Simón Bolívar, Simón. El padre de la patria que había sido confinado a vivir en el centro de las plazas que llevaban su nombre, a ser una imagen patria decorativa y cagada por las palomas, ha bajado de los pedestales ante el llamado de un pueblo en el grito enardecido de Hugo Chávez Frías. Su indómito espíritu renació invocado por la pluma de Neruda que le predijo renacer cada cien años, cuando despierta el pueblo.
Bolívar no se cansa ni descansa, presuroso dejó vacía la plaza y montado de nuevo en su caballo galopa incesante por la ancha patria americana. Recoge de nuevo los soplidos de las quenas en los altiplanos, el llanto del indígena cuya cara curtida aflora para revivir la mirada de los tupa, se moja del sudor de los negros esclavos y sus cantos de libertad, se hermana con su pueblo amado de siempre y emprende nuevas campañas.
Hugo Chávez Frías, comandante presidente, su invocador incansable nos repite a diario su verbo incendiario, que lo lleva impregnado en el alma, nuestro comandante no se rinde ni se cansa. Se pasea insomne por palacio, se asoma a las ventanas y mira al Cristo de la montaña, como un caudaloso río corre el torrente bolivariano por cada una de sus venas y nos reclama a todos seguir su compromiso con la historia.
Hoy la patria avanza ante el ataque desesperado del imperio, ya Bolívar son muchas caras del pueblo, muchos son Bolívar y son Chávez, millones que militan en la campaña bicentenaria dispuestos a triunfar, hace falta ir a buscar a todos los que aun no han despertado.
¿Qué haría Bolívar si se encuentra con un nini medio escuálido? ¿Qué harías? ¿Atacarlo inclemente? ¿Es que fuimos nosotros quien dividió la patria?
Ser bolivariano es un compromiso de convencimiento, es aprender a unir una patria descocida, a convocar y atraer, a despertar a quienes no han despertado, a quienes viven narcotizados con el veneno neoliberal. El deber de la convocatoria debe ser cotidiano, abandonar el lenguaje deshilachado de la polarización y tomar el de la unión es el deber ser de los bolivarianos, quien enseña con el ejemplo jamás podrá ser derrotado, pensar, sentir y actuar en una misma dirección, ser integral y comprometido las 24 horas de cada día, ver a cada compatriota como par, usar todas las armas en la batalla de las ideas para incorporar a todos a la lucha, ser incansables en la lucha contra nuestras propias fallas y sobre todo salir cada día asumiendo el deber de hacer y hacer la nueva patria.
Las batallas bicentenarias, la campaña admirable apenas comenzó, la fecha de la gran batalla es el 26S, ante el compromiso todas y todos debemos entregar el concurso de nuestra participación para lograr una victoria aplastantes ante las fuerzas del pasado. Este compromiso debemos asumirlo en el gran esfuerzo de sumar cada día más compatriotas que tomen conciencia de la necesidad de la revolución. Es de el enemigo la actitud disociada, el enfrentamiento, la polarización, nuestro es el deber de la palabra y el ejemplo, el convencimiento y el llamado general a asumir en nuestras gargantas las palabras de Bolívar…
Volvió Bolívar con su espada a recorrer nuestra tierra, relampaguean los cielos y se estremecen los sueños libertarios, la patria llama a sus hijos, Bolívar somos todos.
Patria socialista o muerte, ¡Venceremos!
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