La Mucuy

Lagunas encantadas

Laguna Verde, El Suero, Los Pozos y Los Anteojos, son solo unas de las casi quinientas lagunas que hay por todo el Estado Mérida. Algunas ven florecer sus caminos desde La Mucuy, testigos sus vías en busca de entierros macerados.

Algo mágico nos indican que tienen vida, sienten amor, buenas intenciones y la presencia de malos propósitos. Pueden moverse y oscurecerse sus aguas con una espesa neblina o llueve torrencialmente para que los osados huyan.

Por La Mucuy pasan bandadas de zamuros comandados adelante por el majestuoso Rey Blanco, altivo, muy fuerte, todos en línea recta hacia La Laguna Calderas situada en el Estado Barinas, allí mudaran sus picos.

Al primero de la fila, el Zamuro Rey y al último de la bandada, se lo comerá la laguna. Estos grupos anuncian el mes de agosto cuando las gallinas mudan las plumas de las alas y de sus colas.

Esto motivo la curiosidad de un sacerdote, quien construyo un bote y remo hacia una gran piedra situada en el centro de la laguna, nadie supo nunca lo que aquel prelado vio y hoyo, regreso mudo y exactamente tres meses después, falleció.

Los pobladores relatan que el padre eterno envió a cientos de ángeles a cuidar las entradas de aquellos apacibles lugares, por eso, todas tienen encantos que protegen las riquezas que aguardan en el fondo de sus aguas, esas serán las fortunas que construirán un nuevo mundo.

Muchos viejos aun guardan pedacitos de oro que conseguían en sus tiempos de jóvenes en las orillas de caminos, o cuando se bañaban en ríos. En la laguna Anteojos ven aparecer una bella Reina, cuidada por un experimentado guerrero, es cobriza, esta coronada y la cubre una majestuosa capa roja, es la India Yara, custodiada por su padre eterno, Yaracuy. Todas las lagunas tienen relación con los santos.

En el sitio más frío de los páramos hay una laguna en forma de triangulo, delante su entrada es libre, pero a los lados está al borde de dos grandes farallones, allí hay un entierro de morocotas. A los más intrépidos se les ha presentado la entrada de una casa, algunos pasan a la laguna para nunca más volver, estos encantados sitios protegen estos tranquilos y helados lugares.

Un día, Martiniano Moreno emprendió viaje con una Aguja detectora de oro, esto con un grupo de allegados amigos, fueron a sacar el oro, estaban a punto de lograrlo cuando vieron que la laguna se les venía encima, todos huyeron, nunca volvieron, quedando en los dedos de Martiniano solo tres grandes morocotas.

Aun ven la aparición de un Cocuy, animalito que alumbra de noche atraído por la fuerza del oro, revolotea al lado de espantos que cuidan aquellos lugares sagrados.

Miguel A. Jaimes N
M Sc. Ciencias Políticas
venezuela01@gmail.com
13 de enero de 2010


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Miguel A. Jaimes (*)

Politólogo. Magister scientiae en ciencias políticas. Doctor en ciencias gerenciales. Posdoctor ontoepistemología en geopolítica de las energías. Cursando doctorado en letras. Cursando Posdoctorado en literatura del petróleo en Venezuela. Libros: El oculto poder petrolero, apertura petrolera, poder de PDVSA vs. poder del estado. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Primera edición. Petrocaribe la geogerencia petrolera. Segunda edición. Director del diplomado internacional en geopolítica del petróleo, gas, petroquímica y energías – Venezuela. Director de la web https://www.geopoliticapetrolera.com

 venezuela01@gmail.com      @migueljaimes2

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