En algunos aspectos, creo que el Ejecutivo Nacional venezolano no está en la dirección correcta. Si nuestra revolución es nacionalista, anti imperialista, socialista, el tema de la salud debería ser prioritario y abordado de una manera muy diferente: integral, holística, que vaya a la raíz.
Lo primero creo que debe ser el ambiente: el ambiente natural y el humano.
Para tener salud, el ser humano necesita convivir en un ambiente equilibrado, protector. La política ambiental debería ir a la raíz, a la mimética de la Naturaleza. Aire limpio, agua potable pura y accesible, alimentación sana y balanceada, redefinición del modelo productivo (hacerlo cíclico, que reutilice los residuos y desechos), parques y sitios de recreación en los que se pueda ejercitar el cuerpo, paseos vacacionales sanos para el pueblo, reversión de la contaminación.
El ambiente urbano también es muy importante: ciudades no muy grandes, con suficientes áreas comunes en los urbanismos para la convivencia. Las Comunas en toda su dimensión.
La mejor medicina es la alimentación.
El CLAP ha sido muy útil para contrarrestar los efectos del bloqueo y de la pésima política monetaria y salarial del Gobierno Nacional. Pero el CLAP se basa en los productos menos recomendados por los nutricionistas: incluye harinas y enlatados; excluye verduras y frutas.
Entendemos que el manejo de los productos perecederos es muy difícil. Pero, así como el Estado se ha empeñado en establecer acuerdos con la red capitalista de productores y distribuidores de alimentos, habría podido hacerlo también con el movimiento campesino y de pequeños y medianos productores para conformar un CLAP para las frutas, legumbres y verduras. Sería mucho más importante que el CLAP tradicional. El que busca encuentra, un líder con mentalidad chavista encontraría formas de satisfacer estos requerimientos.
Además, la "P" del CLAP se refiere a producción, que no ha sido estimulada ni en los CLAP ni en las comunas.
Y si consideramos que el CLAP es una medida transitoria, mientras se vence la intromisión de las transnacionales, y mientras vencemos el rentismo, más importante aún sería una política de estímulo al productor agrario, especialmente al pequeño y mediano.
En materia de medicina preventiva es muy poco lo que se ha hecho. Todo lo que hemos escrito arriba entraría en ese campo. Y, además, la atención primaria en los módulos de Barrio Adentro (¿Existen aún?) y los CDIs. Pero esos centros se han limitado a la atención correctiva, no preventiva. La medicina preventiva, predictiva, naturista, homeopática, etc., ha sido totalmente ignorada.
Y en materia de medicinas, el gobierno se empeña en reproducir el esquema neoliberal: proliferan las "Farmacias Populares", regentadas por varios organismos del gobierno, que se limitan a vender los productos comerciales genéricos de las grandes transnacionales, que no apuntan a la solución de la salud, sino a la estrategia de esas empresas de enfermar primero, para curar después. Es decir, se está haciendo todo lo contrario a lo que dicta el sentido común en una revolución.
El Plan de la Patria contempla algunos de estos elementos que he señalado; por ejemplo, la Soberanía Alimentaria, trascendencia del modelo rentista, estimular las EPSs, la transferencia de competencias y atribuciones a la comunidad, y todo el Objetivo 5 referido al Ambiente. Pero parece que ni el Golpe de Timón, ni el Plan de la Patria, están entre las guías del actual Gobierno.
No basta con hacer. Hay que hacerlo bien.
El tema de la salud necesita un golpe de timón. O de timonero.