"Llamo humano lo que está más en la naturaleza, lo que está más cerca de las primitivas impresiones".
Simón Bolívar (1826)
Por la imperiosa necesidad de que se conozcan con prontitud nuestros puntos de vista, nos sentimos obligados a dirigirnos al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, a la comunidad local sucrense, cumanesa, regional y nacional, como esencia del poder constituido, así como al poder constituyente originario, a la comunidad continental, mundial y a los ciudadanos de la madre tierra.
Introducción:
Hemos estado en Cumaná, desde que tenemos memoria de la historia urbana y, aún antes, con la conquista de los europeos, pues, se interrumpe nuestra forma de coexistir y los pueblos primigenios empiezan a entregar su esfuerzo a otro. No podemos acceder a nuestros territorios milenarios, nos encierran en fronteras imaginarias de países, de regiones y de ciudades. Hemos llegado a los quinientos tres años de la ciudad de Cumaná de espaldas entre nosotros mismos y como extranjeros en nuestra propia tierra. Dicen nuestros sabios que empezaremos a vivir un nuevo ciclo, que la época de la oscuridad, después de los quinientos años, empezará a cambiar, empezarán los tiempos de la luz.
De la ciudad han transcurrido quinientos tres años de estudio, de discusión, de análisis y se fueron encontrando respuestas y formulando nuevas preguntas. Lo cierto, es que se ha provocado la discusión de nuestra propia problemática, la relación entre las autoridades y el ciudadano con la ciudad y el medio ambiente. En este contexto, va tomando forma una necesidad igualmente fuerte para los nuevos habitantes: la lucha por su sobrevivencia como ciudadanos que no quieren quedarse en el lamento del pasado sino que tienen propuestas para el presente y para el futuro. Surge así la necesidad de abrir nuevos espacios de protagonismo y participación ciudadana como elemento trascendental en el camino de recuperar nuestra herencia: la forma de ver, de actuar, de organizarnos, de resolver los problemas y de plantear nuestro destino.
Entendemos, que Cumaná es una superficie territorial con todos los cambios dramáticos en su trama urbana habidos desde 1515. Pero, creemos, también, que es la inspiración, la energía, el espacio sagrado que nos llama a luchar como opción de vida para que los descendientes de los Guaiqueries que habitan estas tierras puedan tener continuidad. La necesidad de hacer propuestas globales coherentes, importantes, tanto por su magnitud como por el efecto sobre el desarrollo de la ciudad, nos dirige a la atención de este reto: formular soluciones que faciliten el ordenamiento urbano, utilizando para ello los elementos naturales de la estructura de la ciudad o elementos estructurantes que la definen y que le son esenciales tales como la costa, como espacio de unión entre el mar y la tierra; la montaña como fuente de agua y de abastecimiento; el río que une la montaña y el mar y que riega a su paso la fértil llanura costera.
La ciudad como prioridad
En lo sustantivo habría que decir que quienes dan la cara por lo que se conoce por política, no han manifestado su opinión con respecto a la amenaza que significa que el Área de Interés Histórico (AIH), ese gran activo patrimonial único con características excepcionales, empezó a ser "intervenido" sin una planificación mínima, que se sepa de alguna forma como debe estar organizado y distribuido, cuyas premisas deberían ser muy claras.
En primer lugar porque obedecerían a una iniciativa inconsulta. Y ahí empieza a desmoronarse el mito de la democracia protagónica y de que el poder radica en el pueblo, porque para las cosas importantes no se consulta a la gente. Y, en segundo lugar, se demostraría, una vez más, que no importa pasar por encima de los intereses colectivos.
El proceso político que estamos viviendo, encuentra en la intervención del Área de Interés Histórico (AIH) una paradoja muy grande, y es que para nada se ha consultado a la ciudad sobre este asunto, y quienes pudieran liderar esto tampoco lo han hecho. Lo que ha habido, simplemente, son voces vinculadas al área urbana y de la arquitectura que han querido y han insistido en que esto sea un tema total y absolutamente abierto.
Resulta, que una de las cosas que hemos debatido es, primero, la pertinencia de la consulta y luego la del "proyecto". Incluso la posibilidad de que se abran concursos para que la población de Cumaná opine a través de textos e ideas. Pero, al final, en el discurso que habla permanentemente de la comunidad y de que el poder radica en ella, encontrará en la intervención del Área de Interés Histórico (AIH) la necesidad política de entender la ciudad como un espacio de todos, pero también como una preocupación de todos.
