Una vez me dijo un comerciante informal:
_Salir al paso de los transeúntes en las aceras, colocar sus puestos por donde la gente los tropiece, era una forma de hacernos ver por ellos, gente que anda preocupada en sus cosas, al encontrarnos, casi tumbarnos, recuerda la necesidad que tiene de lo que vendemos. Es una manera de aumentar las ventas.
Si hubiera uno, dos o tal vez hasta media docena de buhoneros agresivos como ese, en una ciudad como Caracas, no sería molestia ni ocasionaría problemas de ninguna clase. Decía el abuelo: “Un papelón no puede endulzar tanta agua”. Pero la proliferación de tales comerciantes, sobre todo en el centro de la salud produjo, no hay que olvidarlo, problemas como la destrucción de Plaza Caracas y Plaza Diego Ibarra, aumento de la delincuencia en el centro de la ciudad, proliferación de basura, riñas consuetudinarias y muchas otras calamidades que algunos miembros del gobierno Revolucionario buscaron resolver hasta que, por fin, se construyó al lado del mercado de Quinta Crespo un gran local que fue entregado a los comerciantes informales de la avenida Baralt y alrededores.
Ha pasado algún tiempo y los buhoneros, esos que se atraviesan al transeúnte, han vuelto. En cambio, una se acerca al edificio de Quinta Crespo y la mayoría de los locales permanecen cerrados, como si los espacios que se les otorgaron fuesen utilizados como depósito y los beneficiarios cerraran para irse a la calle.
_”Casi no tenemos ventas -me dijo una compatriota que no ha cerrado su local- y algunos van a rebuscarse, sobre todo por diciembre. No entienden que es necesario hacer el punto aquí, que la gente que venga encuentre que estamos aquí y se acostumbre a buscarnos”.
Es un buen punto, ese al lado del mercado de Quinta Crespo, y esa vuelta a la calle de los buhoneros, que es evidente para todos, sobre todo en los alrededores de la estación Capitolio y las torres del Centro Simón Bolívar, obliga a recordar lo que dijera el Presidente Chávez el domingo en Aló Presidente:
Para que el proceso revolucionario se consolide, es necesario cambiar los hábitos.
Volviendo al tema que nos ocupa, es necesario que estos compatriotas comprendan que necesitan hacer un esfuerzo para lograr tener un local concurrido, ponerse creativos para lograr que la gente vaya a su negocio.
Esa toma del centro de la ciudad, si fuera con mucha propaganda que se entrega, se vocea, o de cualquier otra manera lícita, redundaría en beneficio para ellos, para que no dejen solas a las personas que mantienen abierto su negocio en Quinta Crespo; para quienes queremos comprarles a ellos, pero sin el riesgo de volver a los pasados inconvenientes; para el Estado, que ha estado de parte de los comerciantes informales, ha hecho una inversión y espera que sea para bien de todos; y sobre todo, para el pueblo de Caracas, que quiere ver cómo se sigue mejorando la ciudad.
Con mucha simpatía conocí las diligencias que el Dr. Samán ha hecho en beneficio de estos comerciantes, los negocios con Bolivia para traer mercancía buena a buen precio, pero es necesario que estos compatriotas hagan su parte.
Y que sean supervisados para acompañarlos en el cambio de hábitos. El proceso revolucionario es, además de un cambio de las estructuras económicas, que apenas comienza, una transformación profunda del ser humano, de su pensamiento y su conducta.
Estemos alerta.
andrea.coa@gmail.com