La humanidad prescindible

“Que el fraude electoral jamás se olvide”

     En mi artículo de la semana pasada (La política como mercancía) escribí:  “El que carezca de recursos quedará inscrito en el club de los prescindibles con miras a su extinción por inanición o por genocidio profiláctico”. En apoyo del comentario una amable lectora me hizo llegar el documental “Plan para la esclavitud global” (puede encontrarse en You Tube con tal título)) con el que asevera que la historia que nos está tocando vivir en México no es una casualidad sino que es parte de toda una gran conjura de nivel global. Vale mucho la pena dedicar las dos horas que dura el documental para corroborar la apreciación de mi amiga, no sin hacer a un lado las expresiones anti mexicanas que incluye. Refiere el documental la operación del llamado Club Bilderberg (nombre tomado del hotel austriaco en que se realizó su primera reunión) formado por la elite del gran poder del capital internacional, cuyo principal objetivo es la creación de un gobierno mundial a su servicio, para hacer desaparecer las soberanías nacionales y “salvar al mundo” mediante la eliminación del excedente de población (90% de la humanidad prescindible). Los creadores del documental postulan la necesidad de que el mundo sepa la forma en que su destino es decidido por un puñado de poderosos que, más allá de pretender mayor acumulación de riquezas, busca concentrar todo el poder para esclavizar a la humanidad entera.

     En otro espacio, comentando con analistas lo que significó la aberrante incapacidad de Calderón para gobernar, uno de ellos hizo una llamada de atención para no confundirnos en conclusiones fáciles: Calderón ha cumplido cabal y eficazmente el papel que le correspondió en el plan global: eliminación de soberanía, reducción del estado y concentración de la riqueza. Mismo papel que cumplieron los cuatro presidentes que le antecedieron: avanzar hacia una primera instancia de gobierno norteamericano arrasando la soberanía de los tres países, tal como se ha registrado, con terribles consecuencias, en la Europa comunitaria y se promueve para las naciones asiáticas. La alternancia entre partidos de igual signo ideológico no sólo no afecta al objetivo principal sino que lo refresca y lo refuerza. Peña Nieto es una magnífica garantía para el Club Blinderberg, mereció su previa aprobación, en tanto que AMLO representa todo lo que el referido club pretende eliminar.

     Ahora bien. No se trata de si la aceptación de que tal poder concentrado existe y opera en todo el mundo explique lo sucedido en las pasadas elecciones, comenzando por el hecho de que ya se conocía de antemano y desde hace treinta años. La realidad es que el proyecto de llegar al poder por la simple vía electoral fracasó; las trampas y los excesos eran bien sabidos y la buena voluntad política no nos fue suficiente para remontarlos; la esperanza de que la justicia imperase y limpiase el proceso también la estamos viendo frustrarse: la semana próxima tendremos la ignominiosa declaración de validez y la confirmación de Peña Nieto como presidente electo. Punto.

     De lo que se trata es que, tomando clara conciencia de la realidad, se actúe en consecuencia. Reconocer que en estas condiciones la lucha electoral es inútil y que, en todo caso, lo importante es la creación de un verdadero poder popular que, en su caso, podrá legalizarse por la vía electoral, pero que sustente su legitimidad en los hechos de una democracia directa a pesar de los gobiernos anti pueblo y sumando a los que se pudieron ganar.

     Cabe aquí la severa autocrítica. En el 2006, como respuesta al fraude, nos constituimos en gobierno legítimo y nada más. Dejamos solo a López Obrador para que recorriese todo el país en busca de crear una fuerza popular vigorosa y, mientras, nos dedicamos a observarlo y reconocer su valentía y su esfuerzo, pero nada más. El gobierno legítimo ni siquiera se animó a ejercer en los sectores y los ámbitos afines.

     Hoy no cabe definirnos como gobierno legítimo y, en cambio, lo que cabe es crear, consolidar y ejercer el poder popular y la democracia directa; desatar la iniciativa del pueblo organizado en resistencia contra la extinción que han decretado los conjurados del gran poder mundial. Sumarnos sin cortapisa al movimiento mundial de resistencia y participar en la comunicación de los pueblos en defensa de la humanidad.

     Correo electrónico: gerdez777@gmail.com 



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Gerardo Fernández Casanova


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