La Revolución Bolivariana
de Venezuela y la Revolución Ciudadana de Ecuador -denominaciones empleadas
para identificar dos procesos reformadores de diferentes profundidades
y evidentes peculiaridades- están entre los principales blancos
de ataque de la nueva contra-ofensiva estadounidense, apoyada
por las voraces oligarquías latino-caribeñas, el generalato corrompido
y facistoide, las mafias empresariales y las partidocracias privilegiadas
del Continente.
Esa contra-ofensiva se
recrudeció a raíz del golpe de Estado al gobierno democrático y soberano
de Manuel Zelaya, ejecutado concomitantemente con la firma del acuerdo
entre la Administración Obama y el oprobioso régimen de Uribe
destinado a garantizar el establecimiento de siete bases militares estadounidense
en Colombia.
El despliegue de esa
contra-ofensiva no ha sido solo en el plano del uso de la fuerza militar,
sino además en el campo político-electoral y en el terreno ideológico-
mediático.
Hablamos de un contra-ataque
integral y multifacético, que no escatima medios y vías para intentar
revertir los procesos políticos reformadores y revolucionarios, o sencillamente
reformista, fuera del control de los EEUU y de sus aliados de derecha
y ultraderecha.
Esto explica la agresividad
y la multiplicación del apoyo de EEUU a la derecha venezolana en las
recién pasadas elecciones congresuales y estaduales.
Explica también el uso
que hace esa superpotencia del régimen narco paramilitar-terrorista
de Colombia contra el proceso Venezolano y mas allá.
Pero es también permite
descubrir la razón de ser del golpe de Estado recién abortado en Ecuador.
- Resultados del contra-ataque oligárquico-imperialistas en las elecciones venezolanas.
El impacto de la contra-ofensiva
oligárquico-imperialista sobre el escenario político-electoral venezolano,
puede se evaluado de la siguiente manera:
- Las derechas unificadas por dictado imperial, no lograron impedir el logro de una holgada mayoría simple en la Asamblea Nacional a favor del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), pero sí bloquear la posibilidad de la mayoría calificada (los dos tercios) que le hubieran permitido aprobar las denominadas leyes orgánicas, imprescindible para ampliar el marco legal de los cambios estructurales (aunque ciertamente las leyes y la Constitución vigentes contemplan en ese aspecto mas posibilidades de transformación que las hasta ahora ejecutadas).
- Igual no pudieron controlar un número significativo de gobernaciones de Estados, aunque si algunas importantes.
- El avance fundamental de las derechas se registró en el voto nacional y de paso en lo referido al Parlamento Latinoamericano, donde lograron una votación muy próxima a la del PSUV, el PCV y aliados (superior a los cinco millones de votos y con una diferencia de alrededor de cien mil).
Ese avance y la presencia
de una significativa minoría en la Asamblea Nacional, sitúa a esas
fuerzas derechistas en mejores condiciones que en el pasado reciente
para hacer oposición destructiva (como es su esencia) y envalentona
al imperio en sus empeños por revertir ese proceso transformador con
todos los medios a su alcance y situando sus cañones en dirección
a las elecciones del 2012.
La victoria chavista,
por tanto, fue bastante relativa, lo que obliga a una profunda reflexión
sobre las causas del progresivo cambio de correlación de fuerzas a
favor de EEUU y las derechas y a evaluar tanto el incremento de los
riesgos de retroceso como los desafíos para contrarrestarlos y minimizarlos.
- El golpe abortado en el Ecuador
En el caso del Ecuador
el sector más reaccionario de la policía nacional fue solo la “punta
de lanza” para el despliegue de un plan sedicioso mucho más vasto,
que perseguía debilitar considerablemente el gobierno presidido
por Rafael Correa hasta derrocarlo. Eso lo confirma la presencia de
otros sectores militares en la toma de los aeropuertos y la decisión
de secuestrar y acorralar militarmente al Presidente Correa
Es impensable que por
“cuenta propia”, una de las policías mejor pagadas del continente,
se decidiera a reclamar reivindicaciones económicas recurriendo en
primera instancia a la insubordinación.
