Roberta Jacobson, opina:
Maduro quiere ser presidente de los pobres de Venezuela y nosotros en el Departamento de Estado no aceptar, porque querer que sea más bien –Copiles- por estar en nuestra línea geopolítica y, además tener muchas propiedades en Nueva York y, que pueden ser más a futuro y, a lo mejor nos quiera comprar Miami.
Y también, Capriles, tener vocación de servicio por la comunidad y, como ejemplo a su constancia de trabajo ha transformado al Estado Miranda sin tener petróleo en el más rico y desarrollado de Venezuela como trabajador a tiempo completo que, no le queda tiempo para casarse y procrear niños que le fastidien la paciencia y le quiten el tiempo de disfrutar de otra forma más hermosa, por eso, tener nuestro apoyo en el bolsillo de sus sueños.
Y, ser hombre sumamente inteligente y veraz que juega con las ideas y, nos atrae con su forma de ser líder pacífico que ve con profundidad al enemigo y, jamás ofende ni pone en duda situaciones ocurridas en el pasado que ofendan a personas o/y familias, por lo que él siempre anda con una rama de olivo en las manos como afán de sembrar y repartir su paz y, le gusta visitar sedes de embajadas para descontaminarlas y ofrendarlas de cariños y mimos que reconforten su presencia en el país y, jamás será capaz de violar los derechos humanos –no oh.
Y, lo más importante para nosotros: no va a regalar el dinero de los venezolanos a los estados del sur ni del Caribe, sino que pondrá las cosas en su lugar y, lo que era nuestro volverá a ser nuestro como sus amos naturales que son los EEUU y, a cambio recibirá nuestro cariño y agradecimiento que una dos naciones que se aman en reciprocidad y en vez de seguir haciendo políticas económicas como piensa Maduro con Rusia y China quedará con Capriles en borrón sin cuenta nueva. Por lo que deberá plegarse a nosotros sin chistar y, dejar que nos ocupemos del resguardo y soberanía de Venezuela y debe acabar con el pan de piquito que ser bien malo.
Sabemos que Capriles no tener ni sentir resentimientos brutales de poder. Ser lo que se dice, un ángel en pañales con un grande corazón que no le cabe en el pecho y, que irriga alegría por donde pasa y, por eso el pueblo lo aclama y lo quiere y, él no almacenar apetito de ambiciones unipersonales, pues él lo tiene todo y no desea tener más –no señor- ni pensarlo que eso sería una ofensa bien odiosa a su persona.
Nosotros sentirlo en carne propia como si fuera americano yanqui que jamás ha albergado en su mente ni haber realizado actos de fascismo ni mucho menos de racismo. Pues él ser un río con profundas corrientes de amor que habla lo necesario para que no cunda el pánico político que enrede la comunicación que debe haber siempre en su futuro gobierno y, además no puede ser reelegido por bien o por mal. Sus dotes excepcionales lo llevaron a amar y admirar al presidente Chávez como ningún otro en este mundo y, por eso lo imita en todo lo que puede a ver si del árbol caído ha de recoger la leña de su inspiración que le dé después calor.
Como pueden comprender: estamos resteados sin contemplación ninguna por el joven Capriles, que será quien nos abra las puertas del porvenir el pleno S-XXI, las que nos servirán de transferencia entre ambos países en que el progreso florecerá como si fuera el sentir de la eterna juventud que los cobijará más a ustedes que andan en busca de su desarrollo y, que más que nosotros para darle esa libertad económica de que deben comprarnos todo a nosotros y, que se alejen de Cuba y de Fidel que dejará de ser su mar de la felicidad y él su líder orientador.
Y, nosotros sólo nos resta decirles a la señora Roberta Jacobson como vocera del Estado Yanqui: que se deje de esos sueños malévolos que, Capriles como ser despreciable y canallesco no tiene cabida en este país y mucho menos como presidente y, que dios nos libre de semejante desgracia y, razón más que suficiente tenemos para decir, no volverán, y el que no entiende la psicología y el lenguaje del artículo: bien Capriles que es.
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