Es una realidad que uno palpa a diario, el convencimiento generalizado de que el tema de la ciudad es el que más beneficio le pudiera generar a cualquier gobernador, alcalde, a cualquier aspirante, a cualquier político, en términos de votos. Paradójicamente eso no se ha cumplido en la ciudad. Lo cierto, es que los políticos que nos han representado y nos gobiernan no han entendido el tema de la ciudad como el espacio de todos, pero tampoco como una preocupación de todos: la ciudad no es una prioridad para los políticos.
Los servicios básicos
La ciudad de Cumaná tiene un espacio desarrollado de 59.100 hectáreas aproximadamente; en esta superficie se albergaban unas 383.536 personas naturales para el 2015. El sistema de cloacas está conformado por una red de tuberías que abriga un espacio de 46.689 hectáreas que sirve a una población 295.323 personas, prestando un servicio al 77% de la localidad; al cubrir el 79% de la superficie donde residen o trabajan. Es decir, en forma conservadora existen 12.411 hectáreas y una población de 88.213 habitantes sin servicios de cloacas. Estas cifras así señaladas no hacen mención al factor cualitativo que vendría a constituir la prestación de servicios eficientes. Es significativo el hecho de que cerca de cien mil personas de nuestra ciudad capital carezca de servicios cloacales efectivos, con lo cual se enlaza la reciente realidad celebracionista caracterizada por el cumplimiento de los 500 años de la presencia hispana en la zona (27 de noviembre de 2015), lo cual no expresó en ninguna mejora de la calidad de vida ni en la estética de la ciudad cumpleañera. Las obras presuntamente programadas, más de 40, se han quedado encalladas en el silencio.
Esto significa, en términos prácticos, que no se previó la asistencia eficiente de cloacas, transporte, electricidad, agua y saneamiento ambiental de las zonas urbanas y sus adyacencias. Cumaná está invadida en sus periferias por asentamientos informales. El universo de ocupación informal y anarquizada del espacio urbano se acerca al 70%. Lo que tenemos de ciudad formal es apenas un 30% del espacio de la ciudad. Entre tanto, quedan ocultos los miles de hectáreas de ranchos y subhabitaciones, sobre los que no se dice nada.
El Área de Interés Histórico
Cumaná, está llena de monumentos nacionales y por lo tanto de declaratorias patrimoniales, pisoteadas por sus gobernantes que, a troche y moche, están levantando una obra deleznable desde todo punto de vista, para rendir un estereotipado homenaje al yoísmo y al egocentrismo. Por eso, nos llena de congoja y nos alerta la inutilidad de acciones oficiales si los valores que se pretenden defender no son realmente interiorizados como valores de todos. En efecto, la Casa de Gobierno de Cumaná, sometida a los avatares de un prepotente de mirada corta, desarraigado frente a un área de interés cultural e histórico que se está cayendo a pedazos, mientras las apetencias comerciales se devoran esos restos y los poderes constituidos, como siempre, apuntan a objetivos desenfocados por el triste destino de muchos bienes patrimoniales, tangibles e intangibles, que sortean un mundo de ignorancia, maltratos y negociaciones.
La valorización y reutilización
Por lo general se revaloriza el pasado en la búsqueda de una identidad (nacional, regional, local, tanto da) re-negando un proceso de mundialización cultural, impuesto por la mundialización de la economía capitalista, de la que no se reniegan, por la mundialización de la información y comunicación y por la mundialización de los problemas, que afectan a las sociedades de nuestro tiempo. Y se pretende distinguir y dotar de identidad cultural al habitante de los ranchos cumaneses que, no importa a qué comunidades pertenezcan, entre ellos sí hay una identidad.
Sin suponer una intencionalidad de desviación ideológica, -el problema de la intencionalidad o inintencionalidad en la ideología ha sido poco tratado-, este rebuscamiento y refugio en el pasado conforma una densa niebla que permite ignorar y esconder, los verdaderos problemas del presente, entre ellos los urbanos.
Simplemente, no amparamos la nueva formalización de la Casa de Gobierno de Cumaná, porque se pretende la sobrevalorización en cuanto a lo impropio de esa arquitectura, su funcionalidad y sus valores estéticos.
Esa nueva formalización entorpeció la presencia de la escala humana de la fachada-calle y la vida comunitaria que creaba aquella forma urbana. Asimismo, obstaculizó la relación de la tapia perimetral del jardín nobiliario con su arco triunfal trilobulado y los lugares de reunión social: la biblioteca, el salón de fiestas, la terraza, el patio central, el jardín y la capilla palatina. Como contraposición, la vieja formalización del Palacio del Márquez de Cajigal, ya no tiene escala humana, no tiene calles, ni fachadas, no existen lugares de reunión que fomenten la comunicación, convirtiéndose en la causa de la pérdida de la vida comunitaria y de todos aquellos valores pretéritos.
