Colas que Matan (II): La revolución bolivariana dijo Zero Coca Cola

En un artículo anterior  publiqué un tema relativo a lo nocivo que es la última versión de la Coca Cola, la cual en esencia se ha orientado a cautivar a los sectores más jóvenes de la sociedad. En aquella oportunidad dije que dicha gaseosa representaba una nueva fábula del capitalismo en la que se intercambian dólares por vida. Esta probeta del diablo, amparada en grandes laboratorios, de la misma especie de los que han sido denunciados como responsables de la Gripe Porcina (AH1N1), es realmente mortífera.

Un conjunto de compuestos químicos que haciendo las veces de edulcorantes sintéticos como es el caso de: El Asparmato (E-951), Los Ciclamatos (E-952) y Acesulfamo-K (E-950), han sido absorbidos por estas grandes empresas para incrementar sus márgenes de ganancias al sustituir el azúcar. Estos edulcorantes en un principio tenían como objetivo primario ayudar a los diabéticos a tener la posibilidad de disfrutar y degustar comidas "dulces". Sin embargo, vemos que hoy grandes contingentes de jóvenes en su mayoría  y que en principio no son diabéticos son conducidos a consumir esta nueva bebida en volúmenes insaciables, debido al  hecho de que al no contener azúcar, su organismo casi de manera automática pide más, lo que conduce a que en lo adelante nuestro paladar no detecta el uso de cantidades normales de azúcar. Pero lo peor es que al dejar los edulcorantes necesitamos más azúcar para poder detectar el sabor dulce en nuestro paladar y lengua, con el consecuente resultado de una sobrecarga de glucosa en el torrente sanguíneo.  

Ante estos hechos me pregunto ¿será que de esta manera estamos edificando el ciclo del diabético? O se están generando otros daños como los conocidos a partir de los estudios del profesor Peter Piper (investigador de la Universidad de Sheffield, Inglaterra) quien identificó que el benzoato de sodio “usado como agente conservador en muchos alimentos, destruye el ADN de las mitocondrias celulares, provocando un fuerte proceso de envejecimiento. Se puede desencadenar cirrosis hepáticas y enfermedades degenerativas como mal de Parkinson”,  o se puede inducir cáncer a partir del poder cancerígeno que le asocian al Ciclamato de Sodio… Son fundamentos suficientes para que tomemos medidas. Y por último será que el compuesto fenilalanina que aporta una lata de refresco endulzado con aspartame es tan pequeña, que hace que ignoremos sus efectos en los que padecen la anomalía  de fenilcetonuria, por aquello de que se requerirá beber en una sola toma de 670 a 1680 latas del líquido referido para alcanzar niveles sanguíneos de ácido fórmico que puedan causar algún daño.  

En Venezuela nuestra solicitud ha encontrado eco y hoy vemos con satisfacción que: 

El Ministerio del Poder Popular para la Salud y Protección Social, a través de su ministro, Jesús Mantilla, ordenó este miércoles a la empresa Coca Cola evitar la venta del producto Coca Cola Zero, por considerar que contiene un componente que puede resultar perjudicial para los humanos.  

El titular de ese despacho explicó que en relación a ese producto se venía adelantando un procedimiento que llevó al Ministerio para Salud a realizar este miércoles una inspección a la empresa Coca Cola.  

El procedimiento adelantado contempla la solicitud de evitar las próximas ventas del producto, así como ordenar la recolección de todas las Coca Cola Zero que se encuentran en los establecimientos comerciales. “El producto debe salir de circulación para preservar la salud de los venezolanos”, sostuvo.  

El único interés del Gobierno Nacional en este procedimiento es actuar a favor de la salud de toda la población y garantizar que no sean comercializados productos que contengan sustancias que pueden resultar nocivas para el individuo.  
 

A continuación paso a reproducir mi primer artículo:

http://www.aporrea.org/tecno/a76045.html 

Colas que Matan  (I)

Crónica de los negocios turbios del imperio de las colas 

Por: Martín Padrino*  
Fecha de publicación: 13/04/09
 
 

  1. Coca Cola: de sano jarabe a bebida sepulcral

Fue el Doctor John Stith Pemberton, un farmacéutico de Atlanta, Georgia, quien descubrió en 1886 la fórmula de Coca Cola. En un principio esta bebida era una combinación de lima, canela, hojas de coca y las semillas de un arbusto brasileño, la cual se usaba originalmente como un tónico para los nervios y el cerebro, que algunos llamaban elixir médico. Este creador, a sus 54 años, no logró avizorar el éxito que le deparaba el destino a su jarabe, ya que vendió una parte de las acciones de la Coca Cola Company a Asa Griggs Candler. Luego de su muerte Candler adquirió toda la compañía por U$S 2300 (Castro; 2006: 16), lo que demostró que su inventor fue el menos beneficiado. 

