“La cultura del mundo especulativo tiene sus raíces, y ha encontrado liderazgo, entre holandeses, británicos y norteamericanos. Pero también ha tenido adeptos entre flandeses, judíos, franceses hugonotes o calvinistas, y entre ellos habían muchos financistas, banqueros y comerciantes. Juntos formaban una clase empresarial y adinerada que se dedicó y que enfatizó las inversiones, las patentes y las leyes de propiedad, tanto como los avances en la ciencia, la industria, el comercio y las finanzas. Eran ricos, promulgaban patentes y leyes y determinaban estándares, y se habían hecho ricos en la especulación”.
Wealth and
Democracy, Kevin Phillips
Históricamente ha sido un hecho palpable en los países latinoamericanos, como ahora le corresponde a Venezuela en este proceso de liberación nacional, el empeñarse en reconocer a la creatividad intelectual de sus individuos personalizados, sociedades jurídicas colectivas o de comunidades, de grupos sociales en colectivos, Obreros y trabajadores significativos. Es fuente de vital importancia para el desarrollo de nuestra patria, por lo que debemos estructurar serias y coherentes políticas públicas de corto, mediano y largo plazo para el avance científico tecnológico guiada de manera acertada por una Ley de Propiedad Industrial, como de otras, se ajuste a los requerimientos y necesidades de nuestro pueblo.
En relación con esta materia y a los fines de obtener un mayor beneficio de la Creación Intelectual, en pro del desarrollo social y económico de nuestro país, debemos tener claro que la necesidad de normar la materia de Propiedad Intelectual para el desarrollo científico y tecnológico tiene que seguir una política de desarrollo endógeno que soslaye prudentemente, la normativa internacionales y propia realidad latinoamericana, los contenidos que impone el Acuerdo sobre los ADPIC de 1994 firmado y ratificado por Venezuela.
Venezuela no tuvo esta visión en relación con el reconocimiento de la creatividad de sus intelectuales en las áreas científicas y tecnológicas. En consecuencia, ha tenido en la mayoría de los casos que ajustarse, en momentos coyunturales, a las políticas de las grandes corporaciones y de países que concentran la mayor “Propiedad Industrial (Patentes, Diseños Industriales, etc.)” provocando con esto que se alejaran los beneficios para nuestro crecimiento Socio-Económico y Cultural, constituyéndose en fuente de problemas para el desarrollo de la patria.
Hoy por hoy, este antagonismo pone en evidencia la necesidad de establecer por parte del Estado venezolano, con economía en desarrollo pero con riesgos debido a la crisis económica del Sistema Capitalista Neoliberal, una política clara sobre el uso del Sistema Internacional de la Propiedad Intelectual y una Ley de Propiedad Industrial ajustada al contexto actual, como factor impulsor del desarrollo científico, tecnológico, económico y cultural1.
Para el desarrollo de nuevos medicamentos, equipos, procedimientos y no solamente para el área farmacéutica que es importante, sino otras áreas científicas y tecnológicas como: Petróleo, petroquímica, ciencias básicas, etc., se deberá de implementar con mucha urgencia mecanismos que promuevan la innovación y generen la socialización del conocimiento para el desarrollo de esos nuevos productos, asegurando, al mismo tiempo, que todos podamos acceder fácilmente a los frutos de tales conocimientos. En materia de Propiedad Intelectual, se visualiza la ineficacia de la infraestructura jurídica2, institucional, de recursos humanos y ausencia de un Sistema Nacional de Propiedad intelectual, ajustado a las necesidades del país que facilite accesibilidad a todas las partes interesadas, incluidos los particulares, las pequeñas y medianas empresas como a las empresas del estado.
En la realidad mundial, marcada por la hegemonía del conocimiento en manos de corporaciones con poder económico superior al de 100 países del mundo, los Derechos de Propiedad Intelectual y su Régimen Internacional sobre Propiedad Intelectual, forman parte integrante de ese orden económico neoliberal y corporativo que por imposición de la ola de avances tecnológicos por ellos creado y de neoliberalización económica, se constituyen, esas pocas corporaciones, en factor que han modificado la naturaleza de la soberanía de casi la totalidad de las naciones del mundo, por un nuevo contexto económico y cultural, característico del proceso de globalización que plantea un desafío inmenso para los países con economías en desarrollo, como la venezolana en reconstrucción, que nos permita combatir ideológicamente al Sistema Capitalista Neoliberal, imponiendo el respeto de nuestra soberanía y hacer más evidente sus contradicciones.