Un análisis más imparcial sobre lo viejo diría que lo propio no es tan propio; que el plano arquitectónico de patio nace en el Mediterráneo hace milenios; que el adobe como material constructivo es aún más viejo; que los techos de caña, barro y tejas se multiplican en los Andes y sin tejas holandesas; que la celosía y las persianas son de origen árabe; la pavimentación de ladrillos hidráulicos es de origen italiano; los plafones en latón martillado y repujado traídos de Paris; las grandes alfombras persas; los candelabros araña de cristal; los muebles Luis XV; el comedor con sillas para 22 comensales de estilo victoriano-inglés; los paneles de madera acristalados; las vitrinas con la platería de servicio y la vajilla de porcelana blanca mandados a hacer en Inglaterra y, por si fuera poco, las obras de arte del siglo XVIII.
Además, en tanto se admite sin reservas, se destaca el nuevo aire acondicionado para la Casa de Gobierno, negando nuestro trópico y las soluciones naturales de acondicionamiento y, sobre todo, la desaparición de los árboles centenarios del jardín nobiliario de la Casa de Gobierno, quizás por su primitivismo, nostálgico y romántica antigüedad.
No obstante, reconozcamos algunas ventajas de la formalización antigua sobre la actual:
Las construcciones respondían más al valor de uso que al valor de cambio; sin que esta afirmación trate de negar la existencia del negocio inmobiliario, que tiene antecedentes muy lejanos y del que se dice que ya Cicerón en sus tiempos explotaba con éxito. Afirmamos simplemente que "la burguesía de la época" antes del capitalismo inmobiliario fue mucho menos exigente y científico que el actual advenedizo y ello redundó en menores distorsiones formales.
Otra ventaja fue que no era obra de arquitectos que trataban de exaltar su ego creador, y entonces la producción artesanal resultaba casi estandarizada en sus unidades y elementos, imponiendo además el parcelamiento estrecho, una contigüidad generadora de un continuum espacial de horizontalidades, donde se inscribía la verticalidad de los ritmos de vanos y pilastras. Como contraposición, la formalización actual hace que el papel del diseñador desaparezca y, mucho más grave, el profesional de la arquitectura pierde preeminencia y jerarquía. Y, con ello, los elementos estructurales ambientales, culturales, históricos y patrimoniales no juegan papel relevantes.
La intervención de la Casa de Gobierno
El inmueble objeto de "intervención", es un casona de la arquitectura colonial propia del trópico caribeño del siglo XVIII, poseedor de un jardín nobiliario compuesto por árboles centenarios, una tapia perimetral y un arco triunfal trilobulado de los años 1930, declarado Patrimonio Cultural y, por tanto, forma parte del entorno y continuidad visual a los edificios de la poligonal de la Zona Histórica de la Ciudad de Cumaná.
Estamos en presencia de una ״intervención״, que no tiene como propósito la conservación del patrimonio ambiental, cultural, histórico de la actual Casa de Gobierno, sino la continuación y desarrollo de una política negadora de una acción integral dirigida a la consolidación e integración del entorno urbana total con el de una edificación que posee identidad formal y técnico constructiva: sentido propio de la proporción, de la escala, de la textura, del color y la reivindicación del patio central como elemento vital de la arquitectura del trópico caribeño.
Esa "intervención" es la continuación del cerco y mutilación del Área de Interés Histórico (AIH), donde no se establecen referencias con el Plan Rector (1986), ni con el Plan de Ordenamiento del Territorio del Estado Sucre (POTS-1989), ni con el Plan de Ordenamiento Urbano (POU-1993), ni la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística (1987), ni con la Ordenanza de Zonificación del Casco Central de Cumaná (1988) y, mucho menos, con la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural y su Reglamento (2006). Es aquí donde la inexistencia de estudios genera uno de los puntos débiles de la intervención de la Casa de Gobierno.
No se habla de un Área de Interés Histórico (AIH) y, difícilmente, se contará con argumentaciones sólidas para afrontar el estudio de la "intervención״. Llama poderosamente la atención que estos estudios no son estimados y, por lo tanto, no se han realizado y nos parece que en perspectivas inmediatas no se realizarán. Se opta por el camino más fácil: una vulgar demolición de construcciones originales. Por ese camino seguiremos directo a la pérdida del Área de Interés Histórico que no solo pudiera ser históricamente importante, sino incluso poseedora de un singular atractivo turístico y recreacional.