A nuestro modesto entender, si Pemberton hubiera sospechado la trayectoria delictiva en la cual se habría de sumergir su invento para posicionarse en el mercado mundial del estómago  como un monopolio, tal vez no habría sido copartícipe de lo que algunos  han calificado como  “las aguas negras del imperio”  o en el peor de los casos  “la chispa de la muerte” (Castro: 2006.pág. 8).

La audacia de Asa Candler le valió para incrementar las ventas de esta bebida en más del 4000% entre 1890 y 1900, siendo la publicidad su principal aliada que, en definitiva, sería el factor determinante para el éxito de Candler , ya que a principios del siglo XX la bebida se vendía por todo Estados Unidos y Canadá. Para esa misma época, la empresa empezó a vender el jarabe a compañías embotelladoras independientes. En cuanto al tema de la publicidad es necesario destacar que fue bajo la dirección de Candler que los ciudadanos estadounidenses comenzaron a ser bombardeados por lo que sería la nueva faceta de la comunicación como vía para enajenar mentes e incubar en éstos condicionamientos para la adopción de nuevas necesidades y provocar la necesidad de beber Coca-Cola. Esto fue posible gracias al uso de la mujer como forma para persuadir a los consumidores. De hecho, la propia botella de Coca Cola tomó fama de “la Gran Dama” (Castro: 2006. Pág. 28).

Es en 1893  cuando la fórmula Coca Cola fue patentada, no sin antes haber sorteado uno de los retos más duros y que inauguró la carrera de delitos que ha venido acumulando esta trasnacional de las colas, pues es en ese momento que Candler decidió registrar la marca por lo promisorio del invento en el mercado. El nombre de Coca-Cola había sido registrado nueve años antes por Benjamín A. Kent, oriundo de New Jersey, y quien  dio a conocer su jarabe también a base de hoja de coca como el “espíritu de cereales”  (Castro: 2006. Pág. 20). Sin embargo, esto no fue impedimento para lograr que la justicia obedeciera las exigencias de uno de los hombres que para la fecha se encontraba al frente de una de las empresas más poderosas en la economía norteamericana con una excelente situación financiera, presentando ventas superiores a 1.061.200 litros del jarabe al año.

Candler, quien fuera responsable de la estrategia del embotellamiento a gran escala de Coca Cola en 1899, se hizo merecedor en la época de la campaña de marketing de la gaseosa más audaz que haya desarrollado empresa alguna, al valerse de los periódicos, carteles publicitarios y hasta el correo, siendo muy famosa su campaña de dar cupones para una Coca gratis en cualquier lugar. Y sólo para el año 1894 la compañía canjeó a los establecimientos receptores de los cupones cerca de $7.000, suma que se mantuvo en el año siguiente. No obstante a este éxito, Coca Cola Company fue vendida otra vez, tras superar la época de la prohibición de bebidas alcohólicas, a Ernest Woodruff por 25 millones de dólares, quien luego se la traspasó a su hijo Robert, siendo éste su presidente por las próximas seis décadas. En esta etapa, específicamente el año 1923, es recordado por Woodruff, como el año siniestro donde Pepsi-Cola, nacida también de un farmaceuta: Caleb Bradham a quien no le resultó el negocio y encontrándose en bancarrota ofertó su empresa -que contaba con apenas dos plantas embotelladoras en los Estados Unidos- a la Coca Cola. Sin embargo, la respuesta por parte de Coca Cola fue negativa, dejando así el camino abierto a quien en el futuro pasaría a ser su mayor competidor mundial (Castro: 2006. Pág. 22).

  1. El criminal se esfuma, como el gas

El ascenso vertiginoso de Coca-Cola desde su aparición fue acompasado con el ejercicio de lo que literalmente se conocería como una guerra contra quienes se opusieran a los designios e intereses de ésta compañía. Esto explica como “…algunos de sus directivos desde tiempos atrás, han sido acusados de estar involucrados en evasión de impuestos, fraudes, asesinatos, torturas, amenazas y chantajes a trabajadores, sindicalistas, gobiernos y empresas” (Castro: 2006. Pág. 11). A esta escena se suma que la “Coca Cola también ha incidido en la vida de los productores de coca; es responsable también de la falta de agua en algunos lugares o de cambios en las políticas públicas para privatizar el vital liquido o quedarse con los mantos freáticos” (ibídem, pág. 12). La Coca Cola absorbe elevados niveles de agua que proceden en su mayoría de manantiales, los cuales se concentran en tierras que les pertenecen a grupos indígenas o son del Estado. Sólo el año pasado Coca Cola, junto a sus embotelladoras, utilizó alrededor de 290.000 millones de litros de agua para la producción de sus bebidas.

