Barquisimeto, ciudad de la luz

Una rápida revisión de datos históricos refieren que París tiene muchos sobrenombres, el más famoso es el de «Ciudad de la Luz» (la Ville lumière), nombre dado por su fama como centro de las artes y la educación, pero también a su adopción temprana de la iluminación urbana. “Las primeras ordenanzas sobre alumbrado público que se conocen datan del siglo xvi. En Francia, venían obligados los vecinos (1524) a colgar una luz en la puerta de sus casas y hasta 1558 no se colocaron faroles en las esquinas de las calles. En 1662, el abate Laudati Carraffe organizó un cuerpo de vigilancia nocturna encargado de encenderlos y apagarlos. En 1667, el teniente de policía Le Reynie reformó y fijó el alumbrado público. Uno de sus sucesores, Sartines, introdujo el empleo de reflectores o reverberos y en 1818 fue adoptado el gas, extendiéndose después a todas las ciudades importantes del mundo.” Este y otros antecedentes importantes del alumbrado público siempre estuvieron vinculados a la responsabilidad de los administradores de las ciudades, al modernismo, al aumento de la visibilidad de los espacios para mejorar la calidad de vida de los pueblos y a la seguridad de las personas.

Las personas que vivimos en Barquisimeto, capital del Estado Lara, aspiramos que también sea llamada ciudad de la luz y que sus administradores tengan el tema del alumbrado público como una de sus prioridades para aumentar los niveles de calidad de vida de sus pobladores expresado en espacios públicos iluminados y seguros.

La realidad actual es que tenemos una ciudad en sombras y en algunos sectores a oscuras. Esta verdad es demostrable todos los días luego de las seis y media de la tarde cuando observamos calles, carreras y avenidas con severas fallas en el servicio de alumbrado público creándose un ambiente visibilidad limitada y una creciente sensación de inseguridad personal.

¿Cuánto cuesta resolver el problema? No sé. Pero lo que si estoy seguro es que esta situación está violentando los derechos ciudadanos de vivir en una ciudad bien alumbrada y pone en evidencia el desprecio por el buen vivir de quienes tienen la responsabilidad al respecto.

En un trabajo de investigación de observación y cuantificación de la problemática planteada los resultados expresan que la situación es muy negativa y vinculante con la desidia en el cambio de postes inservibles y sustitución de bombillas quemadas, es decir inherente a la falta de mantenimiento preventivo y correctivo. Claro, no faltará quien diga que es por causa de los “apagones” o por la “situación del dólar”
.
Como ocurrió en Paris hace siglos, se deberían crear Ordenanzas que obliguen la prestación de este servicio con la calidad que merecemos quienes habitamos Barquisimeto y formar un cuerpo especial de seguimiento, vigilancia y control del alumbrado público. Así, Barquisimeto también se llamaría Ciudad de la Luz. El Concejo Municipal de Iribarren tiene la palabra.


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Salvador Camacho


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