Llegamos al llegadero, pero no se tiene conciencia de eso

En anteriores artículos (ver enlaces al final) he analizado durante los últimos años el progresivo debilitamiento que vive el proceso bolivariano, derivado éste de las propias fallas internas que el gobierno ha arrastrado desde su llegada al poder en 1999.  El escenario que se comienza a configurar en Venezuela es el de una confrontación violenta, derivada de la progresiva ingobernabilidad que afronta el mandato de Nicolás Maduro, y de la ofensiva imperialista que aprovecha la muerte de Chávez y los recientes resultados electorales para intentar nuevamente la recuperación del poder perdido en las elecciones presidenciales de 1998. Los elementos que consideramos componen este escenario serían los siguientes:

  1. Un movimiento popular desorganizado en muchas instancias (sindicatos y otras organizaciones de trabajadores) y burocratizado-clientelizado en otras (consejos comunales, por ejemplo). En cualquiera de los dos aspectos, un movimiento popular con dificultades para entender el proceso de deterioro que vive la revolución bolivariana y por tanto limitado para emprender una preparación acelerada que enfrente la ofensiva imperialista que se nos viene encima.
  2. Una estructura de gobierno, tanto nacional como regional, en los distintos poderes públicos, que también se encuentra profundamente burocratizada y clientelizada, fragmentada de acuerdo a los grupos de poder existentes dentro del PSUV y otros factores relevantes como la fuerza armada. Estructura de gobierno, que de acuerdo a las declaraciones de los principales dirigentes del Estado, comenzando por el presidente Maduro y sus ministros, no asimila la realidad expresada en los resultados electorales del 14 de abril, que no son más que la consecuencia de un prolongado proceso de desgaste político que vivimos desde la derrota del referéndum constitucional en 2007. (aquí hace falta una mejor caracterización del gobierno de Maduro, sus tendencias, y análisis de su programa político).
  3. Una derecha opositora igualmente fragmentada, pero que al mismo tiempo se encuentra moralizada por el aumento de sus números electorales y por los masivos cacerolazos producidos en la semana posterior a las elecciones del 14 de abril. En la derecha opositora existen diferentes grupos, aunque los más resaltantes constituyen los que se vinculan directamente con el imperialismo yanqui y sus planes conspirativos que buscan el derrocamiento de la revolución por cualquier medio, encabezados por Capriles y el partido Primero Justicia.
  4. Una conspiración exterior, cuya cabeza visible es el gobierno de Obama pero que probablemente involucra a otros gobiernos europeos y de nuestro continente. Conspiración extranjera que utiliza a la MUD como fuerza política interior, pero que al mismo tiempo infiltra sus cuadros dentro del propio gobierno bolivariano, buscando particularmente dentro de la FANB a oficiales que se presten a desatar un nuevo 11 de abril.
  5. Un pueblo en el cual muchos de sus sectores en los últimos años han sufrido un proceso de desencanto hacia la revolución bolivariana, lo que explica que en muchas parroquias populares del país haya triunfado Capriles (por ejemplo, Caricuao y Petare). Es observable a simple vista que mucha gente que hasta hace apenas pocos años o pocos meses mantenían su respaldo hacia el proceso, ahora han pasado si no a un furibundo antichavismo por lo menos a una neutralidad que también constituye algo muy negativo para la revolución. En el pueblo llano, que no milita activamente ni en el PSUV ni en las organizaciones del poder popular, pareciera estarse produciendo un debilitamiento acelerado del respaldo hacia el proceso bolivariano, expresado ya electoralmente el 14 de abril, pero que se expresa también diariamente en la calle en las constantes quejas hacia la inoperancia de muchas instituciones gubernamentales.
  6. En el corto plazo se espera una agudización del conflicto social derivado de la campaña de la derecha y de los problemas objetivos que se enumeran más adelante. En este escenario la derecha se mueve aceleradamente para generar una crisis militar (golpe tipo 11 de abril) que se produzca justificada en la alta conflictividad social del país. Esta realidad es impulsada al mismo tiempo por las dificultades objetivas de Maduro para generar consenso en el mando chavista, tanto civiles como militares. Como hemos dicho en otros documentos, la gobernabilidad de Maduro tiende a decrecer a medida que pase el tiempo (por razones históricas, al desaparecer el tipo de conducción unipersonal que impuso Chávez por 14 años y por no existir otro mecanismo alternativo que la sustituya con los mismos efectos), aunque eso no implica necesariamente que su gobierno vaya a colapsar.
  7. En el mediano plazo, cualquier escenario electoral pareciera ser muy negativo para las fuerzas revolucionarias. En las elecciones de alcaldes se pudieran perder las alcaldías de todas las principales ciudades del país (Maracaibo, San Cristóbal, Mérida, Valera, Barquisimeto, Coro, Valencia, Maracay, Barcelona, Puerto La Cruz, Ciudad Bolívar y otras), salvo el oeste de Caracas (que hay que pelearla). En las venideras elecciones parlamentarias de 2015 se perdería probablemente la mayoría en la asamblea nacional. Y un probable referéndum revocatorio presidencial también pudiera perderse en 2016 (la derecha habla de promover ya revocatorios para los diputados chavistas).

