Para quienes están siguiendo con interés los temas relacionados con el medio ambiente y cambio climático sabrán que en Diciembre de este año se darán cita en Copenhague, Dinamarca los representantes de la mayoría de los países del mundo, sobre todos los altamente industrializados y los que están en vías de gran desarrollo; para asistir a la 15a Conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP15).
Este evento de nombre complicado se realiza desde hace varios años, pero con el avance del calentamiento global y el cambio climático en el mundo, este año ha cobrado una importancia crucial. Es allí donde los líderes del mundo discutirán las condiciones de un nuevo acuerdo para disminuir las emisiones de carbono de sus países y así intentar frenar el aumento de la temperatura del planeta.
Es decir van a tratar de exponer de una manera concreta las ordenanzas a seguir para dar cumplimiento al tratado de Kioto, que se vence en el 2012, o en su defecto hacer un nuevo convenio.
El gran problema para esa cumbre de Diciembre es que, para algunas voces, hay tantos temas que acordar y tan corto el plazo para la reunión, que podría no dar tiempo a llegar a preacuerdos para que para que la misma tenga éxito.
La semana pasada, alrededor de 1000 delegados de las Naciones Unidas se reunieron en la ciudad de Bonn, Alemania, para tener conversaciones informales previas a Copenhague. Pero al inicio de la semana, varios delegados señalaron que los avances son todavía muy lentos y podrían dificultar la llegada a un acuerdo en la COP15.
El principal problema (que también se discutió en la cumbre del G9 en Italia hace algunos meses) es el de ponerse de acuerdo en qué países deberían comprometerse a bajar sus emisiones y cómo deberían hacerlo.
Los países industrializados aseguran que es esencial que naciones en vías de desarrollo como China e India entren en el acuerdo. Pero para estos países, cortar emisiones también significa disminuir su crecimiento económico, y por ello no están dispuestos a comprometerse sin que los países desarrollados ofrezcan asistencia económica.
A su vez, estos países en vías de desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que hoy se encuentran en la atmósfera vinieron del mundo industrializado,
En este punto se ve la extrema irracionalidad del ser humano, irracionalidad esta que raya en la estupidez; por una parte los países emergentes dicen, que no pueden bajar la emisión de gases tóxicos a la atmosfera porque eso supondría una disminución del crecimiento económico y por la otra, no son capaces de ver que van a crecer económicamente en un mundo sin esperanza de vida.
Se les achaca a los países industrializados la contaminación existente y se les pide que colaboren económicamente con los países pobres para que usen tecnologías no contaminantes, mientras ellos también sustituyen las propias; esto ha armado un circulo como el de la serpiente que se come la cola: las dos exigencias (mejor dicho sugerencias) son inviables porque terminan en el mismo resultado: encarecimiento de la producción y disminución del crecimiento económico, según la opinión de los entendidos.
Todo esto apunta en una sola dirección: el hombre en su inmensa sabiduría llegó al grado de invertir los valores cambiando la importancia de la vida, por el crecimiento económico.
El hombre definitivamente no quiere entender, que de nada sirve crecimiento de ningún tipo, en un mundo que tiene los días contados debido a la explotación irracional y al inmenso daño ecológico que se le ha infringido en aras del tan ansiado crecimiento.
Entonces la pregunta a hacerse en Copenhague seria: ¿Crecer para que? Si de la manera que lo estamos haciendo vamos a la auto destrucción.
La pregunta sería ¿vale la pena sacrificar al planeta y la vida por la posibilidad de que el bolsillo de algunos (o inclusive de todos) esté lleno cuando llegué el momento del colapso?
¿Podremos llegar este Diciembre o cualquier otro mes (eso no importa) a un acuerdo para salvar al planeta, es decir salvarnos todos?.
¿Podrán los lideres entender que los millones que desaparecerán cuando la destrucción sea inevitable, son nuestra propia descendencia…son nuestros niños del futuro, los que no han nacido hoy pero que nacerán en un futuro no muy lejano?.
Entonces la pregunta crucial en Copenhague sería: Podrá la Estupidez imponerse sobre el Raciocinio, o Le tocará a la tierra y a la humanidad un hermoso regalo de Navidad????
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