Que uno sepa Venezuela cambió. Aquí nunca sucedería lo que pasó en EE.UU. donde desalojaron de “sus” viviendas a 2,2 millones personas: todos deudores hipotecarios que fueron guillotinados por el sagrado papel de propiedad. El derecho a la vivienda en el mundo es una fantasía que está pisoteada por la Banca y las Constructoras Privadas, quienes constituyen una dupla capaz de estafar en un abrir y cerrar de ojos a cientos de millones de familias en el mundo. Aquí en nuestro país el derecho a la vivienda está por encima del papel de propiedad: algo que difícilmente van aceptar los sectores privados nacionales y extranjeros, banca y empresas, que financian la campaña de HCR.
Volviendo al joven estadista, tomemos esta cita de Winston Churchill:
“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”
Acuerdo con esta figura central de la II Guerra Mundial que “pensar en las próximas generaciones” constituye pensar en el Futuro, pero es algo impensable en el mundo de hoy ligar el porvenir al Capitalismo y su inmensa capacidad degenerativa. En otras palabras, con papeles de la gran propiedad concentrados en el 1% de la población mundial es imposible ningún tipo de Futuro para el 99% restante: conclusión que empiezan a generalizar en su lema político (¡Somos el 99%!) los Occupy Wall Street y la mayoría de los movimientos indignados del mundo.
La MUD no transparenta sus referentes de gobierno en el mundo ni tampoco sus contradicciones internas
Este es uno de los problemas más graves de la MUD (la transparencia) y que les genera contradicciones a lo interno. No pueden transparentar sus verdaderos referentes y financistas, porque la mayoría de los gobiernos extranjeros que lo apoyan están matando cualquier posibilidad de futuro para sus pueblos. Obama en EE.UU y Rajoy en España, para nombrar sus más allegados, son junto a la Merkel de Alemania, los más genuinos defensores de la banca y las empresas multinacionales en el mundo, es decir, el más complejo tejido estafador al que estos gobernantes se someten para destruir derechos laborales, ambientales y todos los humanos dirigidos a garantizar mínimas condiciones de existencia para los pueblos.
Las cosas están tan mal para la MUD, que el único referente del que se agarran y que a su vez evidencian es el del gobierno de Chávez. Todo lo que anteriormente patearon, ahora se ha convertido en una oportunidad real para ser parte de la propuesta de su campaña electoral, principalmente, las Misiones que las cabalgan como cualquier farsante o extorsionador de poca monta. Y como siempre se equivocan al subestimar, exageradamente, el presente y la capacidad del pueblo para orientarse hacia el futuro.
Incluso y sin generalizar, no podemos negar que haya gente transparente en la oposición que reconozca la equivocada política que está haciendo parte de la socialdemocracia y la democracia cristiana en el mundo, algo que se manifiesta en la Internacional Socialista donde hay partidos y figuras como la de Lula que abiertamente apoyan a Chávez. Claro, pesa mucho la crisis integral de un modelo que ha colocado en cuestión la viabilidad del sistema capitalista: algo que mucha gente de dirección en la MUD no entiende y que los hizo embarcarse en planes golpistas, planes que no se han disipado (volvemos a la transparencia) y que pone a otros factores de la MUD en situación de alerta para evitar volver a ser llevados de gancho ciego a una situación de riesgo-país. Veamos que puede estar pasando en la MUD, a partir de esta cruda composición de imágenes que se inscribe en la formación oral del pueblo: “Dime con quién andas y te diré quién eres”
Y la siguiente y larga apreciación:
A tres meses del acto comicial del 7-O, los antecedentes de la oposición, después de las derrotas consecutivas entre el 13 de abril de 2002 y la victoria presidencial del 2006, han estado marcados por un dato resultante de su táctica central: no decrecen y han tenido un alza, nada despreciable, de sus votos en eventos electorales.
Después del golpe que derrotó al presidente de Honduras en junio del 2009, los factores más fascistas de la derecha interna, que veían una continuidad del formato golpista hacia Venezuela, quedaron en estado latente una vez que el Departamento de Estado priorizó la lucha institucional y electoral como punta de lanza de su plan de derrota del proceso bolivariano. Plan que sobre la base de una caracterización de desgaste del proceso, más bien que mal, les ha funcionado. Hasta ahora nada indica que haya un cambio de táctica en la derecha: todo se ordena hacia la confrontación electoral del 7-O y apuestan a que los sectores duros de la población antichavista, fundamentalmente parte de la denominada clase media, se manifieste y logre arrastrar detrás de ellos parte de los indecisos y decepcionados. De allí, que la primera fase del plan es ir a las urnas sin caer en ninguna provocación que los aparte del hecho electoral del 7-O: hasta las multas se pagan como orienta y financia el imperio.