Es impensable que por
“cuenta propia” ese contingente policial llevara esa decisión al
extremo de secuestrar al Presidente Correa cuando éste valiente y audazmente
decidió presentarse en el terreno de los hechos.
En esa conducta policial
tuvo mucho que ver el trabajo previo de la CIA, empleando el soborno
como arma y usando la propia Embajada de EEUU en Quito, tal como
lo relató oportunamente Phillips Agee, un ex-agente de esa agencia
estadounidense que estuvo de puesto en esa sede diplomática y como
lo denunció en el 2008 el ministro de defensa de ese país, Javier
Ponce; confirmado además con la procedencia de la tenebrosa Escuelas
de la Américas de algunos de los “lideres” de la insubordinación.
Los de arriba, los padrinos
de ese levantamiento sedicioso, actuaron soterradamente, salvo el caso
de Lucio Gutiérrez, que en buena medida lo justificó. Pero precisamente
de ese señor se sabe que traicionó anticipadamente al movimiento democrático
ecuatoriano y que su pusilánime gestión de gobierno, se debió a sus
previos compromisos con la CIA.
En verdad intentaron
el derrocamiento del gobierno constitucional, pero el plan se
fue a pique: la intrépida y aguerrida reacción del presidente Correa,
incluso arriesgando su vida a la entrada y la salida del escenario de
los hechos, desestabilizó a los desestabilizadores
- Aprender de ambos acontecimientos
Está claro que
la contra-ofensiva contra ambos procesos reformadores y soberanos va
a continuar e incluso a recrudecerse en sus debidos momentos. Ni el
imperialismo estadounidense ni el imperialismo Europeo, ni sus aliados
en los escenarios nacionales y continental, van a ceder en sus propósitos.
Para ellos es una cuestión
vital: no olvidemos la ubicación geo-estratégica de ambos países,
su gravitación sobre la Amazonía y lo que la autodeterminación emprendida
por los dos representa en el contexto de la crisis del sistema de dominación
estadounidense en nuestra América, tanto para EEUU como para las oligarquías
y las partidocracia tradicionales desplazadas.
Por eso hay que prepararse
para nuevos y variados ataques, que procurarán cambiar la correlación
de fuerzas y potenciar los sujetos de las contrarreformas y la contrarrevolución
en ambos casos. Hay que dar por descontado que las presiones y agresiones
políticas, económicas, militares, ideológicas y mediáticas van a
continuar y a potenciarse en contra de los sujetos populares transformadores
y sus conquistas. Esa ha sido una constante en crecimiento.
Las dos coyunturas referidas
lo confirman y frente a esa perspectiva hay que prepararse mejor que
lo que hasta ahora se ha hecho.
Es necesario contrarrestar
más eficazmente desde las bases populares de ambos procesos, y desde
sus respectivos Estados y gobiernos, lo que se ve venir. No olvidemos
que las llamadas “estrategias inteligentes” de Obama y de sus ideólogos,
combinan con mayor eficacia los recursos, medios e iniciativas disponibles,
las potencialidades del llamado “poder suave” con las del “poder
fuerte”.
Cierto que el despliegue
de esa estrategia no depende de los sujetos reformadores y revolucionarios
atacados, pero si es preciso contrarrestarlo con mas inteligencia, audacia
y creatividad desde ellos.
Ahora bien, sería pensar
limitadamente quedarnos ahí, puesto que evidentemente, además de las
embestidas desde fuera, hay que evaluar las debilidades, limitaciones
y errores de los sujetos y actores del proceso de cambio.
Esto es valido para ambos
casos, con la diferencia que mientras en Venezuela se retrocedió relativamente,
en Ecuador fue abortado el golpe y con ello se fortaleció el proceso
y su liderazgo:
En
Venezuela, por tanto, urge revisar, reflexionar, desentrañar las
causas de ese revés relativo o de esa victoria precaria.