Ante el cuadro de continuo agresividad, irrespetado y destrucción planteada hasta ahora, denunciamos:
- Distorsión del arco triunfal trilobulado.
- Demolición de los plafones en latón martillado y repujado.
- Demolición de los ladrillos hidráulicos.
- Demolición los paneles de madera acristalados.
- Demolición de construcciones originales.
- Incumplimiento de las normas de manipulación, embalaje, transporte y almacenamiento de bienes culturales.
- Ausencia de un inventario de los bienes muebles e inmuebles.
- Afectaciones a la Plaza Bolívar por el tránsito de maquinaria pesada.
Las convicciones y los prejuicios
En su programa de radio el Gobernador del Estado Sucre, expresó unas genéricas y ambiguas afirmaciones. Sin pretender eludir el asunto planteado, como mecanismo ad hoc, de proteger aquellos bienes que considerados como poseedores de valores culturales e históricos significativos, se encuentren amenazados por diversas circunstancias. Digo que preste particular atención al futuro urbano de la ciudad, porque es evidente que en esos debates siempre aflora lo que en los papeles oficiales no se dice: las convicciones y los prejuicios que determinan la lectura definitiva que cada quien le da a los acontecimientos del mundo objetivo.
1. "…cosas viejas y del pasado…"
El discurso errático, en el momento de presentar al grupo de hip-hop, viene a cuerpo por su preocupación sobre todo aquello que huela a pueblo, a mal gusto, "a cosas viejas y del pasado".
2. "…un rancho de la burguesía de la época…"
La posición oficial está determinada por una genérica y ambigua afirmación de que se trata de una "intervención de un rancho a punto de caerle encima", refiriéndose a una casona perteneciente al inventario de bienes del área de interés cultural e histórico de la ciudad de Cumaná.
3. "…chismosos…".
Para que la "preocupación personal" por la alergia que lo anima no sea sólo un mero dolor de cabeza y para que efectivamente no se confunda eso con una "preocupación patrimonial" que vaya más allá de una elite arquitectónica o etnológica y se convierta en un sentimiento colectivo, hay que hacer muchas más cosas que llamarnos "chismosos".
Señor gobernador, tales afirmaciones quedarían a la pregunta inevitable: ¿Por qué, esas expresiones totalizadoras se han demostrado sustentadas, más que en criterios culturales e históricos inobjetables, en el conjunto de valores, creencias e imágenes que hemos conformado como representativas del mundo que observamos?... Ideología se llama ¡
Los aspectos legales
- Dicha "intervención" viola los principios constitucionales que protegen el patrimonio cultural arquitectónico de Venezuela, específicamente, el artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), establece la preeminencia de los derechos humanos; que el artículo 19 que considera como irrenunciable el ejercicio de esos derechos; hacer énfasis en los valores culturales, históricos, arquitectónicos, artísticos y urbanos, que establece el artículo 29 y, fundamentalmente, el artículo 99 que protege el patrimonio cultural.
- La Gobernación del Estado Sucre, conculcó las normas contenidas en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, publicada en 2006, la cual se otorga a todo ciudadano, la facultad de defender bienes indispensables de la identidad nacional, señalando que en sus artículos 2 y 5, el mencionado texto legal establece los patrimonios culturales, aun cuando no hayan sido declarados, y que el artículo 6, contiene los conjuntos, las poblaciones y los sitios de interés cultural, sosteniendo la importancia del ordinal 12° de la citada norma, el cual no solamente protege el patrimonio así declarado, sino que protege todos los elementos que constituyen su visualidad y contemplación adecuada. Sostenemos que, corresponde estudiar el entorno de esa edificación, de acuerdo con el artículo 23 de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, para garantizar la libre visualidad de esos inmuebles.
- La Gobernación del Estado Sucre, menoscabó el contenido de la Ordenanza de Zonificación del Casco Central de Cumaná, publicada en 1988, que declara "Zona Histórica de la Ciudad de Cumaná". Asimismo, el Decreto antes mencionado, ha sido violado, lo cual no ha consultado debidamente a los organismos patrimoniales, y que no ha tomado en cuenta el grave daño que le hace a la ciudad, cuando interviene elementos indispensables de su identidad, ya que la memoria arquitectónica de la ciudad de Cumaná ha sido muy poco defendida.
- La Gobernación del Estado Sucre, lesionó el contenido de las Convenciones y Recomendaciones de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural, publicada en 1983. Estas normas internacionales, donde Venezuela es parte activa, referidas a la protección del patrimonio ambiental natural, cultural y arquitectónico; ordenan al Estado a defender el patrimonio de la ejecución de obras públicas; y, además, establece extender los conjuntos y sitios históricos ligados a la memoria urbana e histórica de la ciudad.
