SERÉ INCULTA, PERO LA MÚSICA “CLÁSICA” ES ABURRIDA
En navidad, intenté sintonizar el canal 8, el del Estado, queriendo por lo menos ponerme en contacto con lo nuestro: Villancicos, gaitas, actos culturales, música buenísima de la que existe en todas partes: Galerón margariteño, gaita zuliana, parranda caraqueña, joropo llanero, steelband del Callao, así como las composiciones que nuestros inmortales músicos y compositores han hecho. No pude encontrar ninguna versión de Alma Llanera, en ninguna parte, por ejemplo, ni el Conticinio, ni ninguna de esas versiones criollas de un arte que viene de Europa, como gran parte de la cultura que tenemos ahora.
Pero nada. En el canal 8, y luego en Tevés, no había más que una orquesta sinfónica tocando música de muertos. Tipos circunspectos con traje negro, tocando instrumentos sinfónicos. Frente a todos ellos, estaba un muchacho con el cabello largo y aspecto feliz, que desentonaba, con su alegría, en el espectáculo fúnebre de toda una orquesta tocando las piezas más aburridas del mundo. Ni siquiera El Mesías, de Haendel (El Aleluya), que no sólo hubiera combinado con la época, sino que es una pieza inmortal de los europeos, que afortunadamente para el equilibrio del mundo, no sólo tienen imperialistas, sino que en su historia hay buenos músicos, que en siglos anteriores hicieron una que otra pieza excelente, en medio de una pléyade de aburridísimas expresiones musicales. Tan aburridas, que los mismos alemanes optaron por el Heavy Metal (¿es así como se dice).
La música clásica que escuché el 24 en nuestros canales es aburridísima, y si decirlo implica ser “inculta”, pues ¡soy inculta! Pero detesto la música de muertos.
EL DHARMA DE DUDAMEL
Cabe acotar que lo único bueno ahí fue la sonrisa de Dudamel. Cuando ese muchacho dirige esa fúnebre orquesta, pareciera estar disfrutando de lo lindo, tal vez por eso lo aplauden, porque es un espectáculo que hace olvidar a algunos que lo que se está interpretando es tan aburrido. Si le gusta eso, bueno, está disfrutando de su dharma. El mismo que lo convirtió en el niño consentido del vampiro... perdón, de Abreu. Dharma que lo ayudó a sobrevivir y a destacarse en una mafia tan poderosa como la de la música europea en Venezuela, que dirige el inmortal vampiro Abreu.
AFERRADAS AL PODER
La Orquesta Sinfónica de Venezuela y sus derivados disfrutaron de los favores de todos los gobiernos adecos y copeyanos. La magia del vampiro y su habilidad para chupar en donde hay, unido a su indudable perseverancia y determinación, lograron posicionarlo en la cúspide del poder “cultural”, en donde permanece durante el proceso bolivariano, fundamentado en las bases que creó en medio siglo de ejercer el poder. El tipo es más poderoso que Miquilena, por decir algo.
Y ese ejercicio del poder deja por fuera lo mejor de nuestra música, la posibilidad de que las creaciones novedosas que se han hecho al margen del poder constituido, puedan ser conocidos por nosotros, el público de a pie. Tal vez quieran que tengamos el dudoso privilegio de conocer su sacrosanta música “culta”, pero con la visión eurocentrista que oscurece el talento de las autoridades culturales de Venezuela.
Junto con la legislación sobre “derechos de autor” que a pesar de ser inconstitucional y abiertamente neoliberal no ha sido tocada, junto con el poder de las transnacionales editoriales, que tienen la exclusiva de la literatura de ficción que se conoce en el país, y con el predominio del cine yanqui, la orquesta sinfónica de Venezuela, el feudo inconmovible del vampiro, forma parte de los inmortales, los No-Muertos de la Derecha, cuyo poder ejercen libremente.
CON LA REVOLUCIÓN EN LA BOCA
¿Cómo podremos hacer una revolución verdadera, en lo cultural, si no se puede diferenciar quién es revolucionario de quién es un oportunista? Es porque tienen la revolución en la boca, para vivir de ella. Pero los socialistas verdaderos que ejercen el poder en el ámbito cultural deben producir frutos visibles, audibles, palpables, más allá de los informes impresionantes, pero no reales.
Y los revolucionarios que queremos una transformación a fondo, debemos organizarnos desde abajo, para realizar, como una misión de vida, porque no será fácil, una transformación revolucionaria en lo cultural, derribar el poder de las transnacionales culturales y las mafias enquistadas, que se mantienen a flote, con los mejores presupuestos y acceso libre a los medios públicos, mientras que los que trabajan en las bases, los artistas y los auténticos promotores culturales revolucionarios son sometidos al silencio y el ostracismo.
SIN MÚSICA PROPIA AUTORIZADA
¿Acaso la música sinfónica es la “oficial”? ¿Y por qué no se publicita, al mismo nivel que Dudamel y la OSV, a todos los músicos y compositores no capitalistas, no mafiosos? ¡Ni que decir de la música “popular”, que para los eurocentristas es inculta!
LA RELIGIÓN OFICIAL
Con la música y la literatura, así como otras expresiones culturales nuestras, está pasando lo mismo que con el pensamiento espiritual de nuestros ancestros: Son silenciados y vilipendiandos calladamente, en tanto en público se habla de ellos con tono condescendiente.
Y la corruptísima religión católica (en lo histórico y en lo actual), tan publicitada, es casi una religión oficial, más allá de las creencias de nuestros ancestros, tomadas por “panteísmo” y “supersticiones”. Esto es, que creer que una mujer salió embarazada sin hacer cositas, y que es bueno que se asesine a los profetas clavándolos en una cruz, es más lógico y bueno que respetar a las fuerzas de la naturaleza. Cosa de los locos Adams.
AUNQUE LES DUELA
Pero aunque le duela al poder imperial, todavía enraizado en el ámbito cultural venezolano, las creaciones musicales, escénicas, cinematográficas, literarias de ficción y poesía, y de “bellas artes” nuestras, revolucionarias, existen, y más temprano que tarde han de eclosionar produciendo la Revolución Cultural que tanto deseamos.
Que así sea.
andrea.coa@gmail.com