Comenzaremos definiendo de forma básica tres conceptos que son muy importantes para el proceso productivo:
1) La “materia prima” (o “bruta”, dependiendo si estaba así en la naturaleza o ya sufrió el trabajo humano): son los objetos que son transformados en el proceso de trabajo para llegar a constituir el producto final (carbón, madera, metal…)
2) Los “medios de trabajo”, que son aquellas cosas que directa o indirectamente nos permiten transformar la metería prima en producto final (una computadora, unas tijeras, la luz, una silla de esas ergonómicas que no te dan tortícolis…)
3) Llamaremos “medios de producción” a todos los objetos materiales que intervienen en el proceso de trabajo (es decir, a la materia prima y a los medios de trabajo). Aparte de esto, hay un último elemento que interviene en el proceso de trabajo: la actividad humana realizada por el trabajador, que utilizando los medios de trabajo transforma la materia prima (el árbol o la tela) en un producto final (madera o un vestido).
El trabajador, al trabajar, gasta energía física y mental. A esta energía gastada durante el proceso de trabajo la llamaremos “fuerza de trabajo”. El análisis de todos estos conceptos nos permite llegar a la conclusión de que los elementos fundamentales de todo proceso de trabajo son: la fuerza de trabajo del ser humano y los medios de producción. Sin trabajo humano nada se produce. Pero sin medios de producción el hombre no puede trabajar. Así que podemos deducir que los medios de producción son las condiciones materiales de toda producción. Sin estos medios no se puede producir. Y debido a esto, los que han logrado acaparar y mantener en sus manos estos medios, pueden obligar a quienes no los poseen a someterse a las condiciones de trabajo que ellos fijen. Partiendo de los ejemplos que hemos visto podemos decir que en el proceso de trabajo se establecen determinadas relaciones entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos o trabajadores. Los que son dueños de los medios de producción explotan a los que no tienen estos medios. En todos los sistemas de producción que en los que los medios de producción están en manos de unos pocos, los dueños de estos medios se apoderan del trabajo ajeno, explotan a los trabajadores; es decir, se establecen relaciones de explotación entre estos grupos. La explotación no es, por tanto, algo eterno, tiene un origen histórico bien determinado. Ella aparece cuando un grupo de individuos de la sociedad logra concentrar en sus manos los medios de producción fundamentales despojando de estos medios a la mayor parte de la población. Y ella desaparece cuando se elimina la propiedad privada de los medios de producción y éstos pasan a ser propiedad colectiva de todo el pueblo. Estas relaciones que se establecen entre los hombres, determinadas por la relación de propiedad que estos tienen con los medios de producción, es lo que nosotros llamaremos “relaciones sociales de producción”. Podemos distinguir dos tipos fundamentales de relaciones sociales de producción: la relación explotador/explotado y las relaciones de colaboración recíproca. a) La relación explotador/explotado: existe cuando los propietarios de los medios de producción viven del trabajo de los productores directos. b) La relación de colaboración recíproca: estas relaciones se establecen cuando existe una propiedad social de los medios de producción y cuando ningún sector de la sociedad explota a otro. Por ejemplo, las relaciones de colaboración recíproca que existen entre los miembros de las comunidades primitivas o las relaciones de colaboración que caracterizarán a la sociedad comunista. Mientras los medios de producción estén acaparados por unos pocos, las relaciones entre los hombres que las poseen y quienes no los poseen no podrán dejar de ser relaciones de explotación, de opresión, es decir, relaciones antagónicas, relaciones en que los intereses de un grupo se oponen absolutamente a los intereses del otro grupo. Los intereses de los explotadores son seguir explotando a los trabajadores para poder seguir disfrutando de su situación de privilegiados. Los intereses de los trabajadores están dirigidos a destruir esa situación de explotación. Los capitalistas, por ser los dueños de los medios de producción, tienen en sus manos el poder económico y, debido a este mismo poder, controlan también otros aspectos de la sociedad: el Estado, por ejemplo, no es un aparato neutral, al servicio de toda la sociedad, como pretenden hacernos creer los capitalistas.
El Estado ha servido siempre a los intereses de quienes han tenido el poder económico. Los dueños de los medios de producción, al tener en sus manos el poder económico, tienen en sus manos el Estado con todo su aparato: fuerzas armadas, policía, aparato judicial, funcionarios del Estado, etc. Tienen en sus manos, por tanto, no sólo el poder económico, sino también el poder político. Pero fuera de controlar el Estado y las leyes, los dueños de los medios de producción más importantes controlan las radios, los diarios, los canales de televisión, etc., es decir, los medios de comunicación de masas (también conocidos como “mass mierda”). Y también controlan el contenido de los programas de educación en sus distintos niveles. A este control de los medios de difusión y de educación lo llamamos poder ideológico. ¿Qué es esto? En la próxima entrega lo explicaremos.
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