Por otra parte, la necesidad de una continúa incorporación de innovaciones tecnológicas, acoplada a nuestra realidad nacional (transferencia tecnológica), para crear empresas nacionales que permitan lograr el desarrollo sostenido (sin que los desperdicios por ellas generadas no perjudiquen el medio ambiente) debe condescender a la protección, el desarrollo de las industrias y culturas en el nuevo entorno digital de cara a la preservación de la identidad y de la diversidad cultural.
La actual sociedad venezolana, exige del pensamiento político realizar esfuerzos para comprender que el conocimiento lo han hecho gravitar cada vez más en lo económico, que la creación permanente y masiva de nuevos conocimientos se traduce en constante innovación, y que la creciente gravitación del trabajo intelectual en las “economías modernas” ha originado la transformación radical de muchas actividades y el surgimiento de nuevas industrias, sea en lo cultural, en las comunicaciones o en la biotecnología, la biomedicina, todo lo cual, de forma paralela, se ha traducido en un gran empuje comercializador de los derechos sobre bienes y procesos con alto valor agregado intelectual (Patentes) sin que realmente se traduzca en beneficio a las grandes mayorías de los venezolanos, lo que hace un urgente el llamado de una Ley de Propiedad Industrial que realmente convierta el conocimiento en ductor del desarrollo humano y rompa la lógica de la mercancía.
No podemos olvidar que los Derechos Intelectuales, específicamente los Derechos Exclusivos de los Titulares de las Patentes en la realidad internacional, esta determinada por el hecho que los Estados han perdido su soberanía al disponer de las patentes, pues al hacerlo, toman en cuenta fundamentalmente los principios universales que inspiran los contenidos del Sistema Internacional de la Propiedad Intelectual. No obstante, cada país al momento de uniformizar tales principios dentro de su sistema nacional establecen dentro de la Ley de Propiedad Industrial flexibilidades, limitaciones y excepciones a ese derecho exclusivo de los titulares de las patentes para establecer su propio Sistema Nacional de Propiedad intelectual, evitando los impactos financieros y monetarios, que de inmediato pueden hacerse sentir en el país3.
En este sentido, es claro que resulta impostergable para el país, el establecimiento de una política pública nacional en materia de Propiedad Intelectual ajustada a nuestras propias características. La profundización del estudio de la Propiedad Intelectual constituye un asunto prioritario de acción del pueblo en particular, justificando plenamente la pertinencia del tema para alertar y sensibilizar al Estado venezolano, sobre el potencial de crecimiento socio-económico y cultural que encierra la protección y promoción de la creatividad intelectual como riqueza autóctona.
Si se superan las deficiencias
en la actual política nacional en cuanto a las limitaciones que plantea
para el uso del Sistema de la Propiedad Intelectual, que exige para
ello el ejercicio de políticas públicas avanzadas debe contener
las formulas eficientes en pro del desarrollo y del crecimiento sustentable
del país4.
BIBLIOGRAFÍA
- La OMPI, organización internacional (organismo cancerbero del imperio) especializado de Naciones Unidas, impone (la Oligarquía internacional) las iniciativas relacionadas con una “cooperación internacional eficaz en la esfera de la propiedad intelectual”, trata de mejorar constantemente el papel que esta llamada a desempeñar (en monopolizar el conocimiento), el papel que permita la creación de un entorno y una infraestructura que propicie una comprensión de la contribución de la propiedad intelectual a la vida humana, a través de la evolución económica, social y cultural, y en particular, prestando “apoyo a los países en desarrollo en la creación de capacidades y en la integración de la propiedad intelectual en las políticas y programas de desarrollo nacionales”, mediante la cooperación con los Estados miembros y demás partes interesadas, a fin de propiciar el fomento de la protección y la utilización efectivas de la propiedad intelectual en todo el mundo el subrayado y los paréntesis son míos. Tomado de OMPI. Propuesta de Presupuesto por programas para el bienio 2006/07. Disponible en:
- RONDÓN DE SANSÓ, Hildegard. “Consecuencias del retiro de Venezuela de la Comunidad Andina en la Legislación”. 2006.
- SHERWOOD, Robert N. “Beneficios que brinda la protección de la propiedad intelectual a los países en desarrollo”. Revista de Derechos Intelectuales, Buenos Aires, nº 4, p. 73-80.
- SERVICIO AUTÓNOMO DEL LA PROPIEDAD INTELECTUAL (SAPI). Declaración de principios. Disponible en:
http://www.sapi.gob.ve/web/index.php?option=com_content&task=view&id=82&Itemid=40 Acceso
en: 11 de enero de 2007.