Tuve que abandonar,
temporalmente, la terapia en Valencia, para solventar de una vez “mi
situación” en el SAPI. Como persona que fue contratada por el
Dr. Eduardo Samán, era lógico que me botaran, para continuar la operación
exterminio del socialismo, que no ha respetado a nadie, ni siquiera
a los que, habiendo sido contratados por el defenestrado Ministro, estaban
dispuestos a obedecer ciegamente a los nuevos jefes.
Es que la sola
posibilidad de que las autoras y los autores pudieran participar en
la formación de la ley que les concierne, le da grima a la pequeña
burguesía, que siente un exótico placer al satisfacer los intereses
de las corporaciones transnacionales que explotan la cultura. Y hay
ciertos sectores que andan loquitos por que se aprueben patentes y marcas
para las corporaciones, en contra de los intereses de nuestro país.
Y que nos convirtamos en los vigilantes privados de las disqueras transnacionales
y de Motion Picture, entre otros. Sé que no es nada personal. Sólo
negocios.
CUESTIÓN DE
CONCIENCIA
Ya había manifestado
una objeción de conciencia, porque me niego a obedecer la inconstitucional,
reaccionaria y vendida ley neoliberal de Derechos de Autor que ¡todavía!
está vigente, cuando se me contrató precisamente para participar en
el movimiento que la derogaría. Es cuestión de conciencia. Le dije
a Castiela Velásquez -la directora de derechos de autor, siempre opuesta
a los cambios y adoradora de la ley Antequera- que a quien trabaje para
las corporaciones, son ellos son los que tienen que pagar. No es posible
que trabaje para esas empresas, y que el sueldo me lo pague el Estado.
Para mí, sería una prostitución de la conciencia. Esa objeción de
conciencia la escribí y la publiqué.
Paralelamente,
le hice un informe a la nueva jefa encargada del SAPI, una viceministra
(aún no había llegado el actual), al final del cual le solicité
instrucciones sobre lo que debía hacer. Tengo una copia recibida de
ese informe. Nunca tuve respuesta, hasta la cartica de despido, que
transcribo a continuación:
LA CARTICA
DE DESPIDO
“Me dirijo
a Usted, con el objeto de hacer de su conocimiento, que se ha decidido
la no renovación de su contrato individual a tiempo determinado, mediante
el cual se estableció una relación laboral entre su persona y este
Servicio Autónomo, por lo cual a partir de la presente fecha se iniciarán
los trámites para la cancelación de los pasivos laborales a que hubiere
lugar./ El motivo de esta decisión se sustenta en el cumplimiento de
los objetivos que sustentaron su contratación.
(sic) / Sin otro particular al que hacer referencia y agradeciéndole
su desempeño en el tiempo que duró
su gestión. (sic) (firmado y sellado) Antrop. José
Julián Villalba Guerra / Director General del SAPI.”
Este Villalba
Guerra es un señor que nunca en mi vida he visto, que recuerde.
LAS MENTIRAS
DE LA CARTA
Primero, no hay contrato a tiempo determinado, sino “indefinido”. Los contratos se negocian entre las dos partes, no unilateralmente por parte del patrón, y sobre todo, el tiempo de los esclavos ya pasó. Soy mayor de edad, hábil, y me gusta tomar decisiones por mi cuenta. ¿Qué es eso de botarme cuando y como quieren, pasando por encima de las leyes? Y negándose a hablar de mi propia liquidación.
Segundo, el objetivo por el que me contrataron, vinculado a la redacción y difusión a nivel nacional de un proyecto de ley distinto a la vigente ley transnacional de Derechos de Autor, fue cumplido sólo en la fase de la elaboración del borrador, que le fue entregado oportunamente al Ministro y a la Directora General, que era Arlen Piñate. El segundo aspecto, la discusión y consulta con el pueblo, no se pudo realizar porque el ministro Richard Canaan se negó a autorizarlo. En realidad, ese proyecto lo echaron para atrás.
Tercero,
esa carta de despido le fue mostrada a la anterior coordinadora de Recursos
Humanos para que le diera curso, y ella se negó “porque era demasiado
irregular, ofensiva” e iba “en contra de sus principios”. Al día
siguiente la botaron, y contrataron a otra que se prestara para esta
cochinada.
EL PRECIO DE
LA LEALTAD AL SOCIALISMO
La realidad,
es que a toda persona conocidamente socialista, que esté buscando
una nueva concepción de la llamada propiedad intelectual, que defienda
los intereses de la Patria y no los de las corporaciones transnacionales
y, sobre todo, que hayan sido contratados, o que siquiera conozcan a
Eduardo Samán, están siendo perseguidos y excluidos minuciosamente
del SAPI.
Yo sí
conozco a ese camarada, él me contrató, y fue él quien inició todos
los buenos proyectos que hoy se están cumpliendo en todo el Ministerio
de Comercio, además de otros que se paralizaron. Es un tipo que nos
escuchó y apoyó como autoras, autores y artistas. Todavía no tengo
idea de por qué, siendo un tipo que sirve para algo, que el pueblo
lo quiere por eso y porque es leal al presidente Chávez, lo botaron.
Sé por qué me botan a mí. Lo que no sé es por qué se lo hicieron
a él.
andrea.coa@gmail.com