El derecho al terror

Después de una larguísima y frustrante espera, después de derramar incontables lagrimones de ira y miedo, después de ver pasar de largo los mejores años de sus vidas a la espera del garrotazo que nunca llegó. Después del cansancio que dejan las luchas con fantasmas, después de levantarse otra mañana más y comprobar que sus hijos están en casa, en sus cuartos decorados de muñequitos, sin familia cubana que los hubiera desplazado a la fuerza; que sus apartamentos de playa siguen allí cerraditos y lindos, esperando otro sábado familiar; que los bombillos no espían, que ninguna de las amenazas globodirigidas se ha hecho realidad. Padeciendo un profundo síndrome de abstinencia, hoy se aferran a un nuevo terror: Internet.

Internet es un invento capitalista. Esa es la razón que esgrimen cuando nos aseguran que no nos pertenece, que estamos de más los revolucionarios en la red, que Twitter es de ellos solitos, como querían que fuera de ellos todo el país, que para los niches teléfono monedero en la esquina, que internet es para la gente que piensa, y que puede dirigir un dedo hacia una tecla y hacer clic. Porque clic se hace en inglés, idioma capitalista que chapucean salivosos deseando que no se les note mucho lo spic, o latino, o niche, si lo decimos en nuestro idioma materno, ese que no les suena tan bonito cuando teclean en el facebook.

Internet, para nosotros, es un arma indispensable en esta guerra asimétrica en la que los poderosos que enfrentamos son dueños absolutos de los titulares que dictan, a fuerza de tinta negra, lo que tiene que ser verdad. Internet de blogs, noticieros alternativos, de información al segundo sin límites fronterizos. Internet de grandes mentiras desmentidas, de enlaces y archivos que derrotan al olvido. Un espacio donde nos encontramos revolucionarios de todo el mundo y de alguna manera nos organizamos, tejemos redes, nos apoyamos, nos enteramos… ¿Y Chávez lo va a prohibir? Mejor esperen sentados.

Ese mismo espacio que otros usan para hacer cacerolazos virtuales, twitazos contra el gobierno, contra el pueblo que lo eligió. Allí, donde nuestros compatriotas suscriben campañas antinacionales made in la Hermana República. Ese mismo medio por el cual han invocado invasiones gringas, la entrega de PDVSA a Exxon, plis. Allí, donde se revelan monárquicos ingratos hijos de Bolívar, y algunos descendientes de republicanos españoles quienes, desde su Venezuela natal, se cagan en sus padres, en su historia, en si mismos, aplaudiendo y repitiendo, como loros frenéticos, aquel vacío, desafortunado y borbónico -valga la redundancia- “Por qué no te callas”. Esa ventana donde pierden el pudor y muestran los dientes porque creen que no los vemos, donde les tomamos la medida ¿En serio creen que la vamos a cerrar?

Ellos temen a una prohibición de internet que leyeron en El País, CNN, y el Washington Post, todos punto com. Pero no vieron más allá de su pantalla, no se asomaron por la ventana, ni preguntaron al nadie, ni siquiera razonaron. Porque de hacerlo estarían cometiendo un autoatentado contra su derecho al terror.


carolachavez.blogspot.com.


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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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