Insólito pero cierto! Pareciera que aquellos historiadores que sustentan las tesis que la Historia se repite, podrían tener algún sustento en la verdad histórica pero, de entrada, nos negamos a aceptar tamaña aberración porque, primeramente, tendríamos que aceptar que “la evolución” no es parte de la vida cotidiana del ser creado/ser social, por tanto, “aliena” la capacidad del ser humano de aspirar, como conjunto y como individuo, a disfrutar de los crecimientos espirituales, intelectuales, bienes terrenales y sus consecuencias lógicas; en caso adverso, se manifestarían, como alienación, en inamovilidad social, es decir, la permanencia histórica de las clases sociales, es decir, la aceptación de una “teohistoria” como reflejo de las diferencias angelicales que supuestamente existentes en el Reino de Dios y que buscaría evitar la “lucha de clases”, según las tesis marxistas, tan negada por, precisamente, quienes se adhieren a las tesis de la linealidad de la Historia; en segundo término, el propio desarrollo de las relaciones sociales y de las fuerzas productivas se encontrarían estancadas en y desde la Prehistoria lo que es, fácilmente, demostrable su “negación” en el marco del proceso histórico considerando la Historia como “ciencia”; en tercer lugar, es la tesis más cercana a las justificaciones de los ideólogos pro-capitalistas para, precisamente, justificar que con la llegada del capitalismo a la Historia de la Humanidad, es decir, a las naciones y sus sociedades, la Historia “llega a su propio Fin”–contradicción en la contradicción-. Los ideólogos, civiles y eclesiásticos-tradicionales, al adherir su cuerpo de pensamiento al sistema capitalista incluyendo sus más recientes propuestas como sistema económico-social inclusive ideológico (léase: reingeniería del sistema capitalista de la segunda década del siglo XXI) manifiestan a través de sus “voceros naturales” que es innato a su “propio ser” como sistema sico-social el respetar y defender los Derechos Humanos de la Humanidad, claro, por intermedio del uso de la mass-media, sustentando su argumentación en normas teológicas; en palabras explicativas, el sistema capitalista, según sus ideólogos, ha permitido que aquellas naciones donde se han impuesto no solo la estructura económica del capitalismo sino, por encima, su ideología-humanista (sic) ya “alcanzaron el Paraíso Terrenal” en esa conjunción de Biblia ideologizada y “cruzadas permanentes”.
Cuando nos trasladamos a la realidad internacional globalizada en las actuales circunstancias, inmediatamente, percibimos las contradicciones en las relaciones internacionales cuando, (aceptando que el sistema capitalista es el sistema socio-económico por excelencia como sistema dominador-globalizado), se ve inmersa en profunda crisis estructural que podría alcanzar “el caos” cuando las “oferta y demanda” no de “bienes de capital y servicios” sino de “materias primas” versus la capacidad de regeneración del propio sistema capitalista en su actual fase imperialista de locura (Chávez Frías dixit) buscando mantener su “status quo” en la personificación de los EEUU de América el cual está entrando en “profunda crisis de identidad”, es decir, es el sistema capitalista en su máxima expresión objetiva histórica en el “país del Norte” cuando se “está mirando al espejo”; por tanto, la actual crisis del sistema capitalista esta en relación directa, en ecuación matemática, con la actual “crisis estadounidense” lo que obliga al Poder (en concepto del General Müller Rojas) a rediseñar sus relaciones internacionales hacia aquellas zonas geográficas que le servirían para su propia supervivencia, es decir, nos estamos refiriendo a que el Poder y el poder de los EEUU de América ha tomado la “sabia decisión” de trasladar sus objetivos al muy corto plazo del Atlántico al Pacífico.
Aceptado lo inmediato anterior se significa las decisiones y actitudes del Poder y el poder yanqui de “dejarle esa papa caliente” cuando nos referimos a Libia aunque quizás sería mas prudente denominarla como la “Crisis en el Mediterráneo”, a sus congéneres capitalistas de la Comunidad Europea obligando a Rusia y a China a no “meterse en asuntos de familia” (“real politik”). Pero esa importante y profunda decisión de la Casa Blanca como Poder tiene sus obligadas variables. Analicémoslas
El Imperialismo en su actual etapa de locura cuando se refiere, concretamente, a los EEUU de América como 1ra Potencia Mundial, busca objetivar sus propias realidades como 1ra Potencia Mundial, es decir, objetivar sus “fortalezas y debilidades”, sus “necesidades y deficiencias” frente a las nuevas Potencias en emergencia refiriéndonos, en este caso concreto, a la República Popular China. En ese escenario, solamente precisaremos los volúmenes de población en uno y el otro país apreciando las “profundas y graves asimetrías y contradicciones” que cualquier ecuación matemática nos podría demostrar en su simple y básico análisis. Precisemos.