Los casos más dramáticos sobre el abuso en el manejo del agua por parte de Coca Cola se han dado en aquellas naciones en vías del desarrollo. Una de ellas es México, específicamente en el Estado Chiapas, al sureste de ese país. La compañía refresquera se ha encargado de controlar todos los mantos de agua existentes con anuencia del gobierno y en detrimento de los pueblos indígenas y zapatistas. Esto toma mayor relevancia si consideramos que actualmente México y dentro de éste el estado de Chiapas, es uno de los más importantes consumidores de esta bebida a nivel del mundial, espacio que es compartido con el gigante de la nación asiática China. 

En resumen podemos decir que en México la Historia de ésta trasnacional es la historia de un proceso de explotación y dominación de las economías locales a favor de las foráneas,  en pro de garantizar así la supervivencia de un modelo de coloniaje y dependencia propio de estas empresas que a la fecha en esta nación azteca se ha hecho dueña de todo lo que en ese ramo se consume, en especial del agua.

En Kala Dera, al norte de India, desde el año 2000 la empresa Coca-Cola viene destruyendo pueblos enteros al instalar su planta en un área donde hay carencia de agua y que está ubicada en la zona desértica del estado de Rajasthan, la cual se caracteriza por ser una de las partes más secas de India. “Más de 60 aldeas en los alrededores de la planta embotelladora de Coca-Cola experimentaron los dramáticos impactos una vez que la planta inició sus operaciones en Kala Dera”. (Disponible en: http://colombia.indymedia. org/news/2009/03/99718.php)

  1. El sabor de la muerte

Si hacemos un breve ejercicio reflexivo podemos concluir que la Compañía Coca Cola nunca ha tenido respeto ni valor alguno por la vida humana. Es conocido el papel que esta transnacional  jugó durante las dictaduras, inspirada en  aquella tesis según la cual  ¡cuando en un sitio no hay Coca-Cola es que las cosas van realmente mal! , lo que explica el hecho de haber prestado “algunas de sus bodegas para que los militares torturaran  a los opositores durante algunas dictaduras militares, o líderes sindicales en Guatemala, Argentina y Colombia” (Castro: pág. 34).

En este ámbito de rechazo se inscriben los sindicatos, los cuales siempre han sido considerados enemigos de Coca Cola, hecho éste que se explicaba en el casi adoctrinamiento que sobre su personal ejercía la compañía desde sus inicios ante la posibilidad de que éstos se sindicalizasen.

En 1986, en tierras de la nación neogranadina se dio inicio a la campaña de terror corporativo contra las organizaciones sindicales de manos de la Coca Cola. Junto al gobierno y a grupos de paramilitares desarrollaron un conjunto de acciones tendentes a criminalizar el ejercicio del sindicalismo, amén de las persecuciones, atentados y demás actos de amedrentamientos contra estas organizaciones, lo que trajo como consecuencia en 1989 el “asesinato del primer sindicalista colombiano de la empresa Coca Cola, Avelino Chicanoy”. Luego de este crimen la empresa ha sido involucrada en el asesinato de por lo menos una docena de personas vinculadas al sector sindical, de ellos es famosa la muerte de Isidro Segundo Gil Gil quien fue salvajemente masacrado como un símbolo para intimidar cualquier manifestación que fuese contraria a los intereses de Coca Cola (Castro:2006. Pág. 83)

Sin embargo, estos hechos no han sido impedimento alguno para que la Coca Cola en Colombia haya multiplicado su patrimonio, y por ende, acrecentado el valor de sus activos.

En Guatemala la suerte que corrieron las organizaciones sindicales no fue mejor, ya que no sólo tenían que lidiar con los gobiernos corruptos acostumbrados a arrodillarse a las grandes transnacionales, sino que también debían soportar el terrorismo corporativo al que estaba acostumbrado Coca Cola. Para el año 1968 cuando se creó el primer sindicato fue acusada como responsable de la muerte de “seis dirigentes” sindicales, como de  la “desaparición de otros cuatros”, actos éstos que se suscitaron entre los años de 1968 y 1980. (Castro: 2006 pág. 93)

En Venezuela la noche del 25 de junio del 2008, Miguel Angel Durán y Julio César Durán, ambos miembros de la directiva del Frente de Extrabajadores de Coca-Cola, del estado Portuguesa, fueron acribillados con 10 tiros. El mismo destino tuvo un niño de 10 años, hijo de uno de ellos, cuando circulaban en un vehículo por la zona de la Quebrada de Araure. Se presume que los autores de este hecho fueron sicarios. Sin embargo, en el hecho está involucrada una vez más la Coca Cola, que en este país forma parte de los intereses del  magnate de los medios de comunicaciones, Gustavo Cisneros, a quien además de haber amasado una fortuna superior a los 4.000 millones de dólares se atrevió a decir  en una oportunidad que "Venezuela nos quedó pequeña" (Reyes: 2003. pág. 56)

