Comandante de Usted depende nuestra emancipación

480 años de imperialismo en el Orinoco no bastan

“El que no conoce su pasado, no puede entender su presente y mucho menos visualizar su futuro”

El primer gran río descubierto por los españoles en tierras Americanas fue el Orinoco bautizado como Mar Dulce por su inmensidad. Desde el mismo momento del descubrimiento en 1498 y hasta mediados del siglo XVII, el Imperialismo Español de la época usó como excusa la evangelización de los territorios ocupados, alegando actuar en el nombre de Dios con el apoyo irrestricto del Poder de la iglesia de esos tiempos. Las selvas, montañas, lagos, ríos, islas y sabanas de la patria quedaron cubiertas con los cuerpos destrozados y mutilados de nuestros ancestros aborígenes y su sangre el baño, fue una matanza continua y despiadada. Una vez dominados los territorios con las armas y diezmada gran parte de la población, era imprescindible para la explotación de las riquezas (que era su principal objetivo) pacificar la poca mano de obra aborigen que quedo, por lo que conjuntamente con la iglesia, diseñaron y pusieron en práctica las famosas Misiones Evangelizadoras (conformadas por religiosos muy diestros en agricultura, minería, ganadería, metalurgia, alfarería y todo oficio que garantizara la dominación). Los evangelizadores custodiados por contingentes armados iniciaron el proceso de enseñanza de los oficios y la religión a nuestro ancestro lo que les permitió la domesticación de los pueblos poblaciones conquistadas y la explotación de las riquezas sin ningún tipo de resistencia. Fue tan exitoso el sistema de misiones que entre 1694 y 1788, fueron creados en la geografía de Guayana 30 centros misioneros muy especializados que enviaron al Reino de España cargamentos de oro en lingotes y diamantes obtenidos de las arenas del Caroní, pieles y otras especies de gran valor comercial por Puerto de Tablas (hoy San Félix), riquezas que compensando con crecer la inversión en la conquista de nuestro suelo. Fue tan inmensa la riqueza generada por estos centros de producción a costa del sudor y la sangre de nuestros indígenas esclavizados (no podía moverse en libertad sin permiso), que permitió por mucho tiempo al Imperio Español fortalecerse en Europa y enviar ejércitos mercenarios armados hasta los dientes a Venezuela en su decadencia a combatir a nuestro Ejército Libertador, quien al tomar posesión de las Misiones del Caroní en 1817 luego de la Batalla de San Félix, quedo asombrado al ver las enormes cantidades de lingotes de oro , diamantes, barras de acero, maíz, algodón, mulas, caballos, ganado, cuero curtido, espadas, telas, etc. almacenadas en el recinto. Estas inmensas fortunas, fueron usadas sabiamente para comprar las armas y pertrechos de guerra a los ingleses que ayudaron a concretar la independencia de la patria en la Batalla de Carabobo en 1821.

Nuestros aborígenes ribereños del río Orinoco han sufrido dos etapas de esclavismo, el primero ya expresado por lo antes escrito que duro 286 años (1531-1817) y el segundo que abarca el periodo desde 1890 hasta la fecha. En el primer periodo éramos castigado con la muerte por desobediencia o sublevación y en el segundo somos castigados por las transnacionales capitalistas dueñas del río con la precarización en el trabajo marino portuario, las más deshumana del país y quizás de Latinoamérica y que ha conducido a nuestras comunidades a la miseria, sin ninguna posibilidad de desarrollo. Podemos decir con mucha propiedad como legítimos dueños de estas tierras del sur bañadas por el Orinoco que tenemos más de 480 años siendo esclavos de los usurpadores.

Para dar una visión mas clara sobre el segundo esclavismo laboral que padecemos desde 1890 a la fecha voy, a ser referencia a un extracto del próximo libro a publicar por estos pata en el suelo como suelen llamarnos los vende patria disfrazados de revolucionarios y borregos de las transnacionales “NAVIERA SOCIALISTA DEL ORINOCO, UNIDAD DE ACCION PARA EL RESCATE DE LA PATRIA SOBERANA”.

