En la revolución chavista llegó un momento que había cierto aprecio por los traidores, no sé si seria por aquella vieja cuenta que si le quitas uno al contrario en la práctica son dos, uno que le restas y uno a la vez que sumas a tu causa. Es así que cuando el gordo De Lima manifiesta sentirse orgulloso de hacer nacido en el siglo de Hugo Chávez, como excusa para salirse del MAS, lo reciben con aplausos y hasta olvidan su herencia adeca por parte de su padre en el estado Monagas.
Era gobernador, pero traidor es traidor y en la primera oportunidad en cadena nacional se le volteó al comandante supremo en su propia cara, con Miraflores de escenario. Desde esa oportunidad sus días, políticamente hablando estaban contados, no repitió como candidato, Tarek William Saab Halabi ganó la gobernación, jurando llevarlo a la cárcel por las irregularidades eso no lo pudo hacer. Luego el gordo se dedicó a competir con Cabrujas armando un guion de una obra de teatro en donde él mismo era el principal protagonista. Era irreconocible, pasaba hasta una semana con la misma ropa, caminaba cuadras enteras pues no tenia vehículo ni dinero para el pasaje.
El soporte financiero eran los amigos a quienes les suplicaban colaboraran con una tarjeta telefónica para llamar a otros en busca de apoyo económico para hacer mercado. En ocasiones casi llorando, llamaba pidiendo para pagar el taxi que traía a una hija de Caracas para Lechería, la misma que hoy aparece en internet viviendo en New York. Con ese mismo llanto logró una entrevista con Chávez, se arrodilló pidiendo perdón. Esté por su gran benevolencia y el corazón abierto que le da la enfermedad a los seres humanos de buena voluntad, lo rescató poniéndolo a la orden del Canciller con oficina en la Casa Amarilla. Imagínense la buena suerte el ministro, era el propio Nicolás Maduro.
El gordo comentaba a sus amigos, "la jugada me salió perfecta", cuando Nico fue electo presidente. La aparente miseria se le acabó iniciando su nuevo rol tratando de contaminar a cuanto político pudiera convencer para que dejara la oposición y vinieran hacer equipo con él, en el gobierno revolucionario. Varias fueron las denuncias de los dólares que ofrecía a quienes brincaran la talanquera. En esas redes cayeron Ricardo Sánchez y Carlos Vargas. Mientras les sacaba el cuerpo a todos sus viejos amigos que lo socorrían cuando estaba en la adversidad. Entre ellos: Eder Puerta Aponte, fundador de Bandera Roja, Víctor Guacarán, ex dirigente de La Causa Radical, Miguel Tovar.
Ex dirigente de Acción Democrática, Claudio China, dirigente sindical, Isaías Salas, ex dirigente del MAS. Apenas fue solidario con una señora de nombre Carlota, a más nadie ayudó. No le importó para nada el pasado, manifestaba que como Bolívar siempre estaba cambiando equipo de confianza. Creía que con su aparente simpatía y falso liderazgo sería un eterno polo de atracción para las demás personas. No fue así, todos los cuadros y operaciones que quiso montar en Anzoátegui fracasaron, ya nadie cree en él. Al menos en esa región, no se sí en la directiva nacional del Psuv. En ese escenario recluta a Carlos Vargas, no a Sánchez. Vargas es hasta distraído. El día que lo conocí, después qué habló se dedicó a leer y enviar mensajes. En una reunión de 4 personas.
A esos prefiere el gordo como colaboradores directos, sobre todo si también son traidores como él. Vargas viene de AD, Un Nuevo Tiempo, y otra organización con Sánchez. Aprovechó estas circunstancias conjuntamente con las influencias que tiene o tenía en el alto gobierno y hace nombrar a Vargas Superintendente del Petro, pero para afianzarlo más lo juramentan como primer vicepresidente de Somos Venezuela. Casi nada segundo de Delcy Rodríguez. Todo iba viento en popa hasta que Vargas comenzó a hablar de la creación del estado 24, formado por los municipios de la zona sur del estado Anzoátegui.
En el fondo no era un pecado, en especial si el Vaticano ya tenía lista la Diócesis de El Tigre, integrada por esos mismos municipios, pero Vargas en la promoción de ese nuevo estado lanzaba la candidatura del gordo De Lima como gobernador, dedicándole más tiempo a esa actividad que a la responsabilidad con El Petro. Había caído en las manos del encantador de serpientes que utiliza a los demás para desgastarlos y luego él se lava las manos. Imagínense a De Lima en sus años dorados, manejando la mayor reserva petrolera del mundo que queda en ese estado 24, Miraflores era pan comido. Vargas pagó los platos rotos. El gordo feliz y contento, supuestamente mil millonario y con excesivo poder en la revolución, ¿Será que en el chavismo premian a los traidores?
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