La colombiana María Enma Mejías quien rotará, por acuerdo de los dos gobiernos, con Alí Rodríguez la
Secretaría General de UNASUR no ha dicho ni pío; el Presidente Santos
el más reciente de los amigos de Chávez, no da muestras de reciprocidad
por la cooperación recibida, estará gozando una y parte de
la otra al ver a Venezuela agredida; el crápula de Insulsa, con una OEA
resucitada por el repentino interés de Lobo, Zelaya y de
nuestro Comandante Presidente por cobijar a Honduras en su seno,
seguramente también celebrará la deferencia que le hacen muerto de la
risa ; y la creación llamada Comunidad
Latinoamericana y del Caribe reunida el mismo día que se detuvo a Joaquín Pérez Becerra en Maiquetía alberga
en su seno suficientes Cancilleres para bloquear cualquier decisión
contraria a los intereses del Departamento de Estado.
Esto último corrobora que no es la ideología bolivariana que sirve de fundamento al proyecto de unión emancipadora de nuestra América, aplicada con acierto en el ALBA, la que ha fracasado en la Cancillería venezolana. Lo que sí ha sido un fiasco es la diplomacia pragmática derechista para tratar de unirnos con los gobiernos de las oligarquías latinoamericanas serviles al imperialismo proponiendo congresos, comunidades o convenios que carecen de objetivos antiimperialistas claros y precisos.
Las sanciones impuestas por el imperialismo a PDVSA pasan por encima de
esas juntas, acuerdos y convenios minados por los intereses del
capitalismo aún sin la presencia directa del amo norteamericano. Ojalá
no se les ocurra, en nombre del pragmatismo, desgraciar al ALBA
aceptando en su seno al gobierno de Honduras hijo de un golpe de Estado y
del imperialismo.
La premura con la cual la Cancillería venezolana aceleró su
mediación para lograr el retorno de Honduras a la OEA contrasta con la
posición del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) hondureño el
cual consideró que tal acción era inoportuna y precipitada. Era de
esperarse algo así porque la capitulación impuesta desde afuera al
pueblo hondureño sólo garantizó el regreso de Zelaya pero deja en la más
absoluta impunidad la violación de los derechos humanos y
a los golpistas de uña en el rabo que no han sido tocados ni con el
pétalo de una rosa. No hay ninguna razón para sentir alborozo por este
desaguisado y sí para reflexionar seriamente sobre las falsas ilusiones
de emancipación que
esas políticas están creando. Con esa política exterior se está
echando por la borda el prestigio del gobierno bolivariano ganado con
tanto esfuerzo en la conciencia de las masas empobrecidas del continente
y se quebranta el reconocimiento de las vanguardias antiimperialistas
de nuestra América ahora subestimadas, despreciadas y relegadas en el
discurso de Chávez por el penoso asunto de la entrega de un
revolucionario al gobierno de Colombia.
Quién
entiende la razón de este viraje a la derecha de la Cancillería
venezolana por la cual se abandona la doctrina bolivariana. No creo que
existan secretos de Estado que justifiquen la galantería y la coquetería
de la política exterior venezolana con los vasallos del imperio en
América Latina. Además la incoherencia de la Cancillería llega a su
límite con la criminalización de las FARC y el reconocimiento
antiimperialista de Irán que es la verdadera piedra en el zapato para el
imperialismo por ser un escenario de guerra mundial con la amenaza de
un posible estallido nuclear. Es Irán y no Corea del Norte, Cuba,
Venezuela y mucho menos la FARC, la que está
en la mira inmediata del Pentágono en
este momento histórico porque, además de sus irreductibles posiciones
anti hegemónicas, la nación heredera del antiguo Imperio Persa es una
potencia petrolera ubicada en la zona más conflictiva del planeta. Uno se pregunta con ingenuidad por qué el posible reconocimiento
de las FARC y el respeto a los derechos humanos de sus refugiados
políticos es más riesgoso para Venezuela que la política exterior
soberana y plausible expresada en los convenios de PDVSA con Irán.
Y si de incoherencias se
trata para muestras basta un botón, se ha anunciado con bombos y
platillos que Venezuela será sede del Foro de Sao Paulo donde se
reunirán los más asiduos representantes de la izquierda continental. En
ese encuentro acostumbran estar presentes marxistas, leninistas,
trotskistas, anarquistas, comunistas, guerrilleros, la izquierda
electoral y la izquierda radical. Si la política de Estado de la
República Bolivariana de Venezuela sigue obedeciendo al concepto
policial de los servicios de inteligencia del imperialismo, en esa
cumbre de la izquierda continental se irán a dar un banquete o harán su
agosto la Interpol, la CIA, la DEA y el inefable Santos. Habrá garantías
diplomáticas para que los asistentes al Foro gocen de plena y absoluta libertad o
podrán ser investigados, hostigados o detenidos al llegar a Maiquetía
para ser entregados a sus perseguidores. Pero que importa, la
incoherencia histórica de la política venezolana da para todo.
*Profesor universitario jubilado