Luego del proceso independentista de nuestra patria, nuestros aborígenes potenciaron la actividad naviera y portuaria en el río Orinoco. En 1890, la etnia Kariña habitaba los predios de Orocopiche, Isla Grande, Las Cabañas, Bajo Hondo, poblaciones ribereñas de la margen derecha del Orinoco, unas millas río arriba de Ciudad Bolívar. Hombres y mujeres de coraje y valentía, propia de la raza, convivían en completa armonía, luchando contra las embestidas del río en su crecida. La población estaba organizada para satisfacer las necesidades básicas en varios frentes tales como caza, pesca, agricultura, alfareros, tejedoras, cría de animales, navegantes, exploradores y otros propios de este tipo de comunidad autóctona. Los intensos inviernos en las cabeceras y afluentes del Orinoco representaron en muchas oportunidades la perdida de las cosechas por inundación, además de pérdida de vidas de niños atacados por las jaurías de caimanes abundantes en el río para la época. Estos acontecimientos indujeron cacique y al Consejo de Ancianos, rectores de la Comunidad, a girar instrucciones al frente de exploradores para localizar tierras más favorables, labor en la que se destacaron Ramón y Pedro Pariche, quienes también eran expertos en selección y corte de madera para la fabricación de embarcaciones. Las tierras seleccionadas fueron ubicadas en la margen derecha del río y presentaron mejores condiciones para el desarrollo de la comunidad. Hoy son los asentamientos aborígenes de Isabel, El Zamuro, El Zamurito, Filón de Oro, Pendangal, Los Perros, El Rincón y, posteriormente, se trasladaron a la margen izquierda y son los asentamientos aboriguenes de Palital, Taguache, San Juan, El Amparo, Mamo Arriba, Mamo Abajo, Juasjillal, El Paso, El Merey, La Colmena, Los Mangos, Camoruco, La Tigrita, El Playon , El Torreño, Los Algodones, Botalón, Carapa, Castillito, Carmona y otros, todos pertenecientes al municipio Independencia del estado Anzoátegui. Los barcos que surcaban el Orinoco (1890-1940 ) por aquellas épocas eran a vapor, requerían de mucha madera para su funcionamiento y reparación; razón por la cual los agenciadores y capitanes solicitaron el suministro de madera a las comunidades aborígenes ribereñas, siendo la kariña seleccionada como su principal proveedor por su destreza y conocimiento desarrollado. La actividad de suministro de madera representó una fuente adicional de ingresos para la comarca. La comunidad transportó y cargó miles de tareas de leña (Caramacate y Guamo, bultos de 2x2 mts) y enormes cantidades de troncos de árboles, recibiendo a cambio pago en especies y dinero muy por debajo de su valor.

La navegación por el eje Apure-Orinoco, propició el intercambio de los productos alimenticios y de otro género de las comunidades ribereñas, lo que se tradujo en un incremento considerable de la calidad de vida de las etnias. Las goletas, bergantines y balandras cubrían la ruta Puerto Nutria (Población no muy distante de la frontera con Colombia), Ciudad Bolívar, Matanzas, San José de Macuro (Desembocadura del Orinoco al mar Caribe) trasportando granos, frutas, ganado, animales de caza, cuero, etc. El trueque funcionó en muchas de las transacciones. Desde Puerto Nutria provenía todo lo referente a mercadería (zapatos, botas, herramientas de labranza, cocinas a kerosene, etc. ) y desde el puerto de Matanzas salía el ganado bovino y caprino de los Valles del Yocoima (el Manteco, el Palmar, Upata, el Pao, etc.), las patillas, yuca, maíz, pescado, auyama, chivos, carneros, venados, cuero de caimán, cambures, papelón y otros productos provenientes de las comunidades kariñas y otras ribereñas del bajo Orinoco, incluyendo San José de Macuro.

La actividad del suministro oportuno de madera a los barcos y la destreza para su carga fueron los motivos para que los kariñas fuesen absorbidos por las empresas navieras de esos tiempos como mano de obra por excelencia para la tarea de carga y descarga de los materiales, equipos, materia prima, alimentos, cuero y muchos otros productos que entraban o salían por los puertos del Orinoco en Guayana.

La construcción de los primeros muelles industriales provisionales en la margen derecha del rio en la zona de Matanzas, entre los años de 1946-1948, permitió la llegada de naves de gran calado, cascos de acero y potentes maquinas de combustión interna que les permitían cruzar los océanos. Estas naves entraron por la desembocadura del Orinoco. Este fue el comienzo del segundo viacrucis, las goletas, bergantines y balandras fueron desapareciendo paulatinamente hasta extinguirse y con ellas el intercambio de todos los productos de las poblaciones ribereñas del eje fluvial Apurinoco apareciendo el cáncer maléfico de la precarización en el pueblo. De ser exportadores de producto pasaron a consumidores de mercadería y productos provenientes de otros países extranjeros. La precariedad de las condiciones de vida de la comarca condujo irremediablemente a la mayoría de sus pobladores a quedar a merced de las transnacionales capitalistas y sus lacayas nacionales que se asentaron en su mayoría en Guayana, administrando y operando todo lo relativo a la actividad naviera portuaria del Orinoco y controlando todo el comercio.