La gran contradicción dentro de la derecha aglutinada en la MUD es si todos, ante un resultado cerrado en su contra, están dispuestos a quemar las naves y plantear el “todo o nada” como parte de la otra fase del plan acordado con el Departamento de Estado, sin el cual no puede haber plan que conlleve a fractura.
Los menos desesperados y con más experticia política en la MUD comienzan a desmarcarse: evalúan la situación internacional próxima a una nueva crisis financiera, sopesan la desorbitante deuda externa de EE.UU que es parte importante de la crisis estructural del capitalismo y que debilita la hegemonía del dólar ante la emisión recurrente e inorgánica de papel moneda-basura, no ven con buenos ojos las medidas de ajustes que imponen los gobiernos neoliberales en Europa, les aterra la ofensiva capitalista que además actúa con abierta injerencia militar con consecuencias desbastadoras en pueblos y territorios nacionales… ante un salto al vacío, no sería descabellado que estén evaluando las libertades que han tenido en casi 13 años de democracia bolivariana, con la esperanza de recomponerse a futuro.
Su objetivo era Chávez, pero la enfermedad que se convirtió en un hecho no previsto en el plan inicial los hace más precavidos y largo placistas. Más aún, y de acuerdo a sus perspectivas, cuando ven posibilidades, posterior al 7-O, de optar por espacios de poder comiciales en gobernaciones y alcaldías. Saben además, que más del 99,9 % de la población que conforma el padrón electoral del país no está dispuesto a ir conscientemente a un escenario de fractura y de violencia generalizada.
En el fondo tienen que reconocer que el proceso revolucionario y el gobierno bolivariano revirtieron en calidad de vida el desastre al que nos llevaba la IV República: conducida por los mismos actores de la MUD que pulverizaron las condiciones de existencia del pueblo venezolano, incluida la casi extinguida “clase media” que empezó a ver luz después de 1998. Esto último es un hecho evidente y constatable de que la población en su inmensa mayoría ha mejorado en su situación y aspira tranquilidad, pero, contradictoriamente, no hay que olvidar que existen factores en la MUD que pretenden usar de masa de maniobra a miles de disociados en una aventura como la perpetrada en el Golpe de Estado de 2002 y que continuó con el intento de destrucción de la industria petrolera. Una hipótesis de resultados con victoria cerrada en su contra y en medio de la polarización, como indican en frío las cifras en los últimos procesos comiciales (donde se olvida que esta vez es Chávez el que disputa), hace previsible que la oposición intente cabalgar y potencializar propagandísticamente una campaña de extrema confrontación que les permita acumular toda su fuerza para la agitación el propio 7-O y colocar en el terreno un pico exagerado de confrontación que conlleve al escenario fractura-país y que presenta como hipótesis Javier Biardeau*.
No se puede subestimar nada que apunte a evaluar el escenario anterior (el peor), menos aún en un evento donde las partes, candidatos y población adepta, provengan de una campaña encarnizada donde se instala ya la percepción masiva de triunfo. Aunque puedan haber factores en la MUD que han insinuado un desmarque con respecto al plan que conlleva al escenario que estamos considerando, hay que precisar la existencia de una base social que no vota a Chávez, que es permeable a desatar los demonios sin mucho esfuerzo y que, previamente, ya ha sido inoculada por la totalidad del sector golpista que se encuentra en la frágil alianza opositora y que funge como dirección real junto a su propio candidato. Incluso habría que valorar hasta qué punto, la dirección golpista en el seno de la MUD tiene consciencia de ser sobrepasada por sus propias bases: algo que intentarán desatar el propio 7-O, pero que ahora y en el transcurso de la campaña tratarán de evitar para no autosabotearse su plan oculto.
Bueno, esta dicha parte de una hipótesis que ronda en la cabeza de pocos o muchos. Le toca, como siempre, al Pueblo Bolivariano amarrar los demonios con una Victoria Aplastante.
Finalmente, la realidad nos dirá si al joven lo están formando como estadista o golpista: parte de una pieza clave del tinglado conspirador del imperialismo.