La producción de bienes y servicios necesita de materias primas. Es en este momento que entra, de nuevo, en escena la “tesis Monroe” para el caso estadounidense, es decir, que el tránsito entre el Atlántico y el Pacífico pasa necesaria y obligatoriamente por el Mar Caribe y, claro está, por las “orillas” de las naciones que se benefician de sus aguas. En sencillas y simples palabras escritas, la nueva versión de la “tesis Monroe” es sustancialmente superior en objetivos geopolíticos y geoestratégicos a aquella frase original de “este patio trasero es mío”; por tanto, para los afectados es necesario asumir con “coraje y cojones” –C&C-, esas nuevas realidades y prepararse para el futuro bastante cercano, por cierto. Nos explicamos.
En el continente asiático se encuentran dos países con población y crecimiento económicos: China e India a lo que es necesario adicionar tanto Japón como Corea del Sur, los países de la ASEAN y Taiwan. Los depósitos de materias primas, las necesidades de “tierras cultivables”, el creciente consumismo de sus sociedades, las nuevas realidades geopolíticas que se vienen desarrollando en aquellos lares, entre otras variables, son los paradigmas que los obligan, particularmente, a China y, últimamente, a la India, a buscar mercados proveedores de materias primas para sustentar sus crecimientos internos y buscar soluciones objetivas a las realidades sociales, es decir, la ecuación de “crecimiento económico plus desarrollo social” en el marco de la aplicación y profundización de políticas conexas en el conjunto de los Derechos Humanos de sus respectivas sociedades. En el caso de China, ésta estaría desarrollando sus políticas bajo nuevos paradigmas socio-económicos como es el caso de la relación entre, por ejemplo, Venezuela y CITIC; es decir, con importantes y sustanciosas inversiones en aquellos países receptores-proveedores lo que la hace diferente a las praxis de carácter imperialista de los EEUU de América cuando, por ejemplo, su sector industrial mantiene una política de exportación de bienes de capital, tecnologías e inversiones para la producción de bienes de consumo para el escenario internacional globalizado; al tiempo la Casa Blanca trata imponerle a los países al sur del río Bravo los Tratados de Libre Comercio política asimétrica como aquella tesis de “Puertas Abiertas” de principio del siglo XX que fue impuesta por Washington a las Potencias Extranjeras cuando del mercado de China se trataba.
En ese marco de ideas, es evidente las contradicciones que se expresarán entre la actual fase de locura imperialista estadounidense versus las supuestas realidades y beneficios en los países poseedores y proveedores de materias primas que serían esenciales, en el marco del referido estadio del capitalismo, para la supervivencia de ese imperialismo en permanente expansión conjuntamente con las profundas diferencias a futuro entre ambos lados de las orillas del Pacífico; es decir, una nueva geopolítica internacional está en curso.
¿Es inevitable que las contradicciones se expresen como “cruzadas salvadoras” como se están expresando actualmente en la “Crisis en el Mediterráneo”, caso Libia? El Presidente estadounidense, Barack Obama, en su reciente viaje a Brasil, Chile y El Salvador, en nuestro modesto criterio, se expresó exponiéndose a la crítica, en lo que en diplomacia se podría considerar e, inclusive, calificar como “de muy mal gusto”, por decirlo suavemente, cuando le declaró la guerra a Libia en suelo brasileño exponiendo, con esa declaración pública, a la Cancillería de Itamarati a una “situación incómoda”. Esta decisión de la “política internacional” de Washington que es, en última instancia, una decisión de “política interna con connotación internacional”, al exponerla en uno de los países que se expresó en contrario en el Consejo de Seguridad, como lo manifestó Brasil, es, en política internacional, “una provocación innecesaria” (Nos preguntamos: ¿lo hizo, Barack Obama, en conciencia en la relación “causalidad-consecuencia”?). Dejémoslo ahí.
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