El chavismo ñero luce como infecto de latente y necia división

En Nueva Esparta el sector político [¿revolucionario?] pareciera transitar por un dramón patético. La falta de un liderazgo local (contundente y serio) hace que salgan a la palestra, incluso del fondo oscuro de sanedrines de desahuciados políticos, unos supuestos líderes que no resultan, sino, de mera ocasión, mientras del lado contra revolucionario hay, en especial uno, que por razones de un curioso misterio socio-histórico, y político, es, y ha sido aquí, el “gallo” que más mea… Porque en realidad, lo único que hace, y ha hecho, es mearse muy risueño y poco cantarino en la dignidad del pueblo pobre, repartiendo sólo bolsas de comida y construyendo algunas vías públicas que no son más que fuentes seculares de corrupción e ilegales financiamientos (como lo demostrara su conmilitón Rosales en el Zulia), además de convertirse en valorizador de inmuebles de parientes que, ni siquiera, pagan contribución por mejoras (ah, y comprar votos con un descaro de feria); lo que resulta evidente, luego que, viniendo de ser un maestrito discapacitado (y qué curioso, ambos lo son) por carecer de ideas pedagógicas, y pionero en satisfacer sus propias necesidades, terminó con una fortuna muy capacitada y hasta de ínfula magistral, pues, ‘cada quien sabe lo que trae en su morral’… La Asamblea Nacional, prometió investigar, pero no sé… Porque, si no, para retirar de mi stock los indicios y presunciones.

Lo cierto es que en Nueva Esparta hay chavistas como arroz. Pero, chavistas… Es decir, pueblo que se siente estimulado por el mensaje de buen lidiador, que emite Chávez, como revolucionario que es. Mientras que, ese mensaje, de buen lidiador revolucionario, no lo encuentra ese pueblo chavista en ninguno de los que pretenden ejercer liderazgo local, porque simplemente lo ven fofo, ambivalente y hasta cómplice. De allí que, entre fofos y ambivalentes, deba haber entonces competencia en momentos tan cruciales, por un liderazgo que no construyen con verdadero trabajo esforzado y profundo, como para ser aceptado y respetado por la totalidad del chavismo de a pie, que no obstante se mantiene allí, firme, pero confundido y hasta defraudado, y que busca entonces, desesperado, agarrarse del chorro de agua de algún desangelado por allí, dentro del cual, incluso, hasta graves contradicciones éticas e ideológicas hállanse presentes. Por ejemplo, uno de estos desangelados, que no resulta ser más que un falaz cariñozón, es director de Barrio Adentro, pero quien también ejerce la medicina privada con avidez crematística. ¿No resulta ello una grave contradicción de intereses éticos e ideológicos, dentro del PSUV? Y es por eso que la vía revolucionaria resulta en Nueva Esparta tan arrasada por el creciente escepticismo y la sospecha, mientras que la energía, que demanda la obra popular de Barrio Adentro, resulta desahogada en clínicas privadas y, donde la infraestructura, y la inyección de mística, quedan resentidas para que el pueblo sea atendido con devoción, a fin de que no resulte carajeado por un escualidismo enquistado en lo asistencial, público y gratuito. Lo mismo, en la educación y en la organización popular para el emprendimiento de unidades productivas socialistas y en la inducción de conocimientos y actitudes proactivas para la producción de bienestar, que el pueblo llano y preterido neoespartano, bien anhela, luego de tantas décadas de gobernantes escuálidos y de chavistas que, se han comportado, y se comportan, como tales escuálidos, lo que también resulta, y ha resultado, evidente. Y así valdría la pena realizar, algún día, una antología de episodios inmaduros y lamentables, por parte de estos, dizque estrategas, de una supuesta razón revolucionaria insular.

Lo que sí resulta seguro, es que esa gris división, que incluso denuncia que muchos ‘líderes’ (dizque chavistas) mandaran a votar por Morel por no hacerlo por Fariñas (cosa que en nada me extraña) es la garantía de la entronización de una nefanda dinastía. Pero bueno, mejor que gobierne Morel, antes que un chavista que no convenga a mis intereses personales… ¿Verdad?, dicen hasta con gratificante ironía. ¡Y qué les aproveche, pues!

Todo esta majadería política me hace recordar de alguien que alguna vez, dijo, que antes de casarse tenía seis teorías sobre cómo educar a sus hijos, pero que luego del himeneo, llegaría a tener entonces, nada más y nada menos que seis hijos, y ninguna teoría. ¿Ven como ha sido la cosa donde cunde -o cundía- la sardina?

Y Morel ahí, frescavenado, e idolatrado por su absurdidad, y por su codicia.

canano141@yahoo.com.ar


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Raúl Betancourt López


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