Las patentes y la soberanía

La introducción de la lucha ideológica (el Aló Presidente teórico) es muy oportuna en un momento como este, se profundizan las medidas conducentes a la construcción del socialismo, en medio de un capitalismo que no está agonizante ni mucho menos.

El domingo por la tarde el presidente Chávez citó al Che Guevara diciendo que no se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo.

Según publicó YVKE, “Venezuela no está obligada a subordinarse a las leyes del capitalismo mundial” y encomendó a sus ministros estudiar el tema de las patentes a fondo para romper con el monopolio de las transnacionales”.

Más que un comentario, su frase “¡Tenemos que romper esa dependencia!” es un mandato para los revolucionarios y las revolucionarias, y el resultado final debe conducirnos a la soberanía tecnológica para cumplir con el objetivo de convertirnos en una potencia no sólo económica sino también tecnológica.

Como parte de las armas legales melladas del capitalismo, la normativa de la OMPI en relación a las patentes, a la cual se subordinan las leyes aún vigentes, garantizan para las empresas un monopolio que va más allá de la recompensa por una invención y la remuneración del “inventor” o inventora, que en esas corporaciones se diluye en un equipo técnico que trabaja para la firma y pertenece también a ella. Es un papel de negocios que otorga a una corporación privilegios válidos sólo cuando el interés por las ganancias es lo único que impulsa, tanto a la empresa que lo gestiona como al Estado que lo da.

Pero cuando para construir el Socialismo no podemos ampararnos en esas leyes y esos convenios internacionales que fueron firmados por gobiernos que estaban arrodillados al imperialismo. Permanecer bajo esas normas es como pretender engordar una res con veneno.

La existencia misma del actual sistema de propiedad intelectual constituye una contradicción antagónica con los intereses de los pueblos del mundo, hecho demostrado ya, no sólo por el monopolio sobre unos envases (como tetra pak) sino incluso por las muertes que en todo el mundo han ocasionado las patentes sobre los medicamentos, que han quitado de las manos de la gente que no tiene recursos, la sustancia indispensable para salvar vidas que, para el capitalismo, no es más que una mercancía destinada a venderse y producir más dinero.

Pero no basta con oponerse a las leyes y convenios imperialistas. Venezuela debe ir a la vanguardia, también, en la creación de una normativa sobre los derechos tecnológicos y culturales que privilegie la vida y la soberanía por sobre la ganancias, en el cual los valores socialistas de la solidaridad y la justicia social sean claramente establecidos, como una luz de bengala que marque el camino a seguir en la construcción del socialismo de estos tiempos.

Construir el socialismo dejando de lado las armas melladas del capitalismo, desde el punto de vista de la soberanía tecnológica y cultural en general, implica de manera indispensable eliminar los obstáculos que constituyen unas leyes redactadas bajo absoluta sumisión a convenios internacionales que sirven a su vez a los intereses económicos dominantes, con el objetivo central de la economía neoliberal: El lucro y sólo el lucro de unos pocos.

Legislar en beneficio de lo social, con criterio soberano, es construir las armas bien afiladas del socialismo, que no pueden someterse a la piedra de mellar de los convenios de la OMPI, que, como sabemos, es un pulpo al servicio de los intereses del imperialismo.


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Andrea Coa


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