Es indudable que la caída de un revolucionario en cualquier parte del planeta, causa dolor y tristeza, y ¿a quien que tenga sensibilidad humana por sus hermanos no? Precisamente ese sentimiento es el combustible que da energía para lucha contra las fuerzas diabólicas de dominación y esclavistas del capitalismo mundial.
Quien se imbuye en la pelea por la vida, sabe que en cualquier momento ésta le puede ser arrebatada por el enemigo a combatir. Pero al menos tiene el aliciente de saber que su muerte es por la vida. Mono Jojoy, Marulanda, Raúl Reyes, Fabricio Ojeda, Ernesto de la Serna Guevara, Camilo Torres, Camilo Cienfuegos, el campesino anónimo Hondureño, Cesar Augusto Sandino etc., son personajes, además de muchos otros, que se sobreponen a la muerte y cabalgan en el dolor, la tristeza, la alegría, la esperanza y la ilusión de los hombres y mujeres humildes, por reventar las cadenas de opresión que a diario son victimas de las oligarquías tributarias del imperialismo sionista capitalista mundial, que hace negocio hasta de la muerte. Pero mienten y se engañan, quienes creen que con la caída de un líder, se acaba la batalla y la lucha afloja. Esos mártires sirven de ejemplo a todos aquellos que piensan que sin pelear y sin defenderse, sus vidas no serán objetivo del capitalismo explotador, no, en realidad la vida humana vale para el comercio mundial capitalista, lo que le pueda aportar en un momento dado a algún mercantilista que se antoje disponer de ella, así sea por capricho. No en vano la vida de millones de iraquíes es arrebatada, tan solo por el valor de un barril de petróleo, la vida de miles y miles de palestinos vale lo que representa la tierra donde mora y que es apetecida por los invasores sionistas, la vida del pueblo Colombiano tienen el valor que la oligarquía le tace por algún interés en arrebatársela y los que no son desplazados, son lanzados a la hoguera del destierro forzado para despojarlos de sus tierritas o de sus costumbres. Si, así como suena, por que las costumbres de los pueblos son discriminadas por los ricos explotadores y en su odio estas calamidades de existencia acaudalada, se antoja exterminar pueblos para borrar culturas.
Mono Jojoy murió. Pero murió siendo libre y peleando por la libertad, por la vida, no traicionó a su pueblo, no traicionó sus principios, no traiciono sus ideales, no traicionó a la vida, el dinero que le ofrecían, no pudo comprar su conciencia, logro la victoria mas grande que hombre o mujer alguno puede lograr en estos tiempos: no ser absorbido por el dinero ni por el capitalismo opresor. Todos esos estúpidos cocinados en la propaganda imperialista, que denigran del comandante militar de las FARC, esos títeres repetidores de consignas fabricadas en laboratorios mediáticos, quisiera verlos aunque fuera tres días en las montañas, para ver si en verdad son como se pintan. Pero el ejemplo del comandante Mono Jojoy, queda imperecedero y acrecentándose a cada instante, cada vez que el imperialismo oligárquico, cometa una injusticia contra la humanidad, se crecerá la figura legendaria de todos los revolucionarios que al igual que el guerrillero heroico de este siglo caído en las montañas de la Colombia Bolivariana, así mismo se acercará el fin de la hegemonía capitalista sionista. Es irremediable su caída más pronto que tarde. Ya veremos la multiplicación de los herederos de todos esos guerrilleros heroicos que mueren amando la vida. “…LOS QUE MUEREN POR LA VIDA, NO PUEDEN LLAMARSE MUERTOS…” Ali Primera
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