Esta correlación de fuerzas se modifica actualmente en escenarios en los cuales la iniciativa la tiene el imperialismo y sus representantes criollos, sobre todo en aspectos como:

  • La campaña de deslegitimación que mantienen Capriles y la MUD al no aceptar el resultado electoral, campaña que luego de cubrir las instancias administrativas nacionales se centrará en demandas ante organismos internacionales, buscando crear un ambiente de caos e ingobernabilidad en el país, y de pérdida de legitimidad en algunas instancias internacionales que pudiera pronunciarse contra Venezuela.
  • El desabastecimiento de alimentos, que alcanza niveles de gravedad no vistos en la historia reciente de Venezuela, y que ya comienza a generar conatos de violencia y de saqueos en supermercados públicos y privados.
  • El auge de la delincuencia, motorizado por bandas paramilitares que actúan con casi total impunidad y ante las cuales el gobierno ni siquiera parece estar consciente de su existencia plena en todo el territorio nacional.
  • Una inflación desbocada, que unido a la escasez de cualquier producto importado, quiebra la capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores y genera un ambiente psicológico de guerra entre la población.
  • El desarrollo de conflictos que como el universitario se motoriza bajo el mando de importantes fuerzas opositoras y ante el cual el gobierno todavía no alcanza a formular propuesta alguna, resaltando el silencio absoluto de las últimas semanas.

Es de resaltar que el gobierno bolivariano viene perdiendo la iniciativa política en esta confrontación, salvo la actual campaña del “gobierno de calle” que Maduro ha realizado en Zulia y Miranda, la cual sin embargo se ha quedado circunscrita a reuniones con la propia militancia clientelar de las instituciones y partidos, pero que no ha tocado temas álgidos como la lucha yukpa por la tierra en el Zulia, el conflicto universitario, o la organización y demandas de los trabajadores (más allá de presentar a los dirigentes cooptados de la CBST).

¿Cómo recuperar la iniciativa política?  Y no tanto por parte del gobierno, sino por parte de un movimiento popular que hasta ahora se moviliza fundamentalmente de acuerdo a las iniciativas gubernamentales, por lo menos en términos nacionales (existen luchas puntuales en lo local, pero casi no existen luchas populares de alcance nacional). Esa parece ser la pregunta cuya respuesta implica la definición de un programa de acción inmediata que permita a la revolución bolivariana comenzar a recuperar el terreno perdido y evitar un colapso o crisis política en el corto o mediano plazo.

Las cifras de inflación en el mes de abril, que acercan la perspectiva para este año al 40 %, una inflación nunca vista en estos 14 años de revolución, la reciente declaración de huelga universitaria indefinida a partir del 23 de mayo; además de otros conflictos laborales incubándose (como en el sector eléctrico), y el desabastecimiento generalizado que abruma a toda la población, configuran un cuadro que pudiera hacerse explosivo en términos inmediatos, de acuerdo a cómo el gobierno los vaya enfrentando y/o desarticulando.

Las tareas de los movimientos sociales deberían orientarse a:

  1. Acelerar escenarios de unificación organizativa que permita asumir tareas e iniciativas destinadas a enfrentar la ofensiva de la derecha, por cuenta propia, sin esperar ni necesariamente acompañar-compartir lo que vaya haciendo el gobierno. Por ejemplo: enfrentar el conflicto universitario desde las bases de estudiantes, profesores y empleados; promover iniciativas de inteligencia social para enfrentar-denunciar las mafias que ejecutan el acaparamiento-contrabando de alimentos hacia Colombia.
  2. Comenzar a elaborar planes de contingencia que permitan actuar a los movimientos sociales en un escenario de colapso político-militar del gobierno de Maduro: preservación de fuerzas, locales y recursos materiales; organización de redes de comunicación pública (medios impresos, radios y tv's comunitarias) y de comunicación interna; preparación para desarrollar otras formas de lucha, etc.
  3. Desarrollar debates con gente dentro del gobierno que pueda ser accesible a un análisis más realista del momento que se vive y a promover de alguna forma rectificaciones dentro de la política gubernamental. Preparar en esta dirección un pliego de propuestas-sugerencias para hacer llegar a estos sectores del ejecutivo (por ejemplo, cambios urgentes en el ministerio del trabajo y en la política laboral del gobierno, no sólo en personas sino en política para afrontar los problemas laborales más urgentes; en el escenario electoral a futuro, cambios radicales en la política hacia los trabajadores, profesionales y sectores medios, que permitan recuperar por lo menos un millón de votos -documento de Biardeau: Memorando de Alerta al Pueblo Bolivariano: Sí hay crisis electoral ...).
  4. Mantener escenarios de debate al interior de los movimientos sociales y de formación hacia los activistas populares, propiciando que cada vez un número mayor de revolucionarios avance a comprender los riesgos que hoy vive la revolución y se involucren en las tareas urgentes para su defensa y preservación.

Cada colectivo y cada región debería reunirse y comenzar a concretar en objetivos y tareas específicas estas líneas generales de acción. Esto es sólo un primer borrador que espera sus opiniones.

cruzcarrillo2001@yahoo.com

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Enlaces citados:

Maracaibo, 12 de mayo de 2013.



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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