 
Estas muertes no son más que la continuación de la cadena de crímenes que la transnacional de la bebida ha contemplado en su presupuesto para quitar del camino todo obstáculo que atente contra sus multimillonarias ganancias obtenidas del negocio. “Coca Cola Company tiene más riqueza que muchos países de América Latina, el Caribe  o África” (Castro: 2006; 111).   

El terrorismo corporativo que la Coca Cola ha venido ejerciendo en las naciones subdesarrolladas o en vías de desarrollo no es más que una manera de hacer valer sus propias leyes que han sido notoriamente violatorias de los derechos de las personas. Pero ha sido el control político lo que le ha permitido a esta empresa hacerse de los mecanismos de persuasión que facilitan consumar las más groseras violaciones a los derechos humanos, ya que parte estas empresas parten del principio de la explotación en una sociedad que conciben como una sociedad dual donde hay explotadores y explotados. A estos últimos  les correspondería aceptar sumisamente o resignarse ante lo que les es impuesto, ya que son vistos como ciudadanos de segunda u objetos de comercio.   
 
 

  1. Zero Vida

Para Venezuela Coca Cola no sólo ha significado una forma de ejercer el terrorismo corporativo en el sector sindical. También es válido destacar que esta nación ha sido tomada como espacio de prueba para los productos de la transnacional, haciendo uso de las peores prácticas nazistas.  Con todo este prontuario ha puesto en el mercado una nueva edición de su gaseosa Coca Cola Zero, cuya bondad es ser cero azúcar. Sin embargo, la referida cola ZERO tiene Ciclamato de Sodio (27mg%), Acesulfame K (15mg%) y Aspartamo (12 mg%) haciéndola más dulce que las otras (en total 54mg/100% de bebida). Lo cierto es que el edulcorante «Ciclamato de Sodio» está terminantemente prohibido por la F.D .A. (organismo máximo de control de alimentos y drogas de los EEUU de América) por tener efectos comprobables en la generación de tumores cancerígenos. (Disponible en: http://www.cfsan. fda.gov/~ dms/eafus. Html) (http://www.cfsan. fda.gov/~ lrd/FCF189. Html)

Lo trágico de todo este asunto es que la coca-cola Zero se vende en los Estados Unidos libremente. Pero en esta nación la referida gaseosa no contiene Ciclamato de Sodio, lo que hace que dicha sustancia esté reservada para ser utilizada en los mercados de consumidores de las naciones calificadas como subdesarrolladas, donde de manera deliberada  relajan las más elementales regulaciones sanitarias de estos pueblos, como está ocurriendo en Venezuela, país en el cual se vende esta gaseosa con el referido edulcorante, lo que demuestra la cultura criminal de esta transnacional del refresco al exponer a los consumidores del pueblo de Venezuela a posibles enfermedades a causa de este componente. En adelante este refresco debería llamarse ¡ZERO VIDA! Es necesario desenmascarar las prácticas terroristas de esta trasnacional como de otras que venden despiadadamente productos de segunda, vencidos o elaborados con sustancias prohibidas y cuyo destino son los países pobres.

De conformidad con el título de este trabajo, hay Colas que Matan. No hay duda.

*Lic. Trabajo Social-Abogado

Prof. UBV

E-mail:martinjpadrino@gmail.com  
Vocero suplente del Batallón Simón Bolívar I 

Referencias Bibliográficas

Castro S. Gustavo: Coca Cola La historia negra de las aguas negras. Fundación para la Investigación y la Cultura, Bogotá 2006.

Reyes, Gerardo. Los dueños de América Latina. Cómo amasaron sus fortunas los personajes más ricos e influyentes de la región. Ediciones B. Grupo Zeta. México, 2003.

Referencias Electrónicas:

India Resource Center Sunday (2009) “Coca-Cola Destruye los Pueblos en India, A Pesar de las Advertencias Del Estudio”. Extraído el 11 de Abril de 2009 de: http://colombia.indymedia.org/news/2009/03/99718.php

Padrino, Martín: (2008) The Sicariato in the Coca Cola company of Venezuela-Sicariato en la empresa Coca Cola de Venezuela. Extraído el 11 de Abril de 2009 de: http://www.aporrea.org/tiburon/a59681.html 


martinjpadrino@gmail.com


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Martín Padrino*


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