El Instituto del Patrimonio Cultural (IPC)
Los sucesos que han exacerbado a la comunidad ante la imposibilidad de un real diálogo con el gobernador del Estado Sucre, nos obligan a exponer el más resaltante error contenido en la inspección del Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) a la Casa de Gobierno de Cumaná. Por Dios! …por no usar apreciaciones más crudas, pero, el IPC debió permitir nuestra participación y no realizar una "inspección" producto de un cogollo oficial con investidura legal.
En definitiva, el IPC fue insensible, a todas aquellas puntos de apoyo y continuidad de la estructura, no solo histórica, sino también ambiental, cultural y patrimonial de la de la Casa de Gobierno de la ciudad de Cumaná. Calificó ligeramente nuestra posición y truncó la estructura de un pensamiento que intenta identificar los valores permanentes de la cultura: avaló el despilfarro en todas sus posibilidades y permitió que se continuara con los destrozos por parte de la tecnocracia insensible y demagógica.
Esa actitud del IPC forma parte del fariseísmo desarrollista que hoy pondera lo autóctono para explotar y manipular, donde los afectados no cuenta en absoluto. Porque el ciudadano no tiene ni voz ni voto en la construcción o destrucción de la ciudad. Todo se hace en el entendido de que ésta es una hacienda y los gobernantes sus propietarios, sin que exista cosa ni que se parezca a una consulta a la opinión pública: en Cumaná, se puede echar abajo la Casa de Gobierno al capricho del jefe…y punto ¡
Nuestras consideraciones finales
Estamos en un momento histórico que exige el cambio de la formalización arquitectónica, basado en un profundo cambio social, que rompa abruptamente con los imperativos de dominación colonialista que pretende imponerse en la actualidad. De allí, que en relación con ese cambio en la concepción espacial del proyecto de intervención de la Casa de Gobierno de Cumaná", respondemos con determinación:
- La demolición de construcciones originales de la "Casa de Gobierno", pudiera significar, sin lugar a dudas, una despiadada destrucción de los espacios vitales del área de interés cultural e histórico de la ciudad de Cumaná. Sostenemos el derecho de la Casa de Gobierno a un serio, respetuoso y leal estudio -previo a toda acción- sobre el patrimonio construido; sobre la verdadera capacidad de "consolidación" o "recuperación", sobre su posibilidad de uso o cambio de uso en una actitud de seria politica o rechazo al despilfarro y sobre lo que el significa a través de la continuidad y el arraigo.
- Es urgente ahondar en otras determinaciones del diseño del espacio del A.I.H., las cuales se han de enmarcar en la perspectiva de la construcción del Estado no-clasista y el ciudadano racional ético-estético-bio-ecológico y, por lo tanto, necesario para constituir un nuevo programa arquitectónico, tanto en el aspecto social como en el aspecto de las técnicas productivas, que conduzcan a la necesidad de la originalidad del nuevo diseño con la desaparición del diseño-mercancía y el diseño-monumento-individual.
- Es imprescindible desmitificar el espacio social que no es un problema técnico, sino un problema político. La solución no es espacial sino política, pues, el problema del espacio social está adecuado a la acumulación y a las relaciones de reproducción. No se debe ignorar que esa práctica de diseño es incapaz de solucionar los problemas de nuestras ciudades y, mucho menos, dentro de ellos, el problema de los sin-espacio.
- El esfuerzo de creación de una conciencia colectiva, elaborando planes integrales de conservación y desarrollo que encaucen los impulsos públicos y privados dirigidos a utilizar el patrimonio como estrategia para mejorar la calidad de vida. Diseñando proyectos pedagógicos de atención al patrimonio que se articulen transversalmente con el eje educativo. Demostrando que con un buen programa de divulgación, lo bueno que puede resultar para el verdadero desarrollo del Estado Sucre, la construcción de la identidad regional.
- Un pensamiento, un conjunto de reflexiones que permitan ensamblar todo los demás aspectos del planeamiento y el diseño urbano, si es que se quiere con ellos hacer ciudad.
"Dejémosle a nuestros hijos luces en lugar caudales, porque la ignorancia es más de temer que la pobreza", es palabra viva del Maestro universal Simón Rodríguez.
FOTO: El Palacio del Márquez de Cajigal (XVIII), posterior Residencia Federal de gobierno de Cumaná (1930) y ahora Despacho del Gobernador del Estado Sucre (2018).