En medio de los hechos acontecidos en torno al presidente de la república de Bolivia y lo que de ellos seguramente se desprende y desprenderá, es fundamental advertir lo más resaltante y peligroso del caso, la que quizás sea la lección más cruda que esto demuestra.
Durante el siglo pasado, las potencias conspiraban –como siempre- contra la estabilidad de las naciones a las cuales consideraban contrarías a sus “intereses”, eso lo hacían subrepticiamente, menos en casos como los de algunos países de áfrica.
Pero hay que recalcar que ese fue su modus operandi durante el siglo pasado, el actuar bajo la sombra, como lo hicieron contra Salvador Allende, Torrijos, Ecuador y un muy largo etc. El problema actual es la altivez, la petulancia, el engreimiento, y la jactancia imperiales, que llegan a tal punto de que ahora no les importa un pepino hacer las cosas totalmente de frente, a fin de cuentas ellos no tienen que responderle a quienes consideran inferiores ni tampoco a sus súbditos europeos.
El por qué esos presidentes actúan así es obvio, están cogidos por las barbas por los intereses económicos que sostienen con EEUU, o lo que es lo mismo con las trasnacionales, que son, como sabemos, mayoritariamente israelíes, o mejor dicho sionistas.
¿Qué hacer ante esto?, unirnos los pueblos o perecer, no hay más.
Miguelvillalobos9@hotmail.com
@jomigovi