Somos Copyratas V.0.9

Es hora de reclutarnos como tripulación en los puertos, más allá del 6667 y el 25, del 88 y del 465, incluso del 22. Ha llegado la hora de reconocernos piratas. Aceptemos la metáfora radicalmente. Quizás los medios de comunicación de masas tengan razón después de todo... en efecto... quizás vivamos tiempos de piratas... En definitiva el (ciber)espacio abierto por las nuevas tecnologías se parece bastante al espacio abierto por la navegación marítima durante los siglos XVII y XVIII. Quizás la globalización económica neoliberal que crece hoy imparable se parezca mucho a su predecesora etapa colonialista e imperialista sostenida sobre el comercio marítimo. En efecto son tiempos de piratas. Estamos (seguimos) rodeados y sometidos al poder inquisidor de la iglesia (monopolios de la comunicación y la cultura --vease SGAE, RIAA), al incipiente comercio marítimo, la explotación indígena y el comercio de esclavos (capitalismo global y explotación del tercer mundo)... sigue en pie el poder del imperio británico (apenas se ha desplazado un continente y cambiado de forma su bandera ---los colores siguen siendo los mismos: masculinos, blancos, rojos y azules). Mientras los navíos de su majestad transportan esclavos junto a las riquezas de los campos comunales del planeta, mientras el imperio explota y aliena a sus tripulaciones precarias, mientras la iglesia guarda celosamente el derecho a la cultura... hacerse pirata no parece tan mala idea después de todo.

Así que quizás tengan razón y seamos nosotr_s l_s piratas. Pero maticemos quienes somos realmente y hacia donde navegamos. Seamos nosotr_s quienes dotemos de contenido creativo a la palabra, no dejemos que manipulen nuestro nombre, no dejemos que definan ellos los contornos de su significado.

Porque no somos piratas del robo y la miseria. Somos piratas de la abundancia y de la fiesta. Porque la cultura y la ciencia, la tecnología y los símbolos son tesoros que emanan de fuentes colectivas. Tesoros cuya redistribución social, lejos de hacer disminuir las arcas, las alimenta y enriquece a través del flujo recombinante y la reapropiación comunitaria. Porque no somos piratas que ocultan tesoros materiales en recónditas islas. Somos piratas que habitamos los tesoros, que los producimos colaborativamente, que los compartimos pública y comunitariamente.

Porque en efecto, sí, somos también piratas que asaltamos, pero no asaltamos al músico del puerto ni a al poeta de la calle. Asaltamos las rutas comerciales de la precarización laboral, de la mercantilización de la cultura y las patentes de corso. Asaltamos para enriquecer el procomún, para abrir y defender las rutas de intercambio de habilidades y experiencias, de la libre circulación de los saberes y las técnicas. Nuestros cañones disparan experimentos, código e información al mundo, abordamos los navíos y los fuertes del copyright y del imperio infocapitalista para desencadenar sus saberes escondidos, liberar el poder cognitivo, simbólico y cultural que gestionan desde Redmond, el Pentagono y la SGAE.

Porque no somos piratas enemig_s del tiempo y de Peter Pan, sino amigos de la esperanza y el deseo. Sin dejar de ser piratas del garfio: el primer cyborg, el primer implante tecnológico, la primera prótesis. Porque somos cyborg de multitudes, mitad carne y hueso, mitad garfio, cuerda y plomo, usando naviosprograma como herramientas de navegación colectiva por las redes tecnológicas. Somos tecnolaboratorio colectivo en el que mapas y velas, técnicas de navegación y amarre se fusionan con los cuerpos y la adrenalina de la acción directa y el abordaje telemático.

Porque no somos piratas con capitán. Somos piratas del mestizaje, la multitud y la diferencia.. Nadie guarda la llave del baúl ni el password del poder. No hay entre nosotr_s piratas famos_s sino navíos conocidos, tripulaciones cuya inteligencia y acción colectiva permite hacer crujir la madera más allá de sus límites, alcanzar los 30 nudos, 10 Megas de bajada y 200 de subida en los mares de intercambio p2p. Remamos entre tod_s cuando el viento no acompaña al ritmo de la música libre.

Porque no somos piratas que nos rindamos al ejército del imperio ni a la disciplina del látigo y el remo. Tampoco nos tienta ser corsarios ni vendernos a la protección de las colonias. Somos piratas que queremos gestionar nuestros veleros de la flexibilidad haciendo frente colectivamente a la precariedad de la vivienda, el trabajo, los afectos y los papeles. Porque no somos piratas de tierra firme. Somos piratas de mar, de archipiélagos sin nombre, piratas sin patria y sin rey. Navegamos metrópolis. Por encima de los rascacielos corporativos surcando las hondas.

Somos copyratas.

Jolly Roger Morgan

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