En las guerras recientes, venimos observando que los que van al frente por parte de los imperialistas invasores son mercenarios, armas muy “inteligentes” y aviones no tripulados.
Los que mueren en Irak y Afganistán son en su mayoría latinos que cruzaron infiernos desde distintos lugares de Centroamérica o México, para tratar de ganarse el sueño americano. Encontraron bombas y balas perdidas y orgullosamente muchos han regresados tullidos y medio locos a sus propias tierras. En El Vigía, Mérida, enterraron hace poco a uno de ellos.
Cuando España dice que le mataron o le hirieron algunos ciudadanos en Afganistán, al leer las noticias nos enteramos con que las pobres víctimas eran colombianos, hondureños o salvadoreños. A estos mercenarios se les ofrece estar dos años en algún frente de guerra en países muy peligrosos, para concederles la residencia. Hace poco tres de ellos (dos colombianos y un cubano agusanado), dos brazos y el otro si piernas, están en trámites, para lograr el ansiado documento. Al fin, lo consiguieron.
Los gobiernos colombianos tienen una larga tradición en eso de proveer mercenarios en las guerras imperialistas. Lo hicieron desde la segunda guerra mundial, pasando por la guerra de Corea y de Vietnam. Todavía cada año se les ve desfilar por céntricas avenidas de Bogotá, con medallas en el pecho, rememorando aquellas insignes epopeyas.
Ahora la guerra contra Libia va nutrida con asesinos de muchos países árabes; la OTAN los ha contratado a través de anuncio de prensa, radio y televisión. A los mercenarios se les reúne en pequeñas factorías donde se les hace los respectivos exámenes físicos y de preparación militar y se les clasifican según su nivel de fiereza y crueldad. Pero no se desperdicia a ninguno, incluso los menos talentoso y aguerridos son colocados para acarrear municiones y armas y para que desarrollen los trabajos más miserables. La paga no es mala, está por encima de los cinco mil dólares, y van por cuenta de la venta petrolera a futuro del país invadido, en este caso Libia.
Reunidos en estas
factorías, la OTAN los recoge en pequeñas
embarcaciones dirigidas por las fuerzas especiales de todas las naciones invasoras.
Es
así como nos encontramos con que el experto militar
británico Robert Fox reconoce, a través de la Radio de la BBC, que el
ataque a Trípoli lo efectuaron fuerzas especiales de
Qatar y de los Emiratos Árabes Unificados, con el respaldo de EEUU, Gran
Bretaña y de Francia.
¿Qué les parece?
jsantroz@gmail.com