Sus instalaciones están siendo usadas para vender unas cuantas mercancías bien caras sin regulación alguna, y muy de vez en cuando unos 4 pollos para bachaqueros porque son los únicos compradores que pueden calarse 5- 6 horas esperando para adquirirlos. A este Pdval debe ocurrirle lo que a la gasolina: sus costes de funcionamiento superan el beneficio de sus usuarios e ingresos públicos.
Allí los puntos de venta brillan por su ausencia. Pero hay más, en las parroquias centrales y norteñas no se ve la acción ni presencia personal del gobierno, no vemos policías bolivarianos, salvo que estén todos, gobernantes y policías, dedicados sólo a la custodia de los barrios del sur.
Hay parroquias donde las llamadas juntas parroquiales están más a favor de los escuálidos que de la gente chavista; eso salta a la vista.
No se ve bodegas chavistas, ni panaderías chavistas, ni carnicerías chavistas, ni quincallas chavistas; todos esos expendios están en manos de la derecha china y lusitana.
Las verduras y demás víveres que se expenden en los mercado libres y de los buhoneros son de tercera calidad y hasta cosechados a destiempo. La sanidad sigue brillando por su ausencia; son oficinas estrictamente burocráticas con muchas fotos chavistas, pero con ideologías puntofijistas.
Pensamos que la lección recibida el 6D se podría repetir en las próximas elecciones para la gobernación. No podemos esperar ningún cambio con gente pobre muy alienada que todavía permanece fiel a los antiguos patrones mantuanos que siguen aquí desde hace más de 200 años y de los cuales generacionalmente siguen muy agradecidos porque fueron esas amas de casa quienes les “dieron” trabajo cuando esta Valencia era todavía estrictamente rural y semiartesanal, estructura social muy vigente todavía para los años 50 del pasado siglo reciente.