El último Informe de la FAO “Perspectivas Alimentarias”, dado a conocer al pasado 7 de junio, coloca de relieve la importancia que tuvieron en su momento las reacciones contrarias de los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro a la pretensión del presidente norteamericano George W. Bush de sustituir los biocombustibles por el petróleo, quienes aseguraron que tal proyecto elevaría los costos de los alimentos para los seres humanos a términos tales que incrementaría a cifras insospechadas en el más corto plazo la cantidad actual de 850 millones de hambrientos en el mundo, pues los estudios de sus expertos así lo han confirmado. Sostiene dicho informe que la demanda cada día creciente de cereales y otros rubros de la dieta alimentaria de los seres humanos con la finalidad de producir etanol es la responsable directa de que los pueblos deban pagar hoy muchísimo más que ayer para cubrir sus mínimas necesidades de subsistencia.
El economista de la FAO, Adam Prakash, señaló: “La cesta de la compra por importación de alimentos para los países menos desarrollados en 2007 costará de forma aproximada el 90 por ciento más que en 2000”, para agregar lo que nosotros consideramos como el mejor ejemplo de esta sociedad mercantilista y voraz que antepone el rédito a la vida, que: “Ello contrasta fuertemente con el aumento del 22 por ciento en la factura de importaciones de los países desarrollados en el mismo período”.
Lo sorprendente de tan impactante noticia es que ha tenido muy poca o casi ninguna difusión en los llamados grandes medios de este mundo occidental y cristiano, lo cual prende la alarma ante lo que se pone en evidencia como la más abierta y descarada complicidad de esos sectores mediáticos capitalistas con las políticas depredadoras y perversas del imperio norteamericano y las de sus lacayos socios europeos.
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