Mirando hacia el sur del lago de Maracaibo

El sufragio del 6 de diciembre es una dura batalla a librar. No es un eufemismo, es literal. Es una batalla, que a pesar del amplio marco de participación popular democrática y un recinto electoral confiable, los factores de la desestabilización están presentes de manera tangible. ¿Qué podemos hacer, a parte de estar preparados para esta aciaga celada que ha montada la derecha? Tener buenos candidatos. Candidatos que garanticen ser los voceros de un pueblo expectante que aun cobija, a pesar de sus ansiedades, la esperanza de un mejor país no solo para las generaciones venideras, sino para las que moran actualmente esta noble tierra bolivariana. El voto del pueblo será para estos candidatos y la sumatoria, la conformación de una Asamblea consagrada al bienestar colectivo, con la permanencia de la Revolución. Pero, esto solo si son capaces de traducir realmente el lenguaje de un pueblo sitiado por una crisis económica, que trastoca sus psiquis emocional y que esta lectura la conviertan con denuedo en bienestar social. Ya el pueblo no espera otra y no habrá otra, sino se hace como es.

 

Cuando hablo de “candidatos buenos” no me refiero a “piquitos de oro” o acicalados con la mejor vestimenta o que se crean doctos de manera despectivas. Estos candidatos deben conocer el entorno cultural, productivo, político, natural y sobre todo humano de su circuito, no como una veta electoral sino una innegable realidad vivencial que habrá que afrontar para garantizar su desarrollo integral. Si no conoce su contexto y sobre todo, sino sabe transmitir de manera autentica su oferta de gestión para que lo perciba su pueblo, no solo será una pérdida de tiempo y recursos, es una fisura para la revolución que se puede agrandar como brecha en sus cimientos.

En el Sur del Lago de Maracaibo, el circuito electoral número 12 conformado por los municipio Catatumbo, Colon, Francisco Javier Pulgar y Sucre del estado Zulia, se ha planteado una propuesta electoral no solo interesante desde el punto de vista de la unidad política de las huestes revolucionarias, sino que está basada en la realidad in situ de esta herradura de tierra, lago y gente. Esta candidatura circuital tiene como postulantes a un par de jóvenes con un arraigo a su terruño no solo emocional, sino con la impronta de un desempeño que garantiza el querer hacer por su lar nativo y por la gente que les conoce. Tanto el camarada Blagdimir Labrador, joven economista colonés conocedor del quehacer amplio de esta subregión, de los  anhelos de su pueblo, de sus potencialidades y sobre todo, que visualiza un devenir de prosperidad y que acompañado de un muchacho valeroso como Max González, que germinó entre la juventud revolucionaria de un municipio Sucre panamericano, lacustre y afrodescendiente, ambos con el  pensamiento del progresismo socialista, hacen que el pueblo del Sur del Lago de Maracaibo aprecien en ellos el enlace presencial en la platea del hemiciclo nacional, no como meros espectadores calienta curules, sino protagonistas comprometidos con la gente que depositará en ellos sus expectativas y que estas se revierta en una próspera realidad.

El Sur del Lago Potencia Agroindustrial de Venezuela, más que un lema de campaña de Blagdimir y Max, es una visión real del acontecer de esta tierra. Su lago, sus ríos y sus afluentes, llenos de abundante vida y dadores de vida, donde se retomaran los acuáticos caminos que unan la pujanza surlaguense de sus ciudades puertos con la metrópolis marabina. Su riqueza variopinta natural: El cacao, el plátano, los frutales, sus cangrejos y peces, su ecoturismo, sus carnes y su leche y todo esa abundante alacena agroalimentaria, necesita de la industrialización y que todo ese despilfarro que sale a través de la importación portuaria, se invierta aquí para acrecentar la producción y crear el parque agroindustrial que amerita su transformación. Y llegará un día en que en esos puertos se revierta su uso, hacia la exportación originada en este fértil manto verde y húmedo. Esta maravillosa tierra dará el bastimento alimenticio a la patria y todo esto en el marco del socialismo humanizante chavista, que permita la sumatoria del bienestar que todos nos merecemos. De esta manera, sin desmeritar otras realidades regionales o nacionales, el Sur del Lago de Maracaibo en la vocería de Blagdimir Labrador y Max González estará a muy buen resguardo.

Finalmente, es por eso que en manos de los que asumieron ser los candidatos de la patria, está el derrotero de la Revolución, no en manos de la oposición. No podemos permitir que la oferta excluyente y malinche de la derecha se posicione en el ánimo de las venezolanas y los venezolanos, porque más que la capacidad electoral de la oposición para ganar,  sería nuestra la culpa de manera inexcusable, la pérdida de cualquier espacio sociopolítico que nos legó Chávez para que defendiéramos. Aquí no hay medias tintas, o es vencer con lo mejor o es perderlo todo. Así de simple y complicado es.

Sin el legado de Chávez no hay Revolución y todos somos Chávez en esta Revolución.



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Carlos Contreras


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