Al parecer la revolución bolivariana durante años de revolución viene desestimando políticamente este mercado nacido durante la IV República, un mercado que ha auspiciado a los pequeños y medianos comerciantes, ellos manejan miles de millones de bolívares propios y ajenos, base política de todos los gobiernos que han administrado la democracia, pudiera decirse templo ideológico de la idiosincrasia de la ciudad de Maracaibo, al mismo tiempo base ideológica que sustenta la pequeño burguesía de "la ciudad", así como trabajadores informales permeados por estos. El Mercado de Las Pulgas es un entretejido económico, social y político donde participan comerciantes de distintos calibres, conjuntamente con distribuidores minoristas y mayoristas, se dice que los supermercados también tienen su cuota de participación en el mercado para sostener los precios de superganancias, incluso para la obtención del efectivo. También; en dicho mercado se dice que participan funcionarios policiales y militares de alto rango en las operaciones de compra venta de mercancía, alcabala y demás menesteres que aseguran el aprovisionamiento de la mercancía y del efectivo.
Más de cincuenta años han pasado desde el Primer Gobierno socialcristiano de Rafael Caldera, quien con su mentalidad burguesa desarrollista y modernizadora le diera luz, todo aquello se distorsionó con el quehacer del tiempo y los gobiernos, vale decir que el dinero, la ganancia y las mafias económica se tragó a un mercado que otrora fuera símbolo del viejo mercado popular de la Plaza Baralt, fue algo así como un desplazamiento urbano a las riberas del Lago de Maracaibo, una mudanza que más tarde se hizo otro mercado, El Simón Bolívar creado por el ex alcalde Dimartino que dicho de paso sus costas laterales se han convertido en un verdadero vertedero de basura, robándole al Lago espacio, contaminando el Lago con rellenos sanitarios a la vista de todo transeúnte y pasajero que viene de viaje de Los Puertos de Altagracia, desde de esta travesía llegando a la ciudad se puede divisar el vertedero de basura, un relleno insalubre que afrenta el nombre del Libertador y que espera aumentar los espacios del mercado a costa del Lago sin que autoridad local, municipal, legislativa o regional se sienta con dolor o autoridad a reclamar y defender al Lago de Maracaibo, símbolo de lucha del prócer de Padilla e independencia de la Batalla Naval del Lago ahora acosado por la desidia, la indiferencia y las carencias públicas de ciudadanos republicanos.
Cuando la autoridades locales o regionales han intentado reclamar los derechos públicos de regulación del Estado, se yergue unas fuerzas oscuras, las mafias del mercado que amenazan a todo reclamo, las cosas deben seguir como están, alzados como están de desafiar a las fuerzas del Estado, a la autoridades públicas, incluso monetarias desconociendo el papel moneda, ahora los billetes de cien y así en consecuencia, las regulaciones sanitarias, el ordenamiento urbano, aquí no hay espacio de ciudadanía, de civilidad, de sociabilidad y urbanismo, las leyes del mercado capitalistas están por encima de toda virtud pública, del Estado y sus leyes, basta ver que el mercado las Pulgas se ha convertido en un Estado dentro de Otro, un antro de corrupción pública, allí manda el Capital, el poder del dinero sobre las leyes, impera el dinero por encima de la vida de los ciudadanos, un espacio donde roban públicamente, a nadie se le ocurra llevar consigo un celular, es atracado públicamente, la presa es acosada, rodeada y paralizada por sus ladrones quienes le sustraen el celular de sus bolsillos o bolsos de la manera más profesional sin que pueda acudir a autoridad alguna apostadas allí mismo, todo pasa a plena luz pública, para luego revender o desguazar parte de sus piezas en el Mercado de la Redoma, frente a las Pulgas donde pululan decenas de kioskos o mesas de compradores y vendedores de celulares robados, baterías, memorias, carcasas y demás piezas.
El Estado del mercado Las Pulgas funciona como decíamos no solo como mercado, también como caja de dineros públicos, de efectivo, de especie de succionadora de dinero popular, de lavadora de dinero, banco central, allí se decide que billete circula y cual no, el mercado Las Pulgas es resonancia de los trabajadores del volante, presiona al gobierno central la emisión de dinero nuevo, es un instrumento de poder de las mafias económicas, de bachaqueros anónimos, de comerciantes que trasiega miles de millones de bolívares de fuertes a soberanos, a las fronteras para pagar los inmensos litros de gasolina que paran en Colombia, que vende este gobierno a su población como al igual sirve a la exportación. El Mercado Las Pulgas tiene intereses económicos más allá de la frontera, tiene sus replica en la Curva de Molina, el Kilometro IV, mercados que no se quedan atrás de la manipulación de la venta del efectivo y el punto electrónico, sostiene la mafia de los especuladores del dinero, de la mercancía, creadores de la hiperinflación galopante, se puede decir que se ha instalado en este Estado Zulia otro de índole paralela, ilegal a la sombra de la legalidad, del amparo de funcionarios públicos con la complicidad de privados, que apuestan al enriquecimiento fácil, sin pagar impuestos, a la ruina del mismo Estado Nación: Venezuela. El Libre mercado evadiendo las regulaciones pretende establecer un capitalismo salvaje, un capitalismo donde son asesinados gradualmente, día a día los derechos de los consumidores impunemente, el derecho a la alimentación del pueblo.