Presidente, son dos comandos: antigolpe y antimatavoto

Llama poderosamente la atención la espontaneidad y firmeza de una multitud aglomerada en los alrededores del Palacio de Miraflores, este viernes 13 de abril, exhortando al Presidente a reposar para tenerlo sano para el combate. Ante la solicitud de Chávez, para oir en la voz del pueblo si iba o no a la Cumbre de las Américas, la respuesta seguramente debemos relacionarla más allá de la necesidad del descanso. Fue un sincero NO que tiene mucho que ver con la nueva realidad latinoamericana y, también, con lo intrascendente e improductivo en que se han convertido tales eventos.

Tal apreciación demuestra de manera clara el avance político del pueblo venezolano, que comienza a exigir un comportamiento adaptado a la nueva realidad. Si hablamos de revolución, no podemos seguir comportándonos igual que en el pasado. Si hablamos de revolución, hay una dirigencia que debe hacer el esfuerzo por ser ejemplar. “No podemos dejarnos secuestrar por las comodidades del palacio, del despacho, del carro con aire acondicionado, de la vida burguesa”, pregona el mismo Presidente. A la vez exige eficiencia, eficacia, solidaridad, humanismo, entrega y sacrificio. Sobre todo de quienes están en los cargos públicos y en los de representación popular.

Ese acto, para reivindicar el heroísmo y valentía del pueblo venezolano, sirvió de marco para que el Presidente Chávez hiciera referencia sobre la necesidad de crear un Comando Especial Antigolpe. Entiendo que lo del comando va más allá de alguna organización institucional que ponga vigilia y freno a los desestabilizadores desenfrenados, que ante la imposibilidad de ganar elecciones han optado por los atajos y el golpismo, como lo vienen haciendo. En todo caso, para eso existen los organismos de seguridad que deben ojos y olfato de vigilancia. Pero el mejor comando antigolpe es precisamente el pueblo, férreamente organizado y armado ideológicamente al lado de la milicia revolucionaria.

Ahora bien, a ese Comando Antigolpe hay que acompañarlo con un Comando Antimatavoto, que enfrente con todos los mecanismos de contraloría social aquellos funcionarios públicos y de representación popular que insisten en jugar a la contrarevolución cuando asumen comportamientos antipopulares y antirevolucionarios con su ineficacia y desprecio por hacer bien su trabajo. Cuando comienzan a dejar de cumplir sus funciones y otros, muy pocos, a dar los pasos del nuevoriquismo, que tanto combate el Presidente Chávez. Para ambos comandos, bien vale la premisa de que “solo el pueblo salva el pueblo”. Ya el Presidente lo ha dicho: “Nosotros estamos obligados a fundirnos con el pueblo en su esperanza”


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Juan Azócar


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