Un diputado de la MUD-“El Botánico”-habló bien, aunque “My Black” le largó el jab. Y, Cristóbal Jiménez estuvo implacable
Permítaseme una digresión previa.
Estimo que el pensamiento visual es parte del proceso de representar información. Representar gráficamente una información constituye a mi modo de ver, un valioso factor de calidad informativa siempre y cuando se apegue a la verdad y a la ética del pueblo.
Exactamente me refiero a un desarrollo intelectual del notable escritor y compatriota Britto García: “Conferencia ante el Instituto de Estudio de las Relaciones Internacionales en Nueva Delhi y el Instituto Nehru de Benarés”.
Dicho trabajo está en la red, ilustrado magistralmente con una imagen representativa de “una secuencia alegórica de cadenas de esclavitud” y que seguramente todos han mirado y/o pueden mirar.
El país bolivariano tiene la fortuna de contar con un escritor de talla universal; del lado escuálido hay un desierto que da grima. Se trata de una confrontación entre el conocimiento y la ignorancia.
El buen escritor desentraña oscuridades para hacernos ver la realidad de manera clara, tal es el caso; en cambio, el cagatintas deja a uno indiferente.
Bueno, al caso.
Valeciente me pescó; cuando Valeciente está acá, yo aprovecho para leer un poco. Digo de otra manera, es que estuve en Fermo; Fermo no es para quedarse achantado, qué vaina, uno lee y hasta escribe, en vez de trabajar. En Fermo y con Valeciente me dispuse a ver en la pantallita la sesión de la Asamblea Nacional-AP-es decir, la Asamblea Popular-AN-y, efectivamente, la vaina había empezado, ya eran pasadas las 3 y ½ de la tarde y un energúmeno hablaba necedades, entre las cuales, pedía respeto para la institución legislativa. Justamente un sinvergüenza que apoyó la derogación de todos los poderes del Estado, cuando el “carmonazo”.
¡Qué bolas tiene ese carajo! Le comenté a “la autoridad” y ella me dijo ¡Unjú (y etc)! Y, ¿Quién es ese loko?
No sé-le respondí-pero se ve que el ignorante, además anda mal de la cabeza, tiene un tornillo flojo.
¡Y, pensar que es diputado! (añadí).
Acto seguido creo que habló el compatriota Jesús Farías, para recuperar el debido orden. Después, creo que habló una que ha debido venir del cielo porque se dice Sanpedro, la que curiosamente no parecía rabiosa sino más bien algo serena y no dijo muchas necedades.
Pensé que los escuálidos a veces son algo cuerdos. Luego hubo turno para uno de los nuestros, un tal Lobo y le siguió el Maestro Soto Rojas que, como siempre, habló con propiedad y sabiduría.
El camarada Escarrá (el bueno) también expuso de manera correcta y, sí mal no recuerdo el orden, le tocó el turno al “Botánico” y pensé enseguida que él hablaría acerca de la Sigatoka roja rojita pero me pelé porque el sujeto se largó una exposición ajustada a la verdad y además lo hizo con plena sensatez que aplaudí.
No faltó el reproche de la “autoridad” que me acusó de pitiyanqui y me largó otros epítetos impublicables e impúdicos y, sentenció qué ¡Al enemigo, ni un poquito de agua! Bajo ninguna circunstancia. Razón por la que desaplaudí, obediente.
¿No ves que a esos carajos no se le puede creer ni la data?-me dijo-.
No obstante, luego que “El diputado botánico” completó su exposición, “My Black” le largó el jab: “No podemos aprobar tu propuesta hasta tanto no revisemos los términos en que ha sido expresada”.
Ahí sí me percaté de que soy un inútil para distinguir un gato de una liebre. El “rempujón” de la autoridad y la consideración de “My Black”
me hicieron reflexionar.
Ciertamente, el botánico es White.
Prevenido al bate, le tocó el turno a otro descarado de Táchira y se despepitó a proferir sandeces. ¡El agua volvía a su cauce, no era verdad tanta belleza! Y prosiguió una Tal de Montilla-al parecer, de Apure-y exhibió un cinismo autodestructivo, tanto es así que inmediatamente intervino el Compatriota Cristóbal Jimenez y le dio “una pela” de esas que no se repiten, por lo implacable.
La embustera no sabía qué hacer; maltrecha y esmorgallá, atinó a pedir cacao pero lo que llevó fue más julepe del bueno (para “contacto con la realidad”).
En resumida cuenta, los diputados de la MUD parecen depender más de su hígado que del cerebro y esa actitud afecta sus logros. Ellos no viven, sufren.
Para colmo de mal, una vez cerrada la sesión parlamentaria, otra “frasquitera” trató de increpar a “My Black” pero éste la puso en su sitio, como debe ser.
¡Qué vaina, hay que tener estómago para tolerar a diputados de la MUD!
OTAN: Recomiendo a losmudiputados, leer a Britto García.
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com