Según se sabe, por la historia escrita, que la vieja Europa ha franqueado diversos período, desde la crueldad más atroz de la antigüedad, pasando por la la oscuridad de la época medieval, continuando por la era de la barbarie de las múltiples guerras intestinas debida las ambiciones de sus gobernantes, hasta el llamado siglo de la luz. Evidentemente, este último, no se destaca por el brillo de sus políticos sino por la genialidad de sus artistas, científicos y filósofos. No puedo negar el grado de desarrollo experimentado por el viejo continente. La duda que me atraganta el cerebro es dilucidar si ese grado de desarrollo se hubiese logrado si los políticos de la época no se hubiesen robado la materia prima de los países América, Asia, África y Australia, además, de haber esclavizado a una gran parte del género humano.
A raíz del triunfo de toma de la Bastilla Francia exportó al mundo el modelo que acabó con la monarquía altanera. Al grito de “libertad, igualdad y fraternidad” los pueblos del cosmos se hicieron eco de la ilusión del fin del absolutismo y el resurgimiento de la sociedad de los oprimidos. Craso error, a pesar de la Revolución Francesa y de la voz redentora, el imperio francés no abandonó sus colonias en América, Asia y África, además, los pobres siguieron siendo más pobres y los ricos más ricos.
No cabe duda, la democracia, tal como se concibe, nació en Grecia y fue el modelo utilizado por la Europa moderna para que la clase acaudalada y las grandes corporaciones económicas se apoderaran, de la forma más ignominiosa, de los recursos de sus propios países y de los despojados a las antiguas colonias. Este modelo fue vendido al mundo como el sistema político para gobernar los ricos, pero no para resolver el problema de la miseria de millones de europeos y de los habitantes del planeta cobijados bajo las llamadas democracia representativa.
Con los acontecimientos recientes: las denuncias de J. Assange editor de Wikileaks, el caso de espionaje del joven Snowden y el secuestro del presidente Evo Morales las cosas se nos revelan de otra manera. La aristocrática y altanera Europa ya no exporta la democracia como una forma de de gobierno, ahora le está ofreciendo al mundo otra manera de hacer política: “la mediocracia”. No es un sistema colocado al centro, entre el comunismo y el fascismo, no, es un sistema político donde sus gobernantes son unos mediocres, hombres carentes de ideales, quienes desaparecieron la virtud de la república y sus cerebros están dominados por la ambición personal, la avaricia y la conformidad con el avasallamiento.
Qué podemos pensar de sistemas políticos cuyos gobernantes fueron, hace poco tiempo, seres repugnantes como el putañero Berlusconi, el prevaricador de Aznar, el sumiso a USA Tony Blair y el hipócrita Sarkozy, ejemplos evidentes de políticos mediocres confundidos dentro de una sociedad de inútiles. Estos viles seres son unas sabandijas carentes de densidad intelectual y personalidad original, hombres reproducidos a granel, en silencio y toda una vida rodeada de tinieblas. Por tal razón no tuvieron ningún empacho en acompañar a EEUU en la invasión contra Libia y asesinar al presidente Gadaffi. Como se ve, estamos en presencia de una mediocracia sin ideales, vil, escéptica y cobarde carente de hondos anhelos de perfección. El único afán que movió a esos cobardes fue apoderarse de las riquezas de Libia bajo la dirección de USA.
Parece ser que los ladinos anteriores forjaron una escuela y prepararon a los políticos del futuro para que la mediocracia no se perdiera. Surgen ahora nuevos grises como Ángela Merkel, Cameron, Rajoy, Hollande, Napolitano y Cavaco Silva. Los cuatro últimos le negaron al avión donde viajaba el presidente Evo Morales el derecho internacional de atravesar los espacios aéreos de España, Francia, Italia y Portugal, sólo por la sospecha que dentro de la nave viajaba Snowden. Esta orden emanó del Departamento de Estado de USA y había que cumplirla sin discusión alguna. Tal situación mostró el verdadero talante de esos presidentes y primeros ministros, hombres domesticados, cómplices de los intereses del gobierno de los EEUU, seres dóciles, maleables, asociados con el mal, seres uniformes agrupados en la común mediocridad. Estos gobernantes incompetentes ponen en evidencia que la mediocridad es la incapacidad de almacenar ideales en el cerebro. Los nuevos políticos que germinan en Europa carecen de originalidad y de ideas, sólo los agrupa los intereses vinculados a los gobiernos y las corporaciones económicas de los EEUU.
En Venezuela tenemos ciertos políticos de la oposición, excelentes discípulos de esa escuela europea, quienes aspiran llegar al poder para activar la mediocracia como forma de gobierno. Por tal razón acuden hacia el norte para rendirse ante sus amos (La Cía, el Departamento de Estado de USA y las corporaciones económicas) y solicitar la aquiescencia y los recursos necesarios para activar un golpe de estado contra el presidente legítimo MM. Estos son los mismos lamesuelos que critican a nuestro presidente por otorgarle el asilo humanitario al joven Snowden. Sinceramente, no se puede ser tan jalabolas.
Por fortuna, cuando los pueblos se domestican y callan, los grandes forjadores de ideas levantan la voz.. Felizmante, por cada millones de Santander emerge un Simón Bolívar y por millones de Uribe nace un Hugo Chávez. Esos seres como Francisco de Paula y Alvarito, quienes se reproducen en la mediocridad, perecerán ahogados, en un futuro próximo, en la laguna de Estigia. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez.