EL PUEBLO GUAIREÑO ESPERÓ CASI 40 AÑOS PARA QUE SE LE
DIERA A SU REGIÓN EL NOMBRE HISTÓRICO, ESTADO LA GUAIRA
Hace 39 años, cuando el pueblo guaireño estaba enfrascado en la lucha por la autonomía, la figura de la creación del Estado se oponía a la de formar el concejo municipal, propusimos por la prensa de entonces –y después lo recogimos en un libro que titulamos: "Un Programa y una Conciencia para el Estado Vargas"– que el nuevo estado debía llamarse Estado La Guaira, capital Vargas; por esos años 80 del siglo XX reivindicamos la bandera de Gual España como la bandera regional, hecho que finalmente fue aprobado por la primera Asamblea Legislativa que se eligió en 1999.
El presidente Chávez propuso, en el marco de la toma de posesión del nuevo gobernador, General García Carneiro, que se le debía cambiar el nombre al Estado Vargas y sugirió el nombre de José María España o el de algún líder indígena de los muchos valerosos guerreros que en el territorio guaireño enfrentaron la invasión y agresión española. Incluso en la campaña de 1998 le planteé al Comandante Chávez la pertinencia de ponerle el nombre al nuevo estado de Estado Guaira como un acto de justicia histórica.
¿Por qué propuse para el debate que el nuevo Estado debía llamarse Guaira o La Guaira?
En primer lugar por ser éste el nombre originario que los habitantes caribes de la región ancestralmente le habían dado. "Guaira, viento veloz de fuego", "amigo","canoa" en lengua caribe. Ése fue el nombre que aquí encontraron los españoles, el nombre más extendido, el nombre histórico, patronímico tan válido como Maiquetía, Naiguatá, Macuto, Caruao, pero más universal que ellos, sitio donde comenzó a nacer la villa, primero, después la ciudad, refundada por Diego de Osorio en aquel junio de 1589, después del batallar incansable de Paisana, sucesor de Guacaipuro, en su enfrentamiento al colonialismo español.
La fuerza de la palabra La Guaira es tan grande que cualquier venezolano, de cualquier latitud, población, Estado, cuando va a venir para esta región, dice: "Vamos para La Guaira", "Voy para La Guaira".
Si los argumentos anteriores no son suficientes, el nombre Guaira traspasó los siglos venezolanos y la historia y luchas de su pueblo están poderosamente vinculadas al nombre de la región, sin contar que el guaireño desarrolló una identidad y un sentido de pertenencia, un conjunto de rasgos culturales, una idiosincrasia que lo definen como guaireño, no como varguense.
El nombre del doctor José María Vargas se lo ponen a la región los godos, los oligarcas caraqueños, porque la región guaireña fue siempre, históricamente, un apéndice comercial de Caracas. Vargas, el sabio, el científico, el ilustre primer Rector de la Universidad Central de Venezuela, el mismo que se enfrentó a uno de los asesinos del mariscal Sucre, Pedro Carujo, el mismo que le dio el golpe de Estado de 1835, y se inmortalizó con la frase: "El mundo es del hombre justo", para responderle al golpista Carujo, que justificaba su acción diciéndole: "El mundo es de los valientes". El bolivarianismo de Vargas era débil y nadó en dos agua, pese a que se opuso, débilmente, a la disolución de la Gran Colombia por parte de Páez, de la godarria valenciana y caraqueña en el Congreso Constituyente de 1830. Su origen, es altamente sabido, es guaireño, como lo fue el prócer Carlos Soublette, el general zamorista Pedro Aguado, José María España, Joaquina Sánchez, Manuel Gual, Eloy Escobar (dilecto amigo de José Martí durante la estancia de éste en Venezuela), Juan José Breca (después secretario de Páez en NY), Pedro Elías Gutiérrez y un sin fin de personajes relevantes en las letras y las artes.
El debate tanto para quitarle el nombre al Estado como para escoger uno nuevo, no parece fácil, como no lo fue, por ejemplo, cuando la primera Asamblea Legislativa que dirigió nuestro apreciado amigo, el baquetero Gabriel Estaba, y se convocó al concurso del himno del Estado, llegaron decenas de hermosas composiciones y un grupo de tirapiedras, exaltados que nunca faltan, montoneros, impidieron que se escogiera algunas de las piezas como por ejemplo la carmañola americana que formaba parte del programa de la Revolución de Gual y España. ¿No está el Estado Vargas, sin himno, acaso y el que está es el del municipio, adequísimo por cierto? Esa es otra deuda que hay que saldar.
REIVINDICAMOS LAS LUCHA POR LA CREACIÓN DEL ESTADO LA GUAIRA DE
LOS AÑOS 80’ PORQUE ES UN ACTO DE JUSTICIA Y DE HONESTIDAD POLÍTICA
Por supuesto que hay que reivindicar las luchas políticas que desde los años 80 emprendimos un grupo de guaireños –nativos o venidos de otras regiones de Venezuela que allí se habían asentado– por la autonomía regional, comenzando en la década del 80 del siglo XX. Estudiosos como hemos sido de la historia, la geografía, la literatura y la cultura popular guaireña, nos pareció entonces válida la lucha por el Estado Vargas porque, dentro de las luchas revolucionarias, era una forma de enfrentar el estatus quo, de enfrentar el partido más peligroso y negativo, AD, quien buscaba monopolizar todo el poder político con su propuesta de la creación del consejo municipal. Al final la cobardía política del entonces presidente Luis Herrera Campins y de Copei en el parlamento, en Vargas mismo, cedieron al chantaje y a la presión de la oligarquía caraqueña que no quería todavía desprenderse del comodín que era Vargas. Aquellas luchas donde se embarcó mucha gente valiosa como el fallecido Pedro Chinchilla, se creó la Coordinadora Popular por el Estado Vargas que hizo estudios muy serios y presentó incluso un proyecto de ley que creaba el Estado Vargas y dio muchas batallas de calle, debates, discusiones legales y políticas que se fueron apagando porque los factores de poder le dieron la espalda y el pueblo no tenía, pese a su organización, fuerza suficiente para que se aprobara el Estado en el Congreso Nacional. En 1987 AD, bajo el infame gobierno de Lusinchi, impuso el concejo municipal, elegidos a dedo todos sus integrantes, y su primera medida fue sacar por la fuerza de la Casa Guipuzcoana a 25 instituciones culturales que allí funcionaban.
El nombre de Estado Vargas había tomado cuerpo, se había enraizado en el pueblo y para finales de 1997/1998 resurge con fuerza nuevamente la propuesta de crear el Estado Vargas. El presidente Caldera no estaba muy de acuerdo con la creación del Estado, pero quienes habíamos levantado esas banderas en los 80 retomamos con fuerza la lucha autonomista, por su parte el PPT, que tenía una importante cuota de diputados trabaja también en ese sentido, pero siguiendo a la cola de AD, quien por oportunismo cambia las señas y, ante la fuerza popular y social que tiene la creación del Estado, comienza a trabajar políticamente, ¡ahora si, con la éstrategia de crear el Estado Vargas, pero como un estado corporativo, un inmenso negocio, no como lo sentía el pueblo y nosotros, la vanguardia, lo expresábamos.
LA OLIGARQUÍA ADECA PRETENDÍA CREAR UN ESTADO CORPORATIVO
Los adecos juraban que ganaban las elecciones de ese año y el sórdido y gris José Rubín se veían como gobernador del flamante Estado. Antes se crea primero el Territorio Federal Vargas (1997, siguiendo el mismo patrón que convirtió a los Territorios Federales Amazonas y Delta Amacuro, con el añadido que ninguna de esas regiones del país tenía la tradición de lucha y los aportes que históricamente tenía La Guaira en la conformación de la nacionalidad y de la patria misma, pero esos nuevos estados estaban concebidos por la oligarquía como estados/negocios, entes corporativos para extraerles todas sus riquezas y luego se crearía el Estado Vargas (1998).
Pero llego el comandante Chávez y mandó a parar y a Rubín y a los adecos de Vargas se les cayó la sopa del plato a la boca. La vorágine revolucionaria llevó a Alfredo Laya a la gobernación del naciente Estado Vargas, en una alianza chimba, al igual que el candidato que fue un bacalao que nos lo tuvimos que montar durante toda la campaña e ir Chávez varias veces a Vargas para que alzara vuelo porque le faltaba fuelle. Torpe y malagradecido cuando lo estaban proclamando le agradeció a un empresario que había financiado la campaña del PPT en Vargas y olímpicamente ignoró a los muchos que habíamos luchados por la autonomía regional, que fuimos echados a un lado. Pablo Medina monitoreaba aquel torpe y sectario gobernante, que pretendió establecer relaciones con la China de Formosa pasando por encima del Canciller José Vicente Rangel y de los intereses del país, creyendo, como creen los gobernadores opositores, que ser gobernador o gobernadora es tener autonomía plena para hacer del Estado que se gobierna, otro país. Por cierto Laya tuvo que regresar desde las Islas Canarias regañado. ¿Hasta dónde no fue esa una de las arteras maniobras de Pablo Medina para crearle problemas al naciente gobierno de Chávez?
Vino el deslave, el desastre, los 50 mil muertos de la tragedia, el éxodo y el comenzar de nuevo con el gobierno revolucionario la reconstrucción de Vargas. El gobierno del Mayor Antonio Rodríguez San Juan, pero lo que si es cierto es que durante sus 8 años de ese gobierno poco se avanzó en el desarrollo de la identidad y en el desarrollo espiritual de Vargas, en varios aspectos de la cultura se retrocedió e incluso se perdieron importantes conquistas culturales.
Chávez, como siempre, el año 2008, puso las ideas para el debate, propuso cambiarle el nombre al Estado Vargas esta vez por el de Estado La Guaira, pero la propuesta no encontró la suficiente receptividad y la dinámica política de aquel período hizo que se engavetara la importante decisión. Diez años después el presidente Nicolás Maduro y el actual gobernador, General García Carneiro, en primera instancia, levantan esa importante bandera, la desengavetan y la levantan con mayor fuerza. Los revolucionarios y el pueblo guaireño deben apoyar esa propuesta con intensidad para cerrar el ciclo que no se cerró cuando se decidió la creación del Estado Vargas en 1998. No debe considerarse ni como capricho ni como un simple acto burocrático o las burdas y torpes críticas de algunos sectores burgueses y pequeños burgueses de la derecha regional o nacional, ahora, abierta o veladamente, en plan conspirador, empresarios resentidos que siempre estuvieron al margen de esa lucha y si apoyaron las iniciativas anteriores fue por el beneficio económico que les podía reportar. En el año 1998 existían los partidos de la derecha AD y Copei, hoy ya están desaparecidos y sus líderes envejecidos y sin perspectivas políticas.
TODOS LOS GUAIREÑOS DEBEMOS DARLE FUERZA
A LA CREACIÓN DEL ESTADO LA GUAIRA
El pueblo guaireño debe tomar con fuerza en sus manos las banderas del Estado Guaira para que tengan el calor y la fortaleza que le imprime el poder popular, pero también para construir colectivamente un programa de gobierno, eso es lo que le quitaría el no ser un acto burocrático. La participación popular, las comunas, los consejos comunales, las organizaciones sociales y de masas, juveniles, de mujeres, de adultos mayores, los obreros y campesinos deben asumir políticamente esas banderas, entender que no es un simple cambio de nombre, es un salto político cualitativo de gran envergadura que obliga, incluso, a las autoridades constituidas (Gobernación, Alcaldía, Concejo Municipal, Consejo Legislativo) a entrar en un período constituyente, de gran participación y protagonismo popular.
Llegar hasta allí nos costó 40 años, cuando levantamos la Coordinadora Popular por el Estado Vargas, realizamos aquellas intensas jornadas de masas buscando las 20 mil firmas para introducirlas en el entonces Congreso Nacional, se dieron foros, encuentros, simposios; cuando presentamos el libro "Una conciencia y un Programa para el Estado Vargas", donde hacíamos planteamientos algunos de los cuales se tomarían con la Revolución Bolivariana, aunque no lo suficiente. Cuando introducimos en el Congreso el proyecto de Ley que creaba el Estado. Cuando propusimos el concurso para el himno del Estado y la bandera de Gual y España. Entonces nos enfrentamos a las derechas, las de los grupos dominantes y la de los oportunista pseudo izquierdistas, a los partidos del estatus quo, afortunadamente desaparecidos. Hoy no hay opositores que enfrentar, salvo las voces histéricas de los que están montados en las gradas de la galería derechista y "opinan" y vomitan veneno por las redes sociales, pero eso es insignificante –"águila no caza moscas, decía el Comandante Supremo– al lado del gigantesco paso –en mi modesta opinión– que se va a dar.
EL CONCEPTO DE PATRIA NACE DE ESTA REGIÓN POR BOCA DE SUS INDÍGENAS. IMPULSAR UNA CAMPAÑA DE SENSIBILIZACIÓN Y MOVILIZACIÓN POPULAR
Debe prepararse una campaña política, un ciclo de charlas y conferencias por camaradas que manejen con soltura el tema, ir a la base popular para que el pueblo se empodere de la propuesta del cambio del nombre y, a su vez, haga propuestas de tipo programático. Incluso abrir el debate de las ideas. No se debe dejar solo al Gobernador o a la Asamblea Legislativa con la propuesta, hay que darle calor del pueblo, que se internalice. No va a costar mucho porque para ese pueblo, Guaira no es sólo el patronímico de una región o el nombre de una parroquia, es un sentimiento histórico que arranca desde aquellos bravíos indígenas que se enfrentaron con valentía sin par a los invasores españoles durante casi cincuenta años. El concepto de Patria, de Libertad nace aquí en La Guaira. Recordemos un poco la historia. Leamos al historiador Luis Oscar Martínez en un bello y emocionante relato tomado del cronista español Oviedo y Baños.
"El indio Guayauta, mancebo de 20 años, quien siendo el único superviviente del enfrentamiento en que pereció el conquistador Diego de Paredes en el año 1567, por su valor y destreza demostrada en combate cuerpo a cuerpo ante el español Gonzalo Rodríguez, se le perdonó la vida. Después de dos años, refiere Oviedo y Baños, ya curado de sus heridas, Diego de Lozada le obsequia regalos y lo deja en libertad para que pudiera reunirse con su tribu, a lo que el mancebo se negó dando por motivos ‘la vergüenza que tenía de aparecerse con vida delante de los suyos, cuando sus compañeros habían tenido la gloria de perderla por la libertad de la patria’. Libertad y Patria, palabras textuales de Oviedo y Baños, puesta en labios de Guayauta, un indio nacido en tierra guaireña.
El concepto de Patria nace, entonces, por vez primera en pecho y sentimiento aborigen guaireño para ser transmitido por los intérpretes de la historia".1
Partamos de allí y las luchas que en esta región se dieron o hechos trascendentales en nuestra historia como el Congreso indígena en los uveros de Macuto de 1555 donde se confederaron todas las tribus, crearon un mando político/militar único bajo la jefatura de Guacaipuro para enfrentar a los invasores y desalojarlos de estas tierras y de toda la geografía de lo que después fue Venezuela. Y nuestra historia jalona hechos y circunstancia ocurridos en nuestra tierra guaireña como la revolución de Gual y España, gesta de una enorme trascendencia para la independencia de Venezuela. Estos patriotas guaireños elaboraron la bandera que hoy es la del Estado Vargas y deberá ser la del Estado Guaira. Pero no se quedaron allí. Elaboraron un proyecto de constitución para construir una nación independiente y soberna. Proclamas, canciones como la Carmañola Americana, un audaz programa de gobierno que comenzaba aboliendo la esclavitud, eliminando el monopolio económico del tabaco y otros productos, decretando la igualdad de todas las clases sociales y razas. La influencia política del maestro Simón Rodríguez se dejó sentir, además de este fuertemente comprometido con la conspiración. Eso se gestó e hizo en La Guaira.
El espacio no permite hacer un recuento de todos los aportes hechos por La Guaira a la lucha por la independencia de Venezuela, la participación en la Guerra Federal liderizada por Ezequiel Zamora y el general guaireño Pedro Aguado. Tres presidentes de Venezuela nacieron en La Guaira, una constelación de eximios escritores, poetas, pintores, compositores y músicos, ingenieros, maestros que con sus obras han fortalecido no sólo a La Guaira sino a Venezuela.
APOYAMOS LA CREACIÓN DEL ESTADO LA GUAIRA
Y PROPONEMOS QUE LA CAPITAL SEA VARGAS
Con el razonamiento anterior se desprende que apoyamos sin cortapisas el cambio del nombre actual de Estado Vargas por el de Estado Guaira o La Guaira, pero insistimos que su capital sea Vargas, en reconocimiento al sabio, al científico, al expresidente y al también guaireño, porque tampoco se lo debe echar a un lado, es un personaje histórico que pesa mucho en nuestra historia. Como reza el dicho: "Bueno cilantro pero no tanto". La visión de los hechos históricos debe ser objetiva, justa y equilibrada. Se ha avanzado bastante en lo que pudiéramos considerar la justicia histórica. En nuestra región se ha avanzado bastante en el reconocimiento de los líderes indígenas algunos de cuyos nombres los llevan parroquias, ahora se va a hacer lo que pudiera considerarse el acto de mayor justicia mayor, ponerle el nombre de La Guaira al Estado, pero eso no borra la figura del Dr. José María Vargas de la historia y sus aportes a la ciencia, la educación y la política venezolana y su valentía cuando enfrentó el antibolivarianismo del criminal Pedro Carujo. Las cosas deben ir en su sitio y desaparecer el nombre de Vargas es, a nuestro modesto criterio, un error, por eso sugerimos que la capital del nuevo Estado Vargas, es decir, el Estado La Guaira, capital Vargas. Los extremos no son buenos, menos en política, y si algo debe ser justa y ecuánime es la Revolución Bolivariana. Ignorar la figura histórica del Dr. José María Vargas de un plumazo, por un decreto, le quita fuerza política al cambio de nombre del Estado, que es un hecho histórico y políticamente justo y correcto, y que no se concretó 40 años atrás por la politiquería de adecos y copeyanos y, sobre todo, de la oligarburguesía venezolana que sí manipuló el hecho y creó el Estado Vargas. De lo que se trata es de sumar todas las voluntades, no algunas voluntades.
1 MARTÍNEZ, Luis Oscar, El negro y el indio en la conformación de la entidad regional, Discurso de incorporación como Miembro de número (Sillón "L") del Centro de Investigaciones Bolivarianas y Navales de Venezuela, Imprenta del Instituto Municipal de Publicaciones del Municipio Vargas, 1987.