene de otras raíces culturales, de otras luchas, de otra formación política; hasta el momento no ha demostrado llevar el virus de la “ideología merideña”, ni se va a dejar inocular. (221112/11:44)
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