Hablo de los errores
y desviaciones en el campo de las fuerzas bolivarianas y en sus instancias
de conducción. En esto vengo insistiendo desde hace ya bastante tiempo,
subrayando la necesidad de reflexionar sobre:
- -El impacto de la corrupción estatal.
- Las trabas para reducir la vulnerabilidad económica externa y asumir las llaves del desarrollo sostenido del modelo y la cultura productiva, que permitirían superar significativamente un modelo fundamentalmente rentista petrolero-consumista. Esto guarda relación con el tema de la inflación y la dependencia creciente de las importaciones
- La lentitud la socialización tanto de lo estatal como del gran capital privado, lo que favorece la resistencia de la oligarquía y del capital transnacional en los dos órdenes.
- Las características del PSUV y su entroncamiento con el Estado, reduciendo su autonomía y su rol de vanguardia.
- El retraso en la implementación de la economía de equivalencias y la continuidad del mercado basado en los precios.
- -El sistema de privilegios a favor de una parte de los dirigentes, y cuadros del partido y del Estado, marcando distancias con la pobreza y las capas medias de bajo ingresos, que constituyen la base social del poder y del liderazgo de la revolución.
- Las ineficiencias gubernamentales y los límites actuales del control y la participación popular y ciudadana.
- Las fallas en las políticas de alianza y el maltrato de ciertas contradicciones en las filas de la revolución.
Al margen de acertar
o no en uno u otra de estas apreciaciones, y de la existencia de otras
no mencionadas, lo cierto es que se impone buscarle una explicación
consistente a estos resultados, porque a once años de iniciada la revolución
bolivariana las derechas cuentan con cinco millones de votos, casi a
la par del PSUV y sus aliados, siendo obvio que en Venezuela los grandes
capitalistas y sus redes anexas ni por a asomo llegan a esa cifra.
En Ecuador la
situación ahora es cierta medida diferente a la de Venezuela porque
la intentona golpista fue derrotada y el liderazgo del proceso se ha
fortalecido.
Sin embargo, hay que
decir que mas allá del error garrafal de algunos componentes de la
izquierda dogmática, de uno de los destacamentos del movimiento indígena
y de otros sectores del campo popular-sindical, consistente en apoyar
la insubordinación policial con el pretexto de que se trataba de un
rebeldía reivindicativa, es evidente que la revolución ciudadana ha
desarrollado políticas y actitudes que por momentos la distancia de
algunos sectores de sujeto popular revolucionario, generando descontentos
evitables.
La oportunidad es formidable
para enfrentar la contrarrevolución más allá del castigo a la
punta del ¨icebert¨ policial.
La ocasión es propicia
para limpiar, depurar, desmantelar áreas podridas del aparato
militar-policial y entrarle a fondo a la conspiración oligárquica-imperialista,
profundizando los cambios estructurales, modificando las relaciones
de propiedad a favor de la propiedad social, restándole base económica
a la gran burguesía criolla y transnacional, y modificando las características
del mercado.
Esta es una coyuntura apropiada para darle nuevos
aires a la revolución ciudadana, democratizando el sistema de medios
de comunicación y ampliando las conquistas sociales del sujeto popular
mestizo y de los pueblos originarios, rectificado errores en el tratamiento
de la cuestión indígena y de la explotación minera, propiciando el
reencuentro con las movimientos sociales mas contestatarios…
Todo esto a plena conciencia
de que el contra-ataque oligárquico-imperialista seguirá intensificándose
contra todos los componentes activos de la oleada transformadora y habrán
de producirse nuevas diabluras contra el proceso ecuatoriano si éste
no se le da una lección contundente a sus enemigos impenitentes.
En fin, la firmeza y combatividad que exhiben los valiosos liderazgo de ambos procesos se fortalecerían con una buen dosis de reflexión y espíritu auto-crítico de todas(os) sus actores(as).
narcisoisaconde@gmail.com