El progreso alcanzado, antes de la llegada de las trasnacionales, desapareció violentamente del pueblo, cosecharon, pescaron y criaron lo necesario para el sustento y no tuvieron como comprar ropa, calzado, ni mucho menos los implementos para labrar. La miseria se enseñoreo sobre todos los habitantes de la zona, razón por la que han expresado con rabia y furia por muchos años que la llegada del progreso a Guayana significó para los aborígenes el esclavismo laboral mas pronunciado de la patria.

Entre 1951-1955 se culminó la construcción de los tres primeros tramos permanentes del muelle de SIDOR, hoy Siderúrgica Alfredo Maneiro, instalaciones que contaron con cuatro grúas de alta capacidad que permitían el arribo de los buques provenientes de Europa con las estructuras de las naves de la planta siderúrgica en su primera etapa, posteriormente arribaron los barcos con los equipos restantes procedentes de Italia. En ambos desembarcos el trabajo de estiba fue incesante. En 1971 se concretó la construcción de los tres últimos tramos del muelle, elevando su número de puestos a seis, todos equipados con grúas de alta capacidad. Entre 1974 y 1978 fue construido y puesto en marcha el Plan IV de SIDOR, el arribo de buques era frecuente y la actividad en el muelle era más intensa que en los años 51 y 52, llegando a tener más de 1500 hombres laborando en la carga y descarga de equipos y otros materiales.

Relata Edgar Pérez que las condiciones de trabajo fueron infrahumanas y la paga muy mala, pero a la vez los contratantes nacionales, esbirros de las trasnacionales, se robaban parte de los beneficios que por ley les correspondían a los estibadores. Esta situación generó el surgimiento de un movimiento organizado, propio de los trabajadores, que permitió la realización de una asamblea en los patios del muelle para solicitar los beneficios, que por justicia correspondían. Esta acción fue reprimida brutalmente por las Fuerzas Armadas de entonces. El ataque fue tan fuerte que sus líderes, descendientes directos de la etnia kariña, Yurnior Afanador, Víctor Afanador (fenecido) y Edgar Pérez fueron perseguidos por las instalaciones a “plomo limpio”. Según estos luchadores, no quedó otra alternativa que lanzarnos al río y ocultarnos bajo la estructura del muelle, hasta que por la ayuda incondicional del indio Cruz Pariche Rodríguez, caporal de la transnacional para entonces y Pedro Ramón Cortez (Metoquina) pudimos salvarnos, de lo contrario fuéramos difuntos.

El pueblo kariña ha visto desfilar, con nostalgia, miles de buques cargados con las riquezas regaladas de nuestra Patria, que van impregnadas con el sudor y sangre de su gente; los tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y padres de los habitantes de las comunidades indígenas de hoy, han dejado sus vidas en las bodegas de los barcos y en las plataformas de los muelles por más de ciento diez años. Es por eso que afirman, desde que llegó la revolución a nuestra amada Venezuela, con su mensaje de esperanza, hemos organizado a la clase trabajadora, junto a las comunidades ribereñas en un frente marino- portuario para luchar por nustra segunda liberación y la de la Patria del yugo extranjero. Aspiramos y estamos seguro de formar parte de la creación y puesta en marcha de una empresa naviera socialista que dignifique a los legítimos propietarios del suelo ancestral, que hoy compartimos con el resto de los habitantes ribereños de buena voluntad, y que queremos aunar esfuerzos en la búsqueda de la justicia social y la igualdad de los seres humanos, en armonía con nuestra madre naturaleza.

Por todo lo sucedido decimos a todo pulmón y con mucha furia que ya basta de explotación o es que 480 años no son suficientes , necesitamos que nuestro Comandante Presidente nos escuche y acabe con esta pesadilla , queremos vivir y trabajar soberanamente y con dignidad, no los merecemos , necesitamos volver a ver florecer la navegación por toda la extencion del rio Apure-Orinoco, pero en manos SOBERANAS y para lograrlo se requiere con urgencia la creación y puesta en marcha de la NAVIERA SOCIALISTA DEL ORINOCO, empresa que permitirá el desarrollo integral del pueblo, fortalecerá la economía regional y nacional, apuntalara la seguridad y soberanía de la patria entre otras muchas cosas beneficiosas.

LA PATRIA LO RECLAMA EL ORINOCO SERA VERDADERAMENTE NUESTRO CUANDO CONTEMOS CON UNA NAVIERA SOCIALISTA SOBERANA. CREELA Y VOLVERA A VER SURCAR LOS BARCOS DESDE PUERTO NUTRIA AL MAR CARIBE POR LOS RIOS APURE Y ORINOCO.

ING.OSCAR_RINCON1253@HOTMAIL.COM


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Oscar Rincón/FSTMPB

Dirigente de los Círculos Bolivarianos, comunicador alternativo, Director del periódico La Voz del Valle

 lavozdelvalle2@